sábado, diciembre 27, 2008

Ideas.


En ocasiones aunque no muy a menudo uno siente la necesidad de pensar, bien porque está solo y no tiene nada que hacer, bien porque mantiene (supuestamente) una conversación que obviamente no mantiene, sino que más bien sostiene porque está dando un uso más profundo a su mollera) y nos encontramos con que hemos tenido una idea. Esta puede ser de naturaleza variable (poética, científica, filosófica...) y puede ser brillante o no, pero no entraré ahora en esos aspectos secundarios de las ideas. La cuestíon principal es que uno cree que esa idea es original, que es la creación de uno mismo y que ha aparecido por primera vez en el vasto Universo, ante lo cual uno puede dejar escapar un pequeño suspiro (¡qué pequeño me siento en este mar de pensadores!) o una leve sonrisa (¡qué grande me siento en este hormiguero de pensadores!). Pero la frustación nos alcanza cuando ese mismo día (ocurre con las ideas en ciencia), unos días después (ocurre con las ideas filosóficas o con otras algo más terrenales como la de organizar una fiesta sorpresa) o años después (ocurre inevitablemente con la literatura) descubrimos que alguien ya había mascado esa idea que nosotros creímos únicamente nuestra. Caben dos modos diversos de enfrentar esta situación: a) frustrarse y dar por sentado que jamás crearemos algo, sino que, como mucho, lo recrearemos o lo redescubriremos, o b) sentirse orgulloso de que una cierta idea nuestra haya ocupado la mente de algún ilustre pensador. Mi recomendación es (seamos optimistas en estos tiempos que corren) optar por esta segunda vía, pero si la situación se repite más de una decena de veces, entonces comenzar a considerar la adopción de la primera vía y de una Colt del 45 bien cargada y sin el seguro puesto.


Y esta breve disgresión se ha originado porque hace unos tres años envié una consulta a la RAE en la que pretendía saber por qué el abecedario tiene el orden que tiene y no otro (por qué la A va delante de la B, la B de la C y así sucesivamente, y no al contrario).

Leyendo hace bien poco "Pensar Clasificar" de Georges Perec, me encuentro con el siguiente pasaje:

"T) El alfabeto:

Varias veces me he preguntado qué lógica había presidido la distribución de las seis vocales y las veinte consonantes en nuestro alfabeto*: ¡por qué primero la A y luego la B, y luego la C, etcétera?


*El alfabeto al que se refiere Perec es, claro, el francés.


De momento he optado por la vía optimista pero guardo la llave de un cajón donde una Colt del 45 con balas y sin seguro aguarda su turno con paciencia...

lunes, diciembre 22, 2008

Increíble pero cierto

- ¿Quién te ha pedido tu opinión? Eres un poco metomentodo y cansino, ¿no?.

- Esos labios deben ser la tentación de todo Malasaña, si es que la mala ostia que tienes no aleja a todos los tíos, claro.

- Mejor, cuantos menos moscones tenga a mi alrededor, más tranquila estaré.

- Siempre me ha parecido muy irónico el hecho que de las tías salgáis de copas por bares de ligoteo y que luego os extrañe cuando alguien os entre.

- Es que no salimos de la manera que lo hacéis vosotros, chato. A mí lo que más me gusta es poder bailar algo de pachanga en algún garito con mis amigas sin que venga el típico plasta a dar por culo.

- Ya, sobre todo porque suelen ser feos y gordos, no te jode. Me encanta cómo se os llena la boca diciendo que somos unos superficiales todos los tíos. Seguro que si os entrara Brad Pitt no os quejaríais, ¿eh?

- Pues claro, qué pregunta más imbécil, mira éste.

- No, lo digo porque no sois nada superficiales, ¿no? Entonces, por muy guapo, famoso y rico que sea un tío, no debería importar. Claro, siempre salís con tíos bajitos y pobres pero con un corazón de oro. Ah, no, que a esos los utilizáis como amigo-pañuelo al que contarle vuestras desgracias y para que os acerque con el coche a casa.

- No, claro, no como vosotros, que nunca os fijáis en lo exterior, ¿a que no?

- Claro que lo hacemos. Y lo decimos. No vamos de dignos por la vida como hacéis vosotras, morritos.

- Como me vuelvas a llamar eso te vas a ganar una ostia.

- Eso, aprovecha, que yo no puedo denunciarte a ti.

- Serás capullo.

- Y ahora violencia verbal.

- No estaría mal que los tíos probaseis algo de vuestra propia medicina después de milenios de dominación, ¿no?

- Eso es como justificar a Fidel Castro porque el que había antes era peor que él.

- Tú eres muy tonto, chaval.

- Oh, otro insulto, no sé si podré soportarlo.

- La que me estás montando sólo porque no me he liado contigo.

- Hazlo, y así no te daré más el coñazo.

- Menuda técnica de ligar. Mira que me han entrado de forma patética, pero la tuya se lleva la palma.

- Es el estilo de este bar. Por cierto, ¿te he dicho que soy amigo de los camareros?

- ¿Sí? Pues preséntame al rubio, anda.

- Creo que tengo más posibilidades de ligármelo yo que tú.

- Ya, seguro. No falla, ¿no? Si está bueno, es gay.

- No necesariamente. Yo estoy que me salgo y no tengo pluma.

- Que te sales, tú, no. Son tus michelines los que se salen. Deja de meter tripa. ¿No os han dicho nunca que siempre resulta obvio para nosotras? Te vas a asfixiar, gordi.

- Eres una idiota.

- ¿Perdón?

- Que eres una idiota.

- Y tú un capullo, no te jode.

- Perra.

- Marica gordo.

- Zorra.

- Machito de mierda.

- Guapa.

- ¿Follamos?


Cayetano Gea Martín

jueves, diciembre 18, 2008

Reflexiones besugas (II)




· ¿El pez más sabio? El salomón.


· ¿A dónde iría un ciego si pudiera ver? A Siveria.


· Dícese del soldado que sabe comportarse en las fiestas: partisano.


· Famoso cantante flamenco africano: Camerún de la Isla.


· ¿Qué café toman los que han pasado por la cárcel? Café ex preso.


· Un judío errante es uno que no para de equivocarse.


· ¿Único país del mundo done los negros trabajan? Sudán.



José Luis y Cayetano


miércoles, diciembre 17, 2008

Venganza

El viejo ha vuelto, como cada año, como siempre. Y como siempre, nada para mí y todo para los demás. Pero hoy he decidido pasar a la acción.

Salgo a su encuentro y él me mira con aires de superioridad. Supondrá que un niño de seis años no entraña ningún peligro. Craso error. Golpeo sus testículos con el bate de mi hermano mayor. El viejo cae al suelo y yo le asfixio con su abrigo.

Después salgo a la calle, subo a la azotea y los veo. Allí están. Monto en el trineo y me las piro de allí.


Cayetano Gea Martín

martes, diciembre 16, 2008

I'm back!

And safe and sound!

Cheers

Kay

jueves, diciembre 04, 2008

Auf Wiedersehen!




Os dejo por un lapso de diez días mientras descanso en la fría-pero-con-gente-de-cálido-corazón Viena.


Anda que... Dos amos tiene la página y los dos fuera...


¡Os veo (y leo a la vuelta!)


Küsse!!!


