miércoles, agosto 16, 2006

El Viaje, Capítulo IV. Este cruel cabaret de frustraciones

Matrimonio.
Matrimonio vacío, con sabor a fiasco.
Silenciosas mesillas sin patrimonio.
En una sala mortuoria al ocaso
En un paritorio,
Se cimientan las bases del fracaso.

A cada triste paso que doy
Él da el contrario, cambia la cadencia.
Mi alma es bella y hermosa hoy,
La suya es una vida simple, sin incidencias.
Incompatibilidad del ser y el estoy:
María y Jorge, la fea y la bestia.

Hoy viajo, viajo, sin placer
En un pájaro metálico
Que surca un rojo atardecer.
Viajo y lloro y sufro sin pánico
Por el mal que hice, que haré
Al que amo y odio: inmundo ser fálico.

A mi alrededor, desconocidos de cera
A los que servir sobres individuales
De comida, de bebida, de males.
Compañera nueva, belleza hueca:
El mundo entero se abre en canales
Ante el contorno de sus caderas.

Imagino lápidas y nichos de sodio
Donde enterrarte, alma,
Donde enterrarte, demonio.
Oh, monstruo cuatricéfalo con canas:
Carlosjorgelenantonio,
Perdición de mi sexo sin cama.

¿Y yo? Quinto elemento
Elemento de discordia de animales
Vida aburrida, narcótico aliento
De noches en vela, deseando males
Al lado de la bestia panzuda lamento
No arrancar con mi mente sus genitales

Primer elemento: Carlos Fuego.
Imbécil, ególatra, saco, manta de
Trajes caros y machismo en juego.
Basura yuppie sorbiendo chaite latte,
Mente cargada de vanos conceptos.
Destructor de mundos, Azazel de la tarde.

Segundo elemento: Elena Agua.
Estúpido montón de curvas muertas,
Con el piloto automático en sus enaguas,
Con el radar en cero en busca de presas.
Colonoscopia sin anestesia, lluvia sin paraguas.
Ruina de Troya, mamporrera de Paris, Eva.

Tercer elemento: Jorge Aire.
Típico varón de hispana referencia:
Holacariñoquehaydecena, envuelto en caries.
Bufquedetrabajohoyenlaagencia.
Carne, carnero, cornudo signo de Aries.
Conversor casero de entropía, La Bestia.

Cuarto elemento: Antonio Tierra.
Pastoril mitema sembrando el secano mar,
Inteligente músculo enamorado de quimeras.
Cliché hispano, casi un titular:
Desafortunado se enamora de un poema.
Canalizador de mi desgracia, Adán.

Quinto elemento: María Sombra.
Clave que sujeta el arco de la mansión.
Mente poderosa que soporta
Un envoltorio feo, estriado, velludo y simplón.
Inteligencia frustrante que se enamora.
Ruina del universo, Absalón.

Juntos siempre, los cuatro mitemas
Básicos más el quinto elemento,
Más el humo que los cubre con pereza,
Y que los maldice en sueños,
Y que reirá con fuerza,
Cuando los vea muertos.

¡Muertos! ¡Condena! ¡Muertos! ¡Condena!
Rostros enterrados en la arena,
Cadáveres hinchados que se alimentan
De su propia y repugnante alacena.
Mutantes lentos que se merecen la cuarentena,
El desenlace fatal que al final les espera

El niño, el niño
El niño me observa desde su libro
El niño sabe, conoce, comprende
Me obliga a recordar, a medrar

Salgo y navego por la Babilonia triste, llena de crisantemos que cantan en noches sin luna, sin corazón y sin un libro sagrado bajo el brazo, bajo el fuerte brazo del cual me enamoré, antes que del rostro, sí, antes que del también hermoso rostro gitano curtido al sol de su campo idealizado cargado de

Flores rojas, blancas, rosas
Color de las sencillas cosas

De las necesidades básicas de un pueblo gris, tercer mundo del primero: el campo español, tan lejos de Europa, de los viajes y de los descubrimientos en tierras lejanas, pero un vida, al fin, una vida, me enamoré de su vida, del color de sus ojos, de su serenidad, de su torso masculino, de su pelo pajizo, de sus manos fuertes de campesino, de hombre que no le debe nada a nadie, nadie, y de su cuerpo hercúleo, como se suele decir, mientras

