martes, abril 28, 2009

Un arcaicismo



Yo no visto de azul ni llevo el pelo a media melena ni voto a vuestro partido. Yo no fumo puros tremendos en bodas, bautizos y comuniones… de hecho, ni siquiera voy a ellas. Yo no creo en vuestro Dios ni en vuestro sistema arcaico de valores que le achacáis a Él sin que me quede muy claro dónde terminan Sus intereses y empiezan los vuestros. Yo no celebro comidas de cuarenta parientes, ni siento a mis sobrinas en las rodillas, ni llevo tirantes ni luzco un gran bigote negro. Yo no escucho zarzuelas ni saco a baliar a la novia. Yo no voy al estadio a insultarle a un señor de negro, ni me gustan los coches ni las zapatillas de marca. Yo no me creo mejor que mi vecino porque yo sea español, hombre y heterosexual. Yo no me arrodillo ante vuestro altar ni ante ninguno. Yo no compro mi caridad dándole una moneda a las ricas viejas solteronas que sacuden la hucha católica los domingos por la mañana. Yo no juro por Dios ni por el rey, ni creo que se viviera mejor con Franco.

Pero yo no digo que lo mío sea lo mejor, ni mucho menos. No me considero en absoluto mejor que nadie. Probablemente, sea el típico intelectualillo de pseudo-izquierdas, ése que os gusta tanto cagaros en su estampa. Pero yo no os obligo a ser como yo. No os insto a estudiar más religiones ni creencias que la vuestra. No intento que seáis más abiertos de mente, ni que procuréis conocer gente de todos los palos y latitudes. No quiero haceros ver que vuestras actitudes son trasnochadas y retrógradas. Yo no os digo que abortéis, ni que legalicéis la prostitución, ni nada semejante. Ni que cambiéis la Biblia por el Manifiesto comunista.

Entonces, ¿por qué yo si tengo que comulgar con vuestro sistemático desprecio, asco y obligatoriedad? ¿Cómo demonios os atrevéis a decirme lo que está bien y lo que está mal? ¿Quién cojones os creéis que sois? Si yo no creo en vuestro Dios, ni en vuestra religión, ni en vosotros mucho menos, ¿cómo podéis tener la poca cara y la falta de vergüenza de venir a contarme cómo tengo que vivir mi sexualidad, mi relación con los demás, mis vínculos afectivos? ¿Dónde se ha visto que un atajo de momias supuestamente célibes den consejos conyugales cuando ellos no viven en pareja con nadie, en teoría? ¿Qué coño van a saber de sexo, de amor, de cariño, de dependencia, de nada?

Sólo pido que me dejéis en paz, que dado que yo no os digo lo que tenéis que hacer o pensar, me respondáis con la misma moneda. Comprendo que a algunos os tenga que joder el hecho de no poder quemar ya a nadie, pero, troncos, la cosa ha cambiado. Hay mucha, muchísima gente que no cree en vosotros. Hablad para los vuestros, no para todos. Sois la rémora que se ancla en el fondo del barco. Una herida sangrante que hay que limpiar de vez en cuando. Un vestigio inadaptado, un arcaicismo.

Y aquellas especies que no se adaptan al medio se extinguen.

No puedo decir que os vaya a echar de menos, la verdad.


Cayetano Gea Martín


viernes, abril 24, 2009

Consejos de Don Quijote a Sancho


Releyendo El Quijote...



Has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse.

Sé limpio y córtate las uñas sin dejarlas crecer, como algunos hacen, como si aquel excremento y añadidura fuese uña, siendo antes garra de cernícalo lagartijero, puerco y extraordinario abuso.

Haz gala de la humildad de tu linaje, y no te desprecies de decir que vienes de labradores. Innumerables son aquellos que de baja estirpe nacidos, han subido a la suma dignidad pontificia e imperatoria.

No andes desceñido y flojo, que el vestido descompuesto da indicios de ánimo descuidado.

Si te precias de hacer hechos venturosos, no hay por qué tener envidia a los que padres y abuelos tienen príncipes y señores, porque la sangre se hereda y la virtud se adquiere, y la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale.

Anda despacio; habla con reposo, pero no de manera que parezca que te escuchas a ti mismo, que toda afectación es mala.

Nunca juzgues con arbitrariedad, que suele tener mucha cabida con los ignorantes que presumen de agudos.

Come poco y cena más poco, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago.

Sé templado en el beber, considerando que el vino demasiado ni guarda secreto ni cumple palabra.

Ten cuenta de no mascar a dos carrillos ni de eructar delante de nadie.

Procura descubrir la verdad por entre las promesas y dádivas del rico como por entre los sollozos e importunidades del pobre.

Sea moderado tu sueño, que el que no madruga con el sol, no goza del día; y advierte que la diligencia es madre de la buena ventura, y la pereza, su contraria, jamás llegó al término que pide un buen deseo.

No cargues todo el rigor de la ley al delincuente, que no es mejor la fama del juez riguroso que la del compasivo.

Si estos preceptos y reglas sigues, Sancho, serán luengos tus días, tu fama será eterna, tus premios colmados, tu felicidad indecible, vivirás en paz y en beneplácito de las gentes, y en los últimos pasos de la vida te alcanzará el de la muerte en vejez suave y madura, y cerrarán tus ojos las tiernas y delicadas manos de tus tataranietos.

lunes, abril 20, 2009

Alfileres, alfileres, clavos




La necedad, el ser humano de estómago agradecido
El caballo flaco que engorda bajo el ojo de su amo
La mujer y mi alma, la caricia frutal de la muerte
La carne trémula al borde de las flores perdidas
Los pájaros del atardecer entonando mi réquiem
Y muerto ya en vida, Lázaro perdido, me levanto
Me alzo a pesar de ti, musa de tabaco y miel
Polvo al viento, viento al alma, alma al suelo
Sudor de clavos oxidados, alfileres de nada


Cayetano Gea Martín


jueves, abril 16, 2009

Reflexiones besugas III



¡Qué de tiempo sin ellas!