Cayetano Gea Martín
PD: La fotográfia horrible es de Halloween... No sé quién ese ese jebi pasado que sale en ella... Cualquier parecido con la realidad es una mera desgracia...
Kay

lunes, diciembre 01, 2008

¡Cagontó!

El castellano, o el español, como gusten ustedes, es el idioma occidental con mayor número de palabrotas y expresiones malsonantes. Es curioso que en una sociedad de tradición católica (esa religión que no nos cansamos de crucificar en la actualidad sin ser del todo conscientes de lo que hacemos, pero eso es tema para otro día), tengamos ciertas expresiones que a la mayoría de los angloparlantes, cuyas respectivas religiones se supone que son más abiertas que la de aquí, se escandalizan al traducírselas literalmente. Si ya “me cago en Dios” suena mal, “me cago en Dios y en su puta madre” añade una fuerza tremenda a la expresión. En nuestro sufrido idioma, cuanto más largas sean las frases y más palabrotas contengan, mejor. Véase el didáctico caso de los bonaerenses y su increíble pero cierta: “Por qué no te vas un poco a la reputa que te remil parió?” O el castizo (y nunca suficientemente alabado) “me cago en la ostia puta”, es decir, defeco en el cuerpo en forma de oblea sosa de Cristo, que no sólo no es sagrada, si no que además ejerce la prostitución galletil.

Y es que si nos ponemos a analizar tamañas perlas del lenguaje una por una podremos hacernos una idea de las lindezas que a veces eructamos por estas nuestras bocas iberas y/o hispanas sin control.

Para solaz y aprendizaje de aquellos que no sean de aquí (y para risas de los paisanos), ahí va mi “Top Ten” (esto hay que pronunciarlo con acento yanqui) de las peores palabrotas y expresiones que, creo, poseemos. Las he colocado en orden creciente de intensidad, así que la número diez es el acabóse (seguro que Pedro y algún que otro se imagina ya cuál puede ser) Perdónenme dos cosas: la primera, que sean locales y oriundas de Madrid en su mayoría. La segunda, la tamaña grosería que están ustedes a punto de leer. Si son de estómago sensible, no sigan. Luego no se me quejen, ¡cojones!


1. Tiene un culo como para mojar pan. Frase mágica que aúna el sexo con la gastronomía.

2. Me cago en la puta de oros. Esta expresión cañí se lleva estudiando siglos. Los expertos aún no han podido descifrarla. La única tesis existente dice que se la puta de oros es la reina de oros de la baraja, dado que hay otra expresión similar, esa de “me cago en el rey de bastos”. Como se puede apreciar, en este país nos cagamos en muchas cosas, pero ni en las espadas ni en las copas. Eso sí, que somos bizarros, pero gentiles.

3. Eres más maricón que un palomo cojo. Como no, en esta patria pequeña nuestra, siempre nos ha encantado zaherir a los homosexuales. Es casi un deporte nacional, de ahí la proliferación infinita de adjetivos (des)calificativos hacia este colectivo: marica, maricón, bujarra, loca, come nabos, folla culos, sarasa, sodomita, pierde aceite, afeminado, mariposa, sáfico, plumas, amanerado, reina, locaza, joto, trolo, leandro, etc, etc, etc… Una vez más se demuestra que, la riqueza léxica del castellano es inabarcable… pero sólo para descalificar, claro. No te jode.

4. Que te folle un pez. Es decir, la zoofilia en el idioma. No contentos con desearnos continuamente roturas anales, encima queremos que las perpetren inocentes osteictios.

5. Eres más puta que las gallinas. De nuevo, vemos como el castellano es un idioma netamente rural. Los ejecutivos y niños pera de la Castellana, que no han visto el campo más que en documentales, dicen esta frase, como mínimo, una vez al año. Y pobre animal, tan sufrido y despreciado.

6. (Sustantivo) es la polla. Frase muy recurrente que viene a significar que apreciamos algo. Por ejemplo, “este helado es la polla” o “la nueva película de Garci es la polla”. Como se puede apreciar, por regla general, las palabrotas que hacen referencia a partes pudendas masculinas suelen utilizarse para cosas positivas. Manda cojones.

7. (Sustantivo) es un coñazo. Básicamente, lo contrario que la expresión anterior. Nada que ver con una vagina desfondada. Como se puede apreciar, por regla general, las palabrotas que hacen referencia a partes pudendas femeninas suelen utilizarse para cosas positivas. Creo que acabo de tener un dejà vu. Mola teta.

8. Vete a tomar por el puto culo. Hilarante, y siempre efectiva. El adjetivo “puto” dota a las expresiones de mayor sonoridad y efectividad en la transmisión del mensaje, de ahí su compulsivo uso en el castellano.

9. Lefa. Posiblemente, la palabra más fea del castellano junto con “retrete” y “esperanzaguirre”. Mira que suena mal… Viene a significar en castizo “semen”. Cualquier combinación que se haga con esta palabra provoca frases horribles capaces de sacar los colores a un rudo estibador. En argentino se dice “huasca”, palabra que, curiosamente, significa “estado etílico” en Perú. Qué cosas, ¿eh? La polla.

… Y llegamos a la última… Horripilante…

10. Follar(te) la boca. No existe expresión más tremenda en idioma alguno humano ni en planetas por descubrir. Expresiones como “te voy a follar la boca”, o “a mí lo que me mola es follarme una boca” son, afortunadamente, no demasiado comunes, pero si se pasea por Malasaña y alrededores un sábado de madrugada no es descartable el poder oírlas. Significa introducir el pene dentro de cavidad bucal, es decir, una mamada, ridiela. Pero se diferencia de ésta en la… violencia de su ejecución y/o movimientos pélvicos mientras se engancha uno de las orejas del mamador o mamadora. Ejem.


Y no tengo nada más que añadir… Salvo que espero que sirva de ejemplo para aquellos que aún piensen que el nuestro es un idioma culto y refinado. En fin… Como decía mi abuelo mascando tabaco y calándose la boina a rosca: “Pa catedral Florencia y pa puta la Fulgencia”. Pos eso.


Cayetano Gea Martín

jueves, noviembre 27, 2008

Misere Carni

El cielo es un hervidero de voces, voces más oscuras que la impenetrable fortaleza de nubes, y mucho más temibles. Él camina sin prisa, sintiendo cómo crece dentro de él como el cáncer la sensación de calma que poseen aquellos que saben que su destino es definitivo, firme hacia la marabunta.
Se va a entregar a ella, oh, sí.

Miradle bien.

Ved cómo sus ojos negros contemplan aquella porción de tierra y de gente, de savia hueca que denota su final.

“Cualquier porción equivale al final”, piensa entristecido ante la simplicidad del cosmos.

Saca de su zurrón el libro de notas, mil páginas llenas hasta los márgenes de anotaciones, de reflexiones profundas acerca de todo y de todos los que en su vida le provocaron respeto, admiración; reales o fantásticos, vivos o muertos. Su vida entera está compelida sin sentido ni dirección en aquel libro. “Y al final, ¿para qué?”, piensa tristemente, y se sienta en la arena.

Piensa que no hay alternativa posible, y que es inevitable el morir a manos del ruido y la furia de sus futuros verdugos, los cuales le miran desde lo alto de la colina, donde reposa en mortal silencio el cadalso, preguntándose por qué su víctima se ha sentado. -¡Sólo me llevará un minuto; aguardad unos instantes, bastardos!, -les grita.

