lunes, abril 17, 2006

El Viaje, Capítulo III. El señor gordo (1 de 3)

Ese soy yo, un tío gordo, y a mucha honra, no te jode. Mi nombre es, pal que le interese, Jorge. Es un buen nombre, creo, acorde con mi personalidad, según dice la gente. Ah, sí, la gente. La gente me quiere, ¿sabéis? Soy así como simpático. El gordote cachondo que no falta en ninguna oficina que se precie, el de los chistes guarros, el que después de tira cinco minutos muerto de la risa, mientras te intenta explicar la gracia, jo, jo, jo.

Soy un tío sanote, campechano. Y feliz, bastante feliz. Felizmente casado, con la parejita de hijos y todo eso. Una familia española como deber ser, no esas cosas raras que están saliendo ahora, que ni son familia ni son ná. Mi mujer se llama María, y es la mejor. Mi compañera de fatigas, mi costilla, mi media naranja, todo eso, no sé. No soy muy bueno con las palabras, ni con pensamientos demasiado elevados, ¿Sabéis? Siempre pensé que la palabra más clara para decir mierda era mierda, jo, jo.

Pero en fin, que no tengo nada en mi vida que no me guste: mujer, hijos, buenos amigos y todo un horizonte de posibilidades futuras, como viajar este verano todos juntos a Costa Rica. Veréis, es que todos empezamos en el mismo grupo de amigos. Fue como conocí a María, claro. Y siempre nos hemos querido todos un montón. Somos un buen puñado de gente, pero el núcleo del grupo lo formamos cinco: dos parejas y Antonio, el eterno soltero, ja, ja… Pobrecillo, la verdad es que desde que rompió hace unos cuantos años ya con su primera ex no levanta cabeza. No para de picotear sin encontrar una que valga realmente la pena. Además, llevan unos días él y Carlos un poco tontos, la verdad. No paran de discutir y apenas se ven. A ver si se soluciona pronto todo, que falta poco ya pal Barcelona-Madrid y quiero poder verlo con mis amigos, como siempre. Bah, seguro que ya se les ha pasado. Es más, hoy quedaban para hablarlo y eso.

¿Sabéis? No me gusta nada ir en avión, no sé, me hace sentir más gordo aún, lo cual ya es decir. Y además, no soporto los tiparracos serios como el que me ha tocado de compañero de viaje. Claro que el pobre hace mala cara, como si algo le hubiera sentado mal. Creo que paso de pedirme un té, aunque mi estómago es a prueba de brebajes, que conste. Tengo un metabolismo privilegiado, aunque con tendencia a acumular grasa, pero no me quejo. Mejor que esos flacuchos con cara de hambre, como Antoñito, que mira que jala y es incapaz de engordar ni un gramo. Bueno, cuando se case verás cómo empieza a tener panza, como todos, no te jode. ¡A ver si os creéis que yo a los veinticinco estaba como ahora! Además, con eso de que no para de currar en el campo, más las mariconadas esas del gimnasio, pues normal que no saque barriga. Mira que se lo dije, que eso de los musculitos hace cal final te se atrofie la minga, ja, ja…

Jo, tenía que haber llamado a María antes de subirme a este supositorio con alas. Bueno, ya llamaré cuando aterrice en Barcelona, aunque seguro que me sale la llamada por un pico, putos polacos. No me malinterpretéis, no soy racista, o senofóbico, o como sea, ¡pero el tres a uno en el Bernabéu no se olvida, coño! Como ayer, que me dice el Rafa, el de mantenimiento, que si yo soy un no se qué porque le dije que mi barrio se estaba llenando de gentuza. ¡Coño, es que son gentuza! No digo yo que todos los moros lo sean, pero los guarros que han puesto un locutorio terrorista de esos enfrente de mi portal pues sí. ¡Haber si ya no va a poder decir uno lo que piensa en este país! Claro que la culpa la tiene el Zetapé de los cojones con tanto pacto y tanta hostia. ¡Más mano dura daba yo! ¡Tanto hablar con asesinos y tanta polla en vinagre! Y eso que a mí el Pepé me la suda también, que todos son iguales, unos chorizos, si lo sabré yo, que mi cuñao es concejal…
Cayetano Gea Martín

2 comentarios:

Marga dijo...

Curioso personaje, conozco yo muchos así... jeje. Sus vidas y palabras se acomodan en los tópicos pero leñe... creo que son felices!!! jajajaja

Kay dijo...

Jajaja, sí, parecen felices, ¿verdad? En este caso, hasta inocente... ¿Inocente? Mmm... Creo que pagará como todos en este relato