domingo, agosto 30, 2009

Frases de Les Luthiers




De cada diez personas que ven televisión, cinco... son la mitad.

¿Pero qué importa una corona... si el resto de la dentadura está sana?

Al fin y al cabo el trono lo quiero para posarme sobre él y satisfacer mis deseos; los más sublimes y los más perversos. En cambio a María la quiero para... ¡Caramba, qué coincidencia!

Si aquél que dice ser tu mejor amigo te clava un puñal en la espalda, debes desconfiar de su amistad.

Escena séptima del cuadro tercero del acto primero: el Rey Enrique Sexto ha rezado la novena en su cuarto, y después de unos segundos atraviesa la quinta.

El Doctor Alberto Ortega siempre supo poner por encima de los mezquinos intereses partidistas, los supremos intereses personales.

Te quiero más que a mi vida, mi vida eres tú. Pero si mi vida eres tú, y yo te quiero más que a mi vida, esto quiere decir... que te quiero más que a ti misma.

La palabra suicida no significa, como muchos creen, el que mata a un suizo. No, un suicida es alguien que se quita la vida a “sui” mismo.

Ahora, y antes de concluir este breve comentario, dos palabras acerca del solista: Realizó estudios.

Cuantos más años a cuestas, más te cuesta y menos te acuestas.

Muchas veces mis alumnos me preguntan si la hermenéutica telúrica incaica transtrueca la peripatética lotrética de la filosofía aristotélica por la inicuidad fáctica de los diálogos socráticos no dogmáticos, yo siempre les respondo que no… Que no sé.

Algunos nómadas provenían de ciertos oasis poblados, y otros, de ciertos desiertos desiertos...

Hoy es un día especial para mí porque este es mi primer vuelo, espero que el mismo sea de su agrado y cualquier duda que pudiera surgir acerca del pilotaje de la aeronave oportunamente los consultaré.

La Música masiva, decía Mastropiero, es más que música, es música mas IVA.


Cayetano Gea Martín


lunes, agosto 24, 2009

Cuestión teológica rápida y mala




-Lo monstruos no existen, ¿verdad papá?

-No, hijo. Son unas patrañas que les contamos a los niños para poder tenerlos bajo control.

-Tampoco existen los Reyes Magos.

-No, tampoco, lo siento. A lo mayores nos gusta que nuestros hijos tengan ilusión cuando son pequeños. Luego cuando crecen, les hacemos perder la inocencia de golpe.

-Ni el ratoncito Pérez, ni las brujas, ni los magos, ni los dragones, ni los elfos.

-Me temo que no, hijo. Son todo criaturas mitológicas que sirven para decorar miles y miles de libros infantiles, en lo cuales os decimos que sí, que son reales, que tenéis que tener imaginación para poder creer en ellos.

-¿Y Dios?

-Dios sí que existe, hijo mío. Por supuesto. Y cuida de ti y de mí y de mamá. Y la abuelita está con Él.

-¿Y no es también una patraña? ¿Una que cuentan los adultos a otros adultos para poder tenerlos bajo control?


Cayetano Gea Martín

jueves, agosto 20, 2009

Condena




Tirar a la basura lo nuevo, lo brillante, lo pulido, el jolgorio propio de aquellos que sólo viven para ello, dar marcha atrás y enterrarse en la memoria, en los recuerdos de tiempos pretéritos, de caricias de velo ajado, del olvido del presente y de la negación asustada de un futuro de certera cercanía; arrodillarse de nuevo ante el altar de siempre y temer por la muerte y el olvido, intentar creer, tarde ya, desesperación de perpetuidad, sumido en el olor de antaño, en la maldición del dominó, las zapatillas de felpa, las batas, los capilares, las calvas, los huesos, las varices, y el pensar que importa más lo que no se hizo en su día que lo realizado; morirse de pena por las oportunidades perdidas, por las palabras muertas en la boca, por la condena de las telarañas.


Cayetano Gea Martín


viernes, agosto 14, 2009

Testimonio




Mario H. L. tenía una úlcera desde hacía mas de veinte años. Cada vez que comía, los ácidos digestivos arañaban las paredes estomacales, desprotegidas al no poder secretar mucosa gástrica. La sangre encharcaba sus tripas. El pobre Mario H. L. eructaba efluvios de sangre caliente y la boca le sabía constantemente a morcillas.

Mario H. L. no podía comer nada que le gustara. Se pasó el resto de su vida a base de yogures naturales y agua. No se casó jamás, ni tuvo descendencia. Murió solo, prematuramente viejo y enfermo a la temprana edad de cincuenta y ocho años. Nadie fue a su entierro.

¿Y todo por qué? Por culpa de la promiscuidad sexual. Mario H. L. no puede cambiar ya su destino, pero tú sí. La próxima vez que alguien te ofrezca sexo, di que no. Cuéntales la historia de Mario H. L.


Cayetano Gea Martín



martes, agosto 04, 2009

Reflexiones besugas IV




Diplomático onanista: dícese de aquella persona con mucha mano izquierda.

Escritor vasco amante de los dilemas: Pío Paradoja.

Regalo de Batman al papa: El Baticano.

No es conveniente que un rector la cague… daría pie a muchos chistes.

Whiskey malo que acostumbra a beber Batman mientras folla: BAT 69.

Pez con ubres: Vacalao.

Dulce engaño: Caramelo.


José Luis Raposo y Cayetano Gea Martín