Incomprendido desde su niñez, Siniestro se fue encerrando cada vez más y más en sí mismo, hasta conformar una vida plenamente siniestra. Desde que se levantaba por la mañana su vida era siniestra, eran siniestros sus actos y siniestras sus maneras. Sus temas de conversación eran siempre siniestros: los demás se cansaban pronto de él y, asustados ante tal incesante verborrea siniestra corrían a refugiarse en sus casas con el fin de olvidar todo lo siniestro y odiar aún más ese carácter maléfico.
Siniestro se mostró cada vez más altanero, más locuaz. Sin embargo cada vez eran menos sus interlocutores. Luchó contra su carácter siniestro pero descubrió que nada puede hacer un simple hombre contra los designios de la naturaleza.
Y Siniestro, agotado, dándose por vencido, deprimido, en el Abismo Supremo descubrió en una de sus siniestras incursiones en Internet el anuncio de su Edén particular, un pequeño pueblo en EEUU, en West Virginia. Nos consta que allí fue feliz.
Pedro Garrido Vega.
lunes, febrero 20, 2006
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4 comentarios:
Jajajaja, divertida jugada...
Mmmm... Hoy he releído esta historia y hay algo siniestro en ella... Y no me refiero al hecho concreto de ser zurdo. ¿He detectado referencias veladas a cosas que tú y yo sabemos, quizás?
No, no tiene nada que ver con ello. Era sólo un divertimento. Y nada más. De mi vida prefiero hablar directamente, sin rodeos.
Aunque bien pensado, ahy cosas que podrían referirse a mí, es cierto. No creo en lo incosnciente pero tal vez haya algo de todo en esto qsólo consideré un juego tonto.
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