Y así es.

Sus manos, que aún son jóvenes, excavan un pequeño agujero en la arena fina de extraña tonalidad ambarina. Deposita el libro en el hoyo, extrae un mechero de sus raídos pantalones vaqueros y le prende fuego. El libro arde con ganas, como la hacen las cosas que desean desaparecer para siempre, las que se hastían del mundo y no se apenan por dejarlo todo atrás. Y mientras ve a su vida morir a sus pies, una sensación de maldita libertad recorre su médula ósea.
Queste misere carni e tu le spoglia.
Y las pavesas revolotean a su lado, llenando el espacio circundante de una miríada de cenizas volátiles. Prosas, versos, dramas y ensayos crean una película carbonizada sobre su cabeza y torso. Quizá por la sangre andaluza que recorre sus venas, dos versos del Romancero Gitano se depositan en su corteza frontal. La rueda de Dharma sigue girando, a su pesar.
“Una escena demasiado bucólica y obvia como para satisfacerme”, piensa él con el desengaño frío de su alma recientemente calcinada. “Bueno, ya ha muerto lo mejor de mí. Vamos a por el resto”.
La muchedumbre alza palos y antorchas en señal de condena o de saludo, quién sabe. Él inclina su sombrero de ala ancha y les dedica, extendiendo el dedo corazón, el gesto universal de que desea que se vayan a tomar por el culo.

La multitud ruge de indignada expectación. Él llega a su altura y les planta cara con el rostro desafiante vuelto hacia las nubes negras que se reflejan en el fondo de sus ojos. Ellos le agarran del pelo, la camisa, las orejas, el cuello, las piernas y los brazos. Los golpes, los mordiscos y los escupitajos se suceden con furia. Desaparece envuelto en la masa de cuerpos rabiosos que revolotean a su alrededor intentando alcanzar un pedazo de él.

“Debe existir algún tipo de orden en este caos”, reflexiona al ver que ha llegado vivo hasta el cadalso: un enorme tronco de árbol en el cual le atan. No quiere pensar en las heridas ni el lacerante dolor que surge de ellas. Prefiere mirar con el ojo que le resta hacia el cielo de impenetrables cúmulos.

El otro globo ocular yace ciego sobre su mejilla izquierda.

Empapada de calor.

Una figura se alza sobre él, una sombra que tapa su visión. Una especie de sumo sacerdote de los réprobos, de los idiotas que han destrozado su cuerpo. El sacerdote le escupe algo pútrido y amarillo que se cuela en el hueco del ojo. -Buena puntería,- dice él con la voz quebrada. El sacerdote se da la vuelta para encararse con el público expectante. Los mira durante un minuto para luego decirles: -¡Hermanos, quien no esté libre de culpa, que tire la primera piedra!
Un océano de brazos se alza sosteniendo en lo alto de cada mano una piedra de cantos afilados. Mientras ve las piedras volando hacia él, lloviéndole en azarosa formación, piensa en lo absurdo de su final, en lo vano e inútil de su vida. Piensa en los años perdidos intentando romper la rueda, en los miles de libros leídos y en las mujeres holladas como tierra santa. La respuesta, sabe ahora, estuvo siempre en el cielo negro encima de su cabeza. Lo observa por última vez. Un rayo de sol atraviesa furtivo la compacta masa de nubes.

Sus pupilas se expanden.
Lo entiende todo.

Lo alcanza todo.

Él es todo.

Muere.








Cayetano Gea Martín

viernes, noviembre 21, 2008

Reflexiones besugas (I)






Planeta donde los culos no paran de hablar: Mundanal Ruido.


País de los poetas: Rimanía.


¿De dónde vienen los nazis? Del Planetario.


País donde la gente está loca por la cerveza: Ale-manía.


¿Cómo se dice “cuatro ladrillos” en inglés? Tetra-Brick.


Abuela vasca con un ojo para cada lado: Vizcaya.


Península de los tontos del culo: Anotolai.





Cayetano - José Luis

jueves, noviembre 20, 2008

The Gunslinger


Chapter One - John
Everybody looked at the door when the gunslinger entered in the saloon. Their eyes, snooping and blind because of the fire water, followed his way until the bench in front of the slab, where Wesley sat down. They knew who he was, as certainly every men, women and child in Texas. The only difference was if they admired him or if they desired to see him hang on the top of a tree.

Wesley felt their eyes on his neck, but he didn’t care a shit about it. He had other priorities in mind. He made a sign to the bar tender to achieve then first one of them.

“Whiskey”, he said with a throat dry as a bone because the desert heat.

Louis, the waiter, a well-built man on his fifties, gulp down spit and with a trembling voice warned to the living legend facing him: “We only have the home-made one, and I wouldn’t drink it, I tell ya”.

“It is not to drink, amigo”, said the gunfighter, “Keep the bottle here, if you’re so kind”. Louis did it and went back to dry glasses with a filthy cloth.

Slowly, because of the pain he felt and for precaution, Wesley started to give up his waistcoat. A Walker Colt with sandal wood’s butt appeared. Every single eye was wide open. Dry blood drew a crimson orchid on the white shirt. The gunslinger was sweating plenty. It was just two hours ago when that damned mestizo shouted him.

Everyone there will remember from a long time how Wesley spilled half bottle in the open wound without crying out or even groaning. Everyone will remember except Hickoc, of course. Marshal Wild Hill Hickoc stayed sitting down, cool, apparently playing a solitaire.

Walking firm but exhausted, Wesley went to the slab again. “Please, tell me how much I owe you, amigo”, he asked Louis.

“Err… nothing”, hesitated him, “house courtesy”.

“Ah, yes”, grumbled Wesley, “the famous Abilene hospitality”.

“God bless thee”, said Hickoc, “if you allow me a toast for it”.

“Be my guess”, answered Wesley.

“Well, well. Look, people, who has come to our beloved and peaceful town looking for troubles”, said Hickoc walking to the slab. “The famous John Wesley Hardin”.

“I’m sorry, but I’m not looking for any kind of troubles; neither Abilene is a pacific town”, answered the gunslinger with calm.

“Don’t you like our gorgeous place, John?”, asked the marshal now really close to him.

“I’ve seen so many sin cities, but I think Abilene can beat them up”, replied Wesley.
“Oh, I really regret that you have such opinion about our splendid town”, said Hickoc sardonic. “All of us feel really sad about it”.

“I don’t care a buffalo shit about their belief. Neither yours, Wild Hill Hickoc”.
“So, you know who I am, don’t you?”

“I met you when you were merely a stagecoach rider. And, look at you now! A marshal! Congratulations”.

“Thanks. Yeah, that’s what I am. And as a marshal, I have the mission to avoid that outlaws and bloody gunfighters as you come to mi home to fuck up. That’s why I must require your gun, John. Weapons are not allowed in Abilene… except mines, for sure”.

Wesley’s face contracted with visible disgusting. He wasn’t able even to talk in his usual way. “I won’t… I won’t give my gun to a filthy Baptist coyote as you. If you want it, come for it, if you have enough guts”.

Hickoc was shocked, trembling with fury and anger. His face started to be red and his eyes were on fire. Slowly, his right hand went to its side. Wesley’s right hand repeated the same operation too. Louis, with caution, decided that maybe could be safely to stay in the floor behind the slab. Everybody trembling with expectation. That was the calm before the storm, or they believed so at last.

