jueves, abril 20, 2006

El Viaje, Capítulo III. El señor gordo (2 de 3)

Joder, delante de mí hay un chavalillo que es igual al sobrino de Carlos. ¡Menudo pedazo de libro se está leyendo, el cabrón! Eso está bien, que la juventud lea, coño. Claro que a mí no ma hecho falta para triunfar que conste. Claro que yo fui a la mejor universidad de todas, a la Universidad de la Calle, y saqué Cuni Laude de ésos, jo, jo, jo… Mira sino a Carlos y a Antonio, que tienen muchos títulos y libros y lo pasan igual de mal que cualquiera, ¡nos sa jodido! Hablando de ellos, espero que ya hayan hecho las paces. Sé que lo que pasa es todo mentira, chorradas que no son verdad. Cuando ayer hablé con Antoñito, no me lo podía creer

No me lo podía creer, no podía creer lo que Antonio me estaba contando, con su cara de buena gente ¡y los embustes que me contaba!, diciéndome que sólo podía acudir a mí, que yo era su único amigo, su único apoyo ahora mismo y que, por favor, no despreciara la confianza que depositaba en mí, como si fuera una cuestión de confianza, no, joder, no es eso, es que no me podía creer lo que me contaba, que si sentía no se qué por Elena, la chica de Carlos, y que por favor no lo despreciara, que no quería perder mi amistad, y yo ahí, quieto, flipando con lo que oía, y sin creerlo, no son más que chorradas, Antonio, le dije, déjate de tonterías y vamos a ver el partido, que no son chorradas, Jorge, que no lo entiendes, no, el que no lo entiende eres tú, no paras de decir gilipolleces que no quiero saber, porque no son verdad, son ideas estúpidas que se te han metido en la cabeza y que ahora vomitas sobre mí, me imagino que para reírte un rato a mi costa, como hacéis siempre, así que ahórratelo, amigo, y venga, que llegamos tarde, que hemos quedado con la peña en el bar, y él erre que erre, que si llevaba tiempo saliendo ya con Elena, que si estaba muy enamorado de ella pero que no sabía lo que hacer y que me necesitaba, Dios mío, ¡que me necesitaba!, ja, para poder seguir diciendo paridas, y que le ayudara, por favor, que le ayudara a qué, si todo era una sarta de estupideces, de tonterías propias de él, de él, que es muy crío, coño, que siempre está con lo mismo, que todo le viene por la relación aún no superada con su primera novia, y con que no tiene ni oficio ni beneficio, joder, ¿granjero?, vamos, no me jodas, ¿qué es eso?, ¿en eso quieres currar?, ¡lo que tienes son cientos de pájaros en la cabeza, coño!, céntrate, que es lo que tienes que hacer, apúntate a algo y ponte a currar en serio, y déjate de inventarte afeirs o como se diga en gabacho acerca de la mujer de otro, que no es serio, tío, que lo dejes ya, y él venga y venga, que si Carlos empieza a olerse algo, que si se entera me mata, que si ya sabes el carácter que tiene, y al final la petición, que era lo que estaba esperando, que si se puede quedar en mi casa, ¡en mi casa!, por unos días, hasta que sepa qué hacer, que tiene miedo de Carlos, que no confía en que éste no haga una tontería, y yo le digo que no, que no, que no puede ser, que se deje de mamonadas y que me está empezando a hinchar las pelotas con tantas tonterías y que venga, que mejor que se vaya para casa que se me han quitado las ganas de fútbol, joder, y él que si no me dejes en la estacada, Jorge, por favor te lo pido, te lo ruego, por nuestra a amistad y yo apunto de explotar y de repente le suena el móvil y me dice es Elena, descuelga, hola, ¿qué pasa, cariño?, ¿mañana?, ¿sí?, ok, vale, besos, chao, estás loco, ahora haces como que ella te llama, eres un imbécil, era ella, Jorge, y ya lo sabes, sólo que no quieres saberlo, pues no, no quiero saber nada, me voy a casa, Jorge, que mañana he quedado con Elena en mi pueblo, ya, vale, muy bien, a no ser que me dejes quedarme en tu casa, no, no, mejor vete, vale, adiós, Jorge, adiós, Antonio, anda, y déjate de tonterías, ¿eh?, adiós, adiós, hala, y entonces se va y algo raro me pasa en las tripas, como si el estómago se encogiera y una voz extraña en la cabeza me dice que no volveré a verle, bah, serán los callos, y entonces suena mi móvil y es Elena y me dice que si Antonio ha hablado conmigo y yo le digo que sí, que me ha dicho una serie de gilipolleces sin sentido y ella ajá, bueno, mañana van a hablarlo Carlos y él, tranquilo, todo quedará solucionado mañana, vale, si estoy tranquilo, y no le creas nada, que está pasando una mala racha desde, ya, desde aquello, ya lo sé, besos y gracias mil, Jorge, eres un sol, ese soy yo, no en serio, eres todo un amigo, bueno, me preocupo por los míos, adiós, adiós

Impacto
Cayetano Gea Martín

2 comentarios:

Marga dijo...

Me gusta acabar metida en los pensamientos de tus personajes... dónde irá a parar este?

Saludos, Kay de los aviones

Kay dijo...

Espérate a la siguiente parte, que estoy muy orgulloso de ella, aunque esté mal que yo lo diga, je, je...