lunes, abril 03, 2006

El Viaje, Capítulo II. La azafata (1 de 3)

¿Hola? ¿Qué, cómo estás, bicheja? ¿Cómo que quién soy? Ja, ja, ja. Adivina. Una amiga tuya que ha empezado a viajar mucho, ja, ja, ja. ¿Aún no caes? ¡Venga ya! ¿Cómo? ¡Claro que es un número raro, tía! ¡Te llamo desde el avión! ¿No sabes que no se pueden utilizar móviles? ¿Nunca has volado, cateta? Ja, ja… Sí, jo, estoy mazo de ilusionada. ¡Por fin llegó el momento del primer vuelo! ¡Buf! ¡Qué nervios! ¿Cómo? No, bien. No, al final no hablé con él. Pasé de avisarle, bah, que le jodan, es un niñato. ¿Qué dices? No, tía, no creo que me pasara con él. Créeme, se merece eso y mucho más, de verdad. Es un gilipollas. ¡Claro que lo tengo superado! Además, no veas que pedazo de tío ha subido al avión. Y no me quita el ojo, nena. Quién sabe… Ja, ja… ¡Tú sí que eres una pendona, no te digo! Mira quién fue hablar. ¿O tengo que recordarte lo de Jorge? Ja, ja, ja. Ya, claro, habla la santa, ja, ja… Además, a ti te gustan jovencitos, ja, ja… Pues mira, hay por aquí un niño de doce añitos con la cara pegada a un libraco que a lo mejor te iba, pedazo de pederasta, ja, ja…¡Tú sí que eres perra! Perdona un segundo.

Nada, ya estoy aquí. Nada, la ogro que me ha tocado de compañera, que no me deja en paz. Se cree que soy imbécil. Pero bueno, se cree obligada a enseñármelo todo como si no me hubiera comido año y medio de prácticas, ¿sabes? Es la típica fea amargada que no entraría en un buen vestido ni con calzador. ¡Fea y con un tipo horrible! Ja, ja… Además, ¡se ha atrevido a llevarle un té al tío bueno que te digo! ¡Casi se lo come, la muy desesperada! Bueno, ¿y tú el finde qué tal? ¿Fuiste a aquél pub? Ajá. Sí. Ajá. ¡No me digas! ¡Le viste! ¿Y tú que…? ¿Te liaste con él? ¡No me digas! Jo, nena, ¡luego soy yo la guarra!, ja, ja… Jo, no para de mirarme el macizo del que te hablo, tía. ¿Cuántos? No sé. Treinta y pocos, parece. La edad ideal, ya sabes, ja, ja. Estoy cansada de niñatos como el gilipollas de… No. No… ¡No! ¡Es que es un gilipollas! ¡Y no, no creo que me pasara! ¿Tú que hubieras hecho? ¿Permitir que alguien pusiera así en peligro… todo? Es un imbécil y me alegro. Que sufra como sufrí yo. ¿Qué? ¡No! ¡Pero…! ¡Sí, pe…! Sí… No… Joder, tía, no tienes ni idea, ¿vale? Yo sé por qué… Vale, vale. Cambiemos de tema, ¿vale? Jo, cómo me mira, tía, ja, ja, ja… ¡Me ha sonreído! ¡Oh! Creo que luego le voy a llevar algo. Mierda, espera un segundo. ¿Sí? Dime. Vale, vale, ya estoy allí. Te tengo que dejar, cari, que me toca explicar lo de los salvavidas y todo eso. Creo que se lo voy a dedicar por entero a mi admirador del asiento 45B ventanilla, ja, ja… Luego te llamo si puedo, chiqui. Un besoteee. Chao, chao.
Cayetano Gea Martín

1 comentario:

Marga dijo...

Pues lo llevamos claro... se merecen el uno al otro, no? vaya tia cretina!!! jajajajaja

Si lo que pretendes es que no pongamos ninguna esperanza en el género humano lo estás consiguiendo, eh? jeje

Bueno, sigamos con la historia... que me tiene intrigada saber si los destriparás tras al accidente!