“I’m only gonna tell you one more time”, said the marshal. “Gimme your weapon or get fuck out of my town”.

“Then, you must come to take it”, answered Wesley, extended his revolver to Hickoc. “Come on, just take it”.

The marshal hesitated. He had heard about John’s damning speed too. He watched the apparently quiet and peaceful Wesley’s face and his serious mouth barely hidden beneath the brown and bulky southern-style moustache. His arm still stretched, offering the gun to Hickoc. The outlaw had grabbed the weapon only for the canyon, his fingers two inches far away the trigger. It was impossible he can shoot him. Absolutely impossible. But he doesn’t like the situation. He doesn’t like it at all. But he doesn’t like even more to be a coward in front of everybody there. In this side of the world, every single scabby dog can see when its leader has floppy legs. And takes advantage of it.

Quickly, Hickoc targeted Wesley’s face. “Put the gun on the slab y get away from it, John”, ordered him in a severe tone that, he hoped so, must make clear who wears the pants in Abilene.
“No”, said Wesley. “I already told you. If you want it, you may come for it”.

“Gimme that fucking weapon, John!”, cried Hickoc.

“I said my last word”, answered the gunslinger, very smoothly.

“Gimme it or I blow your damned head up!

“Go on, then”.

Desperately, Hickoc aimed firmly to the gunslinger’s head. His forefinger was trembling on the trigger. Wesley opened his eyes suddenly. It was then, when he did his movement.
Decades after, people for Abilene would still be talking about it. The gunslinger’s Walter Colt moved so fast that looked like it turns by itself. Nobody known ever how could be possible. Nobody saw his fingers made rolling the weapon. Merely, Wesley had the gun taken with his fingers, and half a second later, it spun and he shot. The bullet ruined marshal’s chest. He bit the dust already death, with a surprise expression on his face that he gave it with him to hell.
Cayetano Gea Martín

martes, noviembre 18, 2008

Frase mítica.

-Putos gafapasta. Les odio a muerte.
Escuchado en Fnac Callao a un tipo que pasaba.
Qué gusto volver a casa y escuchar perlitas de estas. Ya lo echaba de menos, ya. Y que conste que no lo digo en tono irónico, que me eché unas risas.

viernes, noviembre 14, 2008

De seminario de izquierdas

Este fin de semana me toca desaparecer de Madrid y dejarme los cuernos en Rivas en la Asamblea Federal de IU... Nunca pensé que acabaría militando, la verdad, pero lo cierto es que (y no es ninguna obviedad) es útil sentirse útil. ¡Decidí quejarme menos de la mierda de mundo que nos rodea y pasar a la acción!

Así que, ya saben ustedes, si se pasan y me ven, se les invitará a una caña solidaria...

Buen finde a todas y todos.

Cayetano Gea Martín

miércoles, noviembre 12, 2008

Hasta los eggs

Como hoy no paro de currar después de pasarme los dos últimos días en la cama jodido del estómago, vengo con ganas de movida...


Así que, triple dosis de Cayetano (horreur): un poema de esos míos destructivos, una canción de Mamá Ladilla y una paginita del genial Elreydespaña... ¡Agur!



Masticando bilis


¿Alguien me presta un cuchillo

Para degollar a quien más quiero?

Violaré con mis dientes su brillo,

Paceré mi pecado en su lucero.


¿Alguien tiene hambre de carne al por mayor,

De bilis negra, de medallas, de podios?

Porque ahora tengo tanto asqueroso amor

Que dar, que parece eterno odio.


¿Alguien sigue frenéticamente mamando

Del falo sagrado de vuestro Dios?

¿De la carne de su carne enhiesta?


Mientras yo, imbécil, sigo masticando

Al amparo de la luna del adiós

Los restos podridos de mi vergüenza.


Cayetano Gea Martín



Mamá Ladilla - Cosas que joden





Elreydespaña - Definición de Poppy Girl


viernes, noviembre 07, 2008

Elrich

Me ha encantado... Refleja exactamente lo que pienso


¡Buen fin de semana y que los hados os sean propicios!


Besos,

Cayetano


martes, noviembre 04, 2008

With all of you


Sexual toys
Slips with dildos
Seek & enjoy
Hell on limbo




Warm in the lust
Breast & nipples
Before we're dust


Without mend
Ritual is nigh
So much to loose




I want to spend
The hottest night
With all of you




Cayetano Gea Martín




martes, octubre 28, 2008

Añoranza (II)


MixwitMixwit make a mixtapeMixwit mixtapes




¿Os acordáis de las cintas de casette? Esta es una cinta virtual que podéis crear en www.mixwit.com. Tienen una base de datos de canciones que no está mal y se pueden elegir bastantes modelos diferentes (e incluir imágenes si se es muy creativo y se aburre uno un poco). Todavía me acuerdo de cuando tenía que rebobinar la cinta con un boli porque ya no le quedaban pilas al walkman o de cuando se enganchaban en los cabezales y se te llevaban los diablos porque sabía que aquello ya no sería lo mismo.
Hala, a crearos la vuestra.

lunes, octubre 27, 2008

Letras en el rostro

Leyendo estos días The Black Book (El Libro Negro) de Orhan Pamuk, he tropezado con un concepto que me ha resultado muy interesante. En el libro, el protagonista, descubre una antigua tradición sufí sobre la composición de la realidad mediante combinaciones de letras. Voy a ver si soy capaz de explicarlo con mis propias palabras (no tengo el libro a mano ni Internet, así que tendré que hacerlo a pelo):

En el año 1.928, el alfabeto árabe fue remplazado en Turquía por el latino, en lo que se vino a llamar la revolución de las palabras (o algo parecido). Con ello se perdió buena parte de la tradición escrita turca sufí, de la antigua Anatolia, sobre todo en lo tocante al concepto del que quiero hablar aquí.


La idea en cuestión explica cómo los rostros de las personas están formados por letras árabes. Es decir, la forma de la nariz recuerda a determinada letra, los ojos a otra, etc. Las combinaciones son infinitas (tantas como rostros). Además, que es lo cojonudo, cada letra árabe tiene un significado propio, que en combinación con otras, puede llegar a “dibujar” la personalidad del individuo en cuestión (de hecho, se dice que el rostro de Mahoma está conformado en los arabescos de las mezquitas).


El protagonista, después de empaparse de este concepto, entiende por qué su mujer, seguidora de tal doctrina, le ha abandonado: ella ha leído en la cara de su esposo cómo realmente él es… Y no le ha gustado lo que ha visto. Galip, que así se llama el protagonista, comienza una búsqueda incansable de su esposa, mientras intenta, a través de acciones que se visualicen en su rostro, cambiar su forma de ser. Poco a poco, mientras se va adentrando en las callejuelas sórdidas de Estambul y va profundizando en los misterios del credo, comienza a visualizar no ya las caras, si no todo (las personas, los árboles, los edificios) como si estuviera compuesto por infinitas letras y, cada una, con un significado, un propósito oculto.


Esta idea me recuerda a otras parecidas que tratan de conformar la realidad utilizando un patrón determinado. Y en cierto punto, me parece lógico. Si un matemático observa el mundo desde su prisma de unos y ceros, si un neurólogo lo hace desde el suyo, ¿cómo no un escritor no va a ser capaz de ver letras y palabras por todos lados?