Imaginaba indecencias con el crespo pelo cubierto de algas
Mientras él azotaba con su miembro eréctil mis feas nalgas

Escenas subidas de tono que sé que jamás se cumplirán, que seguiré medrando en esta vida de mierda, de supermercados, de tirar del carro, del gordo retrasado mental de mi media naranja, de mis descendencia que odio y que asfixiaría debajo de la almohada si no tuviera demasiado miedo a la cárcel, a la condena de los hombres, ¡hombres!, cómo los odio, de día no hay luna llena para las mujeres, mujeres, y me enamoro como una quinceañera de él, de él, de Antonio

Antonio, Antonio, Antonio
Daría mi vida entera al demonio
Porque me comieras todo el

Alma que surge y que sabe que todo le ha salido mal en la vida por el mero hecho de ser fea, fea, fea, como si nada más importara, y por eso odio al resto de la humanidad y me gustaría que, oh, sí, me gustaría que

Una guerra, un Dios vengativo
No dejara a ninguno vivo

Ninguno, por eso no me arrepiento de lo que hice, no, señores del jurado, no, ja, fui yo, fui yo, yo le conté al otro, al cerdo, al chovinista, a Carlos, toda la película, por venganza, sí, por despecho, por vendetta, por odio, por condena, si no me quería a mí, me jodería pero me tragaría el sapo, pero caer en las garras de la otra

Zorra babilónica que se frota con ardor
El rosado y jugoso botoncito del amor

Amor que nunca tendré ni yo ni nadie ni ahora ni nunca porque soy fea, fea, y odio mi vida y a todos los cabrones y putas que han conseguido que mi felicidad sea imposible

Impacto

Impacto, impacto, impacto:
Posible muerte de entreacto.
Salgo despedida de mi asiento de colores.

Oigo a lo lejos murmullo de motores,
De turbinas que giran sin control.
Veo cumplirse entre horrores

Mi deseo, oh, sí, mi mayor ilusión
De muerte, para todos, para mí.
Mi venganza cumplida, mi pasión.

Morir de triste azafata aquí.
¿Pero acaso soy yo azafata en verdad?
Algo anda mal lo sé, es así,

Alguien alteró el tejido de la realidad:
El niño, el niño, el niño es la clave,
La puerta entre los mundos, disparidad

El niño me mira, chasquea los dedos, posee la llave.
El caos se convierte en pandemonio cierto,
Desaparece la parte trasera de la nave;

El vacío me arrastra hacia cielo abierto.
El niño me dice adiós en medio de la marejada
Mientras no me resisto y me entrego

Al gélido aire que azota mi cara,
Mi feo rostro feliz por primera vez.
¡No recordaba tamaña felicidad sin tara!

El avión se aleja nubes a través,
Con movimiento uniformemente acelerado
Mientras desciendo tan rápido que

Mis lágrimas se desparraman a mi lado;
Y azotan mi rostro y lo cortan en mil
Finas líneas rosas de viento enamorado.

Mi cuerpo es un proyectil,
Y nunca me he sentido tan bien,
Aunque hace mucho frío aquí.

Grito sin voz de puro y simple placer,
Pasa ante mí mi vida sin gloria ni culpa,
Doy gracias porque al fin voy a desaparecer.

Sólo espero que sufran
El resto de los actores
De esta furiosa burla.

Que paguen el mal de amores
Al igual que yo, como yo,
Que muero sepultada entre azul y algodones.


Cayetano Gea Martín

3 comentarios:

Martuki dijo...

Creo q me he perdido. María es la azafata fea? Y cómo es q Jorge no la ha visto? O es q van en aviones distintos? Vale, lo reconozco, me he perdido.

Kay dijo...

María es la azafata fea, en efecto, pero... ¿quién dice que se conocen en este entorno onírico? Y ya he dicho demasiado... ¡A esperar al quinto!

Martuki dijo...

???????????? Pero no están casados??? Joder, me pierdooooo... Cuelga ya el siguiente!!! A ver si me aclara algo, hombre!!!