Ma Nikon: Fotógrafo gay.

Vagina de Nueva Delhi con la que da gusto experimentar: Conejillo de Indias.

¿Qué le pasaría a Rouco Varela si le cerrasen la emisora? Que le daría un sínCOPE.

Yo no soy nihilista… ¡Pero nada de nada!

Insigne literato de nuestro siglo de oro español, guionista de la serie “Vacaciones en el mar”: Culebrón de la Barca.

Impresionante y letal miembro viril oriundo de Tejas: Pene de muerte.

A una mujer que se masturba compulsivamente, parece que los dedos se le hacen huéspedes.


Cayetano y José Luis

martes, abril 14, 2009

domingo, abril 12, 2009

Corolario




- Doctor, déme mi corolario,
Me avoco a la decadencia.
- Para corazones solitarios,
Píldoras de inocencia.


Cayetano Gea Martín

martes, abril 07, 2009

¡Justicia, coño!


No puedo dormir. No puedo dormir, joder, joder.
Llevo mi culpabilidad atravesada entre los párpados. Las mayores atrocidades, esas que ocupan más de medio telediario, se suelen acometer a plena luz del día. Pero al caer la noche, cuando a uno le da por recordar lo hecho ese mismo día, lo perpetrado, a pesar de ser totalmente justificable, no se puede evitar que se forme un nudo en la garganta, ni llorar desconsoladamente, sumido en negros y tristes pensamientos.

Hay que ser muy hijo de puta para preocuparse solamente de posibles represalias sociales. Muy hijo de la gran putísima. A mí no me acojona el hecho de ir a la cárcel, no señor. No me asusta la gentuza de mora ahí dentro, ni lo que puedan hacerle a mi culo. Eso es un daño físico, y nada más que eso. A mí lo que no me está dejando pegar ojo esta noche es el hecho de no saber a ciencia cierta quién voy a ser a partir de ahora. En qué me he convertido. Porque de lo que he hecho hoy no hay vuelta de hoja. Como dicen en las películas y en los discos de Metal, acabo de cruzar el jodido punto de no retorno. Mierda.

Pero, ¿acaso es tan monstruoso lo que he hecho? Creo que no, quiero creer que no, joder. Se lo merecía. Se lo merecía, el muy cabrón. Y sí, quizá el haya pagado por todos los cabrones que, como él, pululan por Madrid (y sospecho, que, lamentablemente, por el resto del mundo también). Pero que se joda. Se lo merecía. Y si la justicia no es capaz de hacer lo que tiene que hacer, ¿qué nos queda a lo decentes y responsables ciudadanos? ¿Quién nos ayuda? Nadie, joder. ¡Nadie! Y sé que a buen seguro un montón de hipócritas de mierda me condenarán, horrorizados por mi acción, pero secretamente complacidos. Sé que en sus falsos corazones aprobarán lo que hecho.

Pero, aún así, me siento mal, muy mal. Porque no sé si esta acción particular me convertirá en un monstruo. Aunque esté totalmente convencido de que el mariconazo se lo merecía. De eso no tengo dudas, no señor. Ninguna duda.

Todos los días.
Todos los putos días teniendo que bregar con la misma mierda. Y entonces, de repente, lo volví a sentir. Otra vez. Una puta vez más. Y vi al responsable. Vi al hijo de puta que lo había hecho haciéndolo de nuevo a apenas unos metros de su último crimen. Vi a ese hijo de la gran puta. Y al hijo de puta aún mayor de su cómplice. Ellos siempre van con su cómplice para poder justificarse después.
Y estallé.
Estallé contra él, contra el cómplice y contra la puta pasividad de esta sociedad de mierda, por permitir estas cosas.
Estallé.
Ostias, y de qué manera.

Me agaché, recogía del suelo la mierda aún humeante que el cabrón acababa de cagar, me acerqué a él, le enganché por el cuello y le obligué a tragársela, ante la atónita mirada de su dueña, cuyos ojos parecían querer salírsele de las órbitas, paralizada de terror.

Putos perros de mierda…


Cayetano Gea Martín



viernes, abril 03, 2009

¡Olé!



No conviene, no conviene dejar rastro.
Las acciones personales son intransferibles
Y nadie le importan, además, un carajo
Más vida que la suya, y es preferible.

No es bueno (ni sano) escribirle sonetos
De amor a la cara oculta de la luna.
No es normal, aunque, claro, respetos
A los celebérrimos poetas de cuna.

Por ello, este año, en nuestras laureadas fiestas
Mayores de nuestro bello pueblo, leeremos
Unos versos del poeta local Don Celedonio.

¡Hay que rendirle culto, oh, sus excelencias
A nuestra patrona, la bella virgen del Carnero!
Que nos protege de las acechanzas del Demonio.

¡Defendámonos de los ateos, de los rojos y de sus carencias
Espirituales y éticas! Así hoy, con alegría, podremos
Sumirnos de nuevo en la nobleza de nuestro querido villorrio.


Cayetano Gea Martín