Creo que el concepto no puede ser más sugerente. Imaginaos por un segundo la cara de alguien en particular. Ved cómo está compuesta de millones de letras y cómo éstas cambian según la persona mueve su rostro, o si está triste y luego alegre. Incluso, si supiéramos leerlas, podríamos saber lo que piensa o si está enfermo… y cuánto tiempo le queda de vida. Nos convertiríamos en dioses, nada tendría secretos para nosotros. Ascenderíamos a los cielos, pero eso sí, a los cielos de las palabras.Y así, yo podría darle validez a una de las ideas que más sigo o quiero seguir: en el principio, estaba el verbo. Dios vino después, cuando hubo una palabra para poder nombrarlo.



Cayetano Gea Martín Bey



jueves, octubre 23, 2008

Añoranza

Desde el palio azul y verde de mi antiguo barrio,
Rememoro la prematura infancia abandonada.

El compendio de mis primeros y añorados años
Están atrapados en esta tierra santa,
Condensados todos en un gris preternal.

Paseo por Leganés con la vista algo cansada,
En busca del niño amable que lleva mi rostro.

Me ha parecido verle agitando sus tristes alas
Ante el escaparate de aquella juguetería,
O columpiándose a solas con sus meras palabras.

Creo que necesito ser capaz de acceder a él.
Sentarme a su lado y que él me mire, y que nada
Le haga, oh, apartar la vista cuando me escudriñe
Desde la tristeza de sus grandes pupilas pardas.

Quiero decirle a él, a mí, que todo irá bien,
Que no tenga miedo o dudas a crecer sin alma,
Que sus locos sueños infantiles se cumplirán.

He de decírselo ya y sin utilizar palabras.
Antes de que me haga olvidar su inocente rostro
El rumor entrópico de las risas falsas.
Cayetano Gea Martín

sábado, octubre 18, 2008

Concurso de tráilers falsos.

Pues sí, como podéis leer, se ha creado un concurso de tráilers falsos. La idea me parece muy original porque requiere, como en un cuento breve, tener una buena idea y además saber transmitirla en tan sólo 90 segundos, que es el límite impuesto por el concurso. Además en la portada de la página han estrenado varios tráilers falsos de algunos directores conocidos. Uno de ellos que me ha gustado especialmente es el de El exorcista V, por Jauma Balagueró. Y, de momento, de los tráilers presentados, éste me parece que está bastante trabajado y la idea puede ser buena. Disfrutad.

jueves, octubre 16, 2008

Up the irons!

Hace poco leí un artículo que hablaba sobre cierto experimento científico consistente en estudiar la personalidad de un grupo de más de mil personas bajo el prisma de sus preferencias musicales. Pues bien, una de las múltiples, y supongo que inútiles o poco prácticas conclusiones a las que llegaron fue que, contrariamente a lo que se pudiera pensar a priori, la gente que escucha Metal y Rock son pacíficos, amables e imaginativos. Es decir, lo que yo ya sabía desde que me empezó a molar el rollo (que fue desde hace mucho ya, cuando veía a mi padre moviendo la cabeza a ritmo de Led Zeppelín) era confirmado ahora en un estudio pseudo-científico.

No quiero hacer apología del Metal. Cada uno con sus gustos (y cuantos más variados, mejor), pero siempre me ha llamado la atención sobre cómo se demoniza este estilo de música por buena parte de la sociedad. Para mucha gente, que se asombra y se asusta cuando les dices que prefieres Iron Maiden a Bisbal (por ejemplo), debemos ser una especie de minoría tribal formada por individuos peludos, gordos, sucios, violentos y que sacrifican bebés en un altar dedicado a Ozzy Osbourne. Eso es tan simplista como afirmar que los seguidores de la música New Age se dedican a contemplar a través de una ventana cómo llueve mientras gruesas lágrimas ruedan por sus mejillas.

El problema, como siempre, es la ignorancia y opinar sobre algo cuando no se tiene la más puta idea. Al igual que a mí no me da por afirmar nada sobre el modo de vida de los raperos (como si por el hecho de que te guste el rap ya implicase algo), sin embargo el grueso de la sociedad de este país de ignorantes de boca ancha sí que lo hace. Siempre recordaré cuando me corté la melena y una señora de mi antiguo bloque de vecinos comenzó a saludarme de pronto, como si me hubiera transformado por arte de magia en un ser humano como ella.

Vamos a ver… A lo largo de mi vida he conocido muchísima gente del mundillo metalero, y la mayoría son personas excelentes y con un gran sentido del humor. Amén de un nivel cultural algo superior a la media española, aunque sea en términos de frikismo muchas veces. Por supuesto que hay gilipollas, como en todas partes, vamos. Pero ¿cuántos casos hay de pandillas de metaleros que se dediquen a crear conflicto en la sociedad? Creo que los que pegan palizas a los indigentes y lo graban con el móvil son otros, ¿no?

Y sin embargo, cuando alguien está en un bar y ve entrar por la puerta a un grupo de gente con negras chupas de cuero les da por acojonarse o mirarles con odio.

Estamos copiando toda la mierda de los Estados Unidos. En un mundo con miedo, hacen falta enemigos. En España tenemos problemas muy gordos (cada cual que elija su favorito) , pero parece ser que la culpa es de los comics, el Metal y los videojuegos. Es decir, más o menos como cuando hace treinta y pico años mis padres tenían que comprar en el mercado negro condones y libros de Antonio Machado.

Así que ya saben, papás y mamás de organizaciones fachas: si ven a su hijo con una incipiente melena, una camisa negra y tachuelas (toma topicazo), prohíbanselo inmediatamente, que seguro que esa misma noche invoca al Maligno. No les permitan a su vástago (que estaba tan mono ella o él de Comunión) caer en las fauces de Satán y el sexo libre. Se empieza escuchando música no sacra y se acaba violando monjas, invertido, o peor, votando a Izquierda Unida. Prohibición y más prohibición. Nada de razonar con él.

¡No se les vaya a ocurrir la infeliz idea de educar a sus hijos!


Cayetano Gea Martín


martes, octubre 14, 2008

Reflexión parabólica estúpida

El que un cirujano dedique su vida a operar de fimosis se debe a que los hados le han sido prepucios.

viernes, octubre 10, 2008

Sus manos hermosas y morenas acarician mi cara como si jamás lo hubieran hecho antes, explorando los rincones inéditos de mi rostro falsamente joven.

Sus manos son dos joyas turcas engarzadas en los dedos sinuosos que reptan hacia los míos con la sabiduría que dan los evos.

Sus manos palpitan de vida, excitadas, exploradoras y tiernas, de feminidad bien entendida. ¡Manos señoras y dueñas!


Cayetano Gea Martín

martes, septiembre 16, 2008

Lost in Space

Lamentablemente, y por motivos puramente personales, no creo que el abajo firmante pueda publicar nada ni tenga ánimos para ello durante una temporada... Incluso me planteo cancelar el blog, ya no tiene ningún sentido.

Gracias y un saludo

Cayetano Gea Martín

martes, julio 29, 2008

500

-I-
La visión del sucio techo fue el acicate que necesitó para levantarse, a pesar de las horrendas náuseas que habían decidido instalarse en su estómago de forma más o menos definitiva. Vagamente podía recordar la noche anterior, sólo que pasó un rato realmente distendido con sus amigos que había servido para aparcar temporalmente su preocupación.

Aquello volvió a golpear su mente en cuanto lo recordó de nuevo. Maldita sea, se lamentaba, maldita, maldita sea, qué cojones voy a hacer. Qué cojones voy a hacer, oh, Dios mío bendito, joder.

Eructó, se levantó bruscamente y dio con sus rodillas en el sucio suelo de linóleo, con el rostro perlado de sudor y los brazos temblorosos cargando vagamente con su peso. Se llevó una mano al vientre y comenzó a vomitar la cena.

Una cena copiosa, de mucha cerveza y pescado rebozado, más el café de después, los cigarrillos varios y dos copas de ron en el garito de siempre; los pequeños excesos controlados de cada fin de semana, su momento absurdo de placer en cómodos plazos autodestructivos.

Sintiéndose ligeramente mejor, decidió pegarse una ducha para poder aclarar su mente y con ella, esperaba, sus confusos pensamientos. No tenía la más remota idea sobre lo que iba a hacer de cara a su futuro inmediato.

Cómo iba a poder sobrellevar aquello, cómo iba a poder mirarse al espejo un día tras otro, hasta la terrible consecución de tan aciago destino.

Sin molestarse en vestirse o en secarse, se dirigió a la cocina con la intención de desayunar. Cogió un cartón de leche a medias y bebió directamente de él. El latigazo del sabor agrio de la leche en mal estado hizo que la escupiera inmediatamente en el fregadero atestado de cacharros sucios. A la leche siguió inmediatamente otro aluvión de vómito y lágrimas de rabia, dolor y frustración.

Mierda, mierda, doble mierda.

Permaneció un rato sobre la pila, contemplando con los ojos vacíos el desastre de su propia existencia.

Reponte, cojones.

Levantó la cabeza y abrió de nuevo la nevera. Esta vez, extrajo una lata de cerveza de marca barata.

Marca ACME.

Se dejó caer en el sofá de su pequeño salón. Se rascó la raja del culo mientras buscaba el mando a distancia. Zapeó hasta que encontró un canal donde retransmitían un partido de fútbol de Segunda División. La cerveza caía a plomo sobre su sufrido estómago, pero valió para despejar su embotada cabeza.

El remedio de los yonkis.

Sus ojos se distraían contemplando más la ventana que el partido. Un sol de justicia desparramaba su luz por todo el exterior. El verano estaba jodiendo la marrana a base de bien. El termómetro de la pared, regalo de su madre, marcaba los treinta. Eran las diez de la mañana.

Calor, para más desgracia, joder. Estoy hasta las narices. Esto es insostenible y sigo sin saber cómo cojones voy a poder sobrellevar esta situación. Si fuera más valiente, oh, si tuviera el valor de acabar con esto por métodos más expeditivos…

Poco a poco, fue cayendo en letargo. La cerveza cayó de sus manos y empapó la moqueta. La televisión siguió encendida para nadie.

La pesadilla cobra forma y siempre pienso que más me valdría ser algo distinto a lo que soy porque ser apenas el sueño de la razón me produce monstruos en el estómago como en las pelis de Alien oh mamá.

Despertó bruscamente de un sueño intranquilo y con el cuello dolorido cuatro horas más tarde. Tambaleándose se dirigió hacia el baño y orinó considerablemente. Tuvo que aferrarse con fuerza al toallero para no perder el equilibrio. Se sentía fatal, con el cuerpo revuelto tras tan larga siesta, y con la resaca entorpeciendo aún su ajado mecanismo.

Y luego están las náuseas, oh, Señor.

Salió del cuarto de baño y se sentó en el sofá. Al sentirse de nuevo en él, recordó vagamente que había soñado con su madre. ¿Cómo estaría la vieja?

Humillada por una bestia disfrazada de hombre, asustada temblando en el rincón más oscuro de su propia alma, agazapada como un cervatillo, hasta que decidió que se acabó y convirtió el cuello de la bestia en un improvisado lugar donde meter cinco enormes cuchillos de cocina. Después cárcel, poco tiempo. Al salir, tres regalos: libertad, sentimiento de culpabilidad y manía persecutoria de por vida.

Esperaba que bien, pobre mujer. De súbito, la idea de llamarla y contarle su situación cobró forma en su mente. Se preguntó, casi en voz alta ¿por qué no?

Porque ella jamás había movido un dedo por toda su numerosa descendencia, atrapada en una voluntaria red de machismo, como correspondía a toda mujer decente y de bien, regañando a sus hijos por protestar acerca de las palizas que el papá, en su sabiduría, dispensaba de forma tan generosa. Luego, un día, ella se encargó de poner fin a la situación, pero sus vástagos no olvidarían nunca, oh, no. La llamarán dos veces por semana y procurarán que no le falte de nada. Pero nada más. Será una madre a cuidar, no una amiga o confidente. Nadie puede cruzar un puente si éste no se ha construido jamás.

No, no podía contar con ella. Y tampoco podía contarle algo así. ¿Quién sabe, en su estado, cómo sería capaz de reaccionar? Mejor no arriesgarse. Estaba pensando en ello cuando el dolor apareció de nuevo, súbitamente, un dolor tan fuerte que prometía con partirle el espinazo en dos. Cayó al suelo y comenzó a retorcerse y a vomitar bilis.
Duele duele oh duele joder cómo duele joder.
Con gran esfuerzo comenzó a incorporarse, mientras el dolor, poco a poco, empezaba a remitir. Sudando la gota fría, consiguió sentarse de nuevo.
¿Por qué tiene que doler tanto? No basta conque mi vida, tal y como la conozco, vaya a terminar en breve si no que, además, tengo que reventar de dolor.
Permaneció ahí largo rato. Poco a poco, una calma, una paz interior, iba invadiendo su cuerpo. Se entregó a esa sensación.
Paz. Calma. Mamá.
Decidió llamar a su madre. Necesitaba poder contarle su situación a alguien que no fuera a emitir juicios de valor.
Algo de nervios, pero creo que es lo correcto, sí.
Descolgó el teléfono.
Sí, creo que sí. Uf.
Marcó.
Qué calor. Nervios.
Esperó.
Espero que esté.
Daba señal.
Nervios.
Primer tono.
Vamos.
Segundo tono.
Ejem.
Tercer tono.
Nervios.
¡CLAC!
- ¿Diga?
- ¿Mamá?
- ¿Sí?
- Mamá, soy yo.
- ¿Quién?
- Yo.
- ¡Oh, hola, cariño! ¡Qué sorpresa! Ayer precisamente estaba hablando de ti…
- Mamá…
- …a esa señora tan simpática de…
- Mamá, tengo que decirte algo.
- …la tienda nueva de abastos, ya sabes…
- Mamá, para, tengo que contarte una cosa.
- …esa pequeña tiendecita que…
- Mamá…
- …es tan mona y está tan ordenadita y…
- ¡Mamá! ¡Estoy embarazada!
Cayetano Gea Martín

miércoles, junio 25, 2008

499


Muy buenos días (tardes) niñas y niños…

Hoy colgamos en este vuestro blog la entrada número cuatrocientos noventa y nueve. ¡Zarabandas y algarabías!

Para celebrar tan magno evento (es decir, la inminente entrada quinientos), tiraremos el blog por la ventana y lo celebraremos por todo lo alto. Bueno, quizá no tanto, pero un par de cosas muy especiales sí que habrá, las cuales me propongo a explicar a continuación:

- La entrada nº 500 será algo totalmente distinto que requerirá de vuestros comentarios para que continúe la historia hacia unos u otros derroteros (incluso se podrá elegir quién va a continuar la trama, si Pedro o yo). Bueno, ya nos ocuparemos de esto cuando llegue… Que será lo que tarde en escribir la entrada, claro…

- El domingo día 6 de julio celebraremos en la cafetería-librería inglesa J&J una mini-fiesta para todos aquellos que quieran venir, aprovechando que ese día trabajo yo de camero allí. Os dejos los datos del evento:

Día: Domingo 6 de julio a partir de las 18:00.
Lugar: J&J Books and Coffee. C/Espíritu Santo, 47 (Metro Noviciado) Abajo del todo os dejo un hermoso planito...

Y poco más que añadir… Tan sólo me resta decir que, tanto el señor Garrido Vega como yo, estamos muy agradecidos a todos y cada uno de vosotros y vosotras que alguna vez habéis dejado vuestra huella aquí.

¡Gracias por todo y esperamos veros el domingo 6 (a los y las que viváis por Madrid, claro)!

(Pinchad sobre el planito para que se pueda ver algo medianamente decente)

Cayetano Gea Martín

Pedro Garrido Vega

lunes, junio 16, 2008

En la selva, la imponente selva


Los dos amigos se pararon a la vez, sin creerse ni por un desquiciado segundo lo que tenían ante sus ojos. Donde antes estaba su barrio ahora florecía una jungla tropical. Por doquier, enormes árboles extendían sus ramas plagadas de simios hacia el nublado cielo londinense. Un cerdo salvaje hozaba cerca de los pies de los dos atónitos vecinos.

El primero en reaccionar fue Mike, el mayor de los dos y el más dotado de flema británica. -Caramba, -comentó en voz alta, -creo que hoy no encontraremos abierto ningún pub donde poder ver el partido, Pete.

El nombrado aún permanecía en estado catatónico, por lo que apenas pudo balbucir algunas palabras inconexas. Simplemente, permanecía con los ojos como platos contemplando la imponente selva y sin poder ver ni rastro de los edificios o de las calles. Cierta cancioncilla se filtraba a través de su cerebro…

In the jungle, the mighty jungle, the lion sleeps tonight…

-Bueno, -suspiró Mike, -supongo que deberíamos intentar localizar nuestras casas, o lo que sea que se alce en su lugar, ¿no te parece?

Pete consiguió, al fin, hablar, y le respondió a su amigo: -No sé si es una buena idea, Mike. Creo que deberíamos volver al centro.

-¿Al centro? ¿Para qué?

-No sé, a lo mejor allí alguien sabe qué está pasando. Quizá en este momento estén dando por televisión algún tipo de reportaje sobre lo sucedido.

-Vamos, vamos, Pete. Sabes tan bien como yo que las cadenas de televisión tienen ya suficientes noticias con el fútbol, la familia real y la inmigración.

Mike comenzó a adentrarse en la jungla antes de que su amigo pudiera replicarle. A regañadientes, Pete le siguió.

A los diez minutos habían llegado a donde, en teoría, debería comenzar su calle. Allí no había ningún rastro visible de civilización. Solamente árboles y más árboles que formaban un impenetrable muro verde. Algo rugió. Algo que le sonaba a Pete muy grande y muy cercano. La condenada canción no se le quitaba le la cabeza…

Near the village, the peaceful village, the lion sleeps tonight…

-Hum, -murmuró Mike, -esto es bastante inusual.

-¿No has oído nada? -Dijo Pete en asustado tono a su amigo.

-Sí. Debe ser ese perro de la vecina. Alguien debería decirle a esa vieja cacatúa que educase mejor a su maldito chucho.

-¿De qué demonios hablas?, -respondió Pete al borde de la histeria, -¿No te das cuenta de que es el rugido de un león?

-Eso es totalmente imposible, amigo mío. Por dos razones categóricas: no hay leones ni en Inglaterra ni en las selvas.

-¡Me da igual!, -chillo su compañero, -¡Me da igual! ¡Joder, Mike, hay un puto león ahí fuera!

-Ya te he dicho que eso es impos…

El león que surgió atravesando la floresta cortó su perorata. Los dos amigos se quedaron paralizados, aunque Mike fue capaz de decir: -¡Vaya, esto es realmente…

Nuevamente no pudo terminar la frase, aunque esta vez fue porque el león corrió hacia él y clavó las fauces abiertas en su desprotegido cuello. Mike intentó zafarse de su cazador, pero sus fuerzas mermaban a increíble velocidad. En apenas diez segundos dejó de patalear y expiró.

El león soltó a su presa, y clavando sus ojos felinos en el cuello del inmóvil Pete, fue acercándose poco a poco hacia él.

Antes de morir, le pareció que la bestia, con la boca y el hocico embadurnados de sangre, tarareaba para sí otra estrofa de la canción…

Hush, my darling, don't fear, my darling, the lion sleeps tonight…
Cayetano Gea Martín

martes, junio 10, 2008

Basado en hechos reales (me temo)

- ¿Ánde dices quemos quedao?
- En la INN, como siempre, ¿ande coño quiés que vayamos, si no?
- ¡Siiiií! Amos a la INN. ¡Qué putas ganas tengo de bailar, joder!
- Buah, y yo mazo, ¿qué te crees?
- Está que te cagas.
- Mazo.
- Has cambiaoooo mi viiida corasoooón…
- ¡Vamos a la INN, coño!
- Ej que mira que está guapa, chaval. A ver si vemos al tío aquel…
- Ja, si ej que eres una zorra, tronca.
- ¡Mira quién habla! ¡La que no se lía con tós loj que ve, no te jode!
- Eres una peazo de puta, ¿sabes?
- ¡A ver a quién llamas tú puta, cacho guarra!
- ¡Anda, cómemel coño!
- ¡Zorra!
- ¡Puta!
- Paso de ti. Quinsoportaaable es el dolooor que me desgaaarra el corasooón…
- Dale, dale… ¡A la INN!
- Bueno, va, ¿pero has quedao con alguien o no?
- Que sí, joder. He quedado con la Loli, la Marta y la Pili.
- Buah, qué mal me cae la Pili. Le va diciendo a todol mundo que yo me lié con el Carlos, tronca.
- ¡No jodas!
- Ya ves.
- Qué fuerte.
- Mazo.
- Bah, pasa de ella, questá loca.
- ¡Ja, ja, ja! Sí, como una puta cabra está la muy cabrona!
- Qué fuerte, tía.
- Mazo.
- Yo la i invitado porque me lo ha pedío la Loli, si no de qué.
- Nosajodío.
- Ej que se ve que la Pili la invitó a su cumple y claro… Ahora stá obligá a sacarla de paseo.
- Pos como me toque mucho los cojones la pego dos ostias, que me tiene hasta los güevos la muy gilipollas.
- Nah, tranqui. Si es una sopas. Se toma dos cubatas y se queda sobando en el sofá.
- No vale paná.
- Macuerdo yo en la fiesta del Jorge, que stabamos tos de puta madre y va la tía y se queda sobá en el suelo.
- No jodas. Menuda pringá.
- Ya te digo.
- Mazo.
- Ya ves.
- Buah, pos yo me puse hasta el culo. Me bebí dos botellas de Yak Daniels pa mi sola.
- ¡Jo, eres una puta borracha!
- ¡Mira quién habla aquí!
- Yo no bebo tanto, tía.
- ¡Bah que no! ¡Estabas mazo de pedo el finde pasao!
- Eso fue por el cabrón del Miguelito, que mechó una pasti en el vaso. Quijo puta…
- Pos espero que venga hoy y se pase algo…
- Qué va, es mazo de raro.
- Ya te digo.
- Pero mazo.
- Tú me camelaaas…
- Deja de cantar, zorra, mira cómo te mira la puta vieja esa…
- ¿Quién coño?
- Sí, joder, la vieja esa…
- ¡Tú, puta vieja! ¿Qué cojones estás mirando? ¡A ver si voy a tener que partirte los morros, puta!
- ¡Ja, ja, ja!
- ¡Ja, ja, ja!
- No te jode, la vieja. ¡Ojala se muera de una vez! ¡Mal fin tenga!
- ¡Ja, ja, ja!
- ¡Ja, ja, ja!
- Joder, ¡ja, ja, ja!
- Aaa vuetto a llamaaarmeeee y nosé caceeeer…
- Esa canción mola mazo, ¿es del último, no?
- Sí, está que te cagas…
- Mola mazo.
- Ya te digo.
- Es la caña.
- Ya ves.
- Mola.
- Mazo.

Cayetano Gea Martín

miércoles, junio 04, 2008

Jesusito de mi vida


Jesús, Cristo o Jesucristo, como se prefiera, resucitó hace una semana en la Plaza de Olavide. Lo primero que hizo fue renovar su vestuario con la ropa más moderna que pudo encontrar en las tiendas de la calle Fuencarral. Más tarde, en una peluquería étnica trenzaron sus guedejas en hermosísimas rastas. Comió en un restaurante muy cool por Virgen de los Peligros, se compró el último disco House y cambió su corona de espinas por un Aston Martin.


Ese mismo día, al anochecer, salió con un spray a tachar todas las infinitas representaciones suyas que había por Madrid. Por la mañana, y a pesar de su divino poder, se encontraba exhausto. Se preguntó si Buda tuvo que luchar tanto también cuando decidió lavar su imagen.


Cayetano Gea Martín

lunes, junio 02, 2008

Efemérides

Hoy he cumplido veintinueve años ya… madre mía qué rápido se me está pasando esto que se llama vida. Menos mal que mi careto sigue siendo el mismo y que, básicamente, me sigue gustando lo mismo que hace nueve años. Amén de la consabida partida de regalos, claro está. Aunque, por una vez, quiero ser yo el que regale en mi cumpleaños. Ahí os va la lista. Sólo vale escoger uno y en función de la edad:


Señales de humo para los bebés de inocencia a flor de piel rosada.

Ecos de vida para los niños que aún tienen estrellas en el pelo ensortijado.

Sueños prófugos para los adolescentes adormecidos en sus masturbaciones.

Besos fraternales para los jóvenes que alzan sus puños y desafían a los gigantes.

Saludos cordiales para los de la edad perfecta que siguen sin encerrar bajo siete llaves a Peter Pan.

Enjambres de vino tinto para los maduros que han visto naves ardiendo más allá de Orión.

Miríadas de libros para los que frisan la edad de mis padres envueltos en los restos del muro de Berlín.

Píldoras de eternidad para los veteranos de las guerras del alma.

Besos y abrazos para todas y todos.


Cayetano Gea Martín (soplando 29 velas)

sábado, mayo 31, 2008

Elogio a los libros sin trama.

La trama, defendida por los escritores anglosajones del XIX (y por muchos del XX), nunca ha sido algo que haya buscado premeditadamente en mis lecturas. Tanto es así que creo que más bien me he alejado de ella para buscar nuevos motivos y estilos en la literatura. Y posiblemente son los libros sin trama algunos de los que más he disfrutado: La vida, instrucciones de uso, de Perec, Rayuela, de Cortázar, Impresiones de África, de Roussel, algunos de los libros de Pavic, algunos de los de Bolaño, alguno de Vila-Matas, la mayoría de Fresán o el único de Alberto Ávila Salazar.
Por fin, este pasado fin de semana he encontrado un argumento interesante en contra de la trama en las novelas que, por supuesto, no es mío sino del genial Kurt Vonnegut y del que se hace eco Vila-Matas en un artículo en El País. Decía Vonnegut que las tramas eran en realidad sólo unas cuantas y no era necesario darles demasiada importancia, bastaba con incorporar – casi al azar- una cualquiera de ellas al libro que estuviéramos escribiendo y de esta forma disponer de más tiempo para la forja de lo que realmente habría de importarnos: el estilo. ¿Y cuáles eran esas tramas? Vonnegut se las sabía de memoria, tenía una lista muy perecquiana: "Alguien se mete en un lío y luego se sale de él; alguien pierde algo y lo recupera; alguien es víctima de una injusticia y se venga; el caso conmovedor de Cenicienta; alguien empieza a ir cuesta abajo y así continúa; dos se enamoran, y mucha otra gente se entromete; una persona virtuosa es acusada falsamente de haber pecado o de haber cometido un crimen; una persona se enfrenta a un desafío con valentía, y tiene éxito o fracasa; alguien inicia una investigación para conocer la verdad de un asunto...".

Seguiré creyendo pues que es posible una historia sin trama, que las tramas ya se desarrollan en la vida real y que lo que yo quiero es arte, una forma nueva de contar historias.

miércoles, mayo 28, 2008

¿Sin sentido?



Sin sentido parece todo a veces… O quizá si lo tenga. Juzguen ustedes mismos…

Todo comenzó cuando la nueva señora de la limpieza llegó a mi casa. Era una chica rumana, bastante atractiva, que venía con recomendación. También desempeñaba su trabajo en la casa de un amigo mío y, según él, lo hacía de manera más que eficiente. Aún pienso si mi amigo me gastó una broma de mal y extraño gusto.
Nada más llegó a mi casa, comencé a explicarle cómo quería que se hicieran las cosas, pero ella, tajante, me cortó. Me dijo que no tenía yo por qué decirle cómo hacer su trabajo. Es más, me advirtió que sus métodos de limpieza no eran demasiados convencionales, pero que el resultado era siempre sobresaliente. “Bueno, por probar no se pierde nada”, pensé yo, así que me fui a trabajar diciéndola que lo dejaba todo en sus manos.

Por la noche, al término de la jornada, me encontré con el apartamento reluciente como jamás lo había visto antes. Todo estaba limpio. Absolutamente todo. En vano traté de buscar algún rincón sucio. Nada. Las cortinas, las ventanas, el suelo, la terraza… Hasta me atrevería decir que el techo había sido limpiado concienzudamente. Me fui a dormir maravillado, en una casa que casi no reconocía.

A la mañana siguiente, ella volvió. Le pagué el doble de lo estipulado, lo que rechazó. -No lo hago por dinero,- me dijo, -es que no soporto la suciedad.

Durante un mes duró aquel milagro. Ella venía tres veces en semana y la casa parecía brillar cada vez más. Incluso planchaba toda la ropa, hacía comidas y ordenaba escrupulosamente bien mis papeles. Aquello no tenía sentido. Era imposible que le diera tiempo a todo en apenas cuatro horas. Así que decidí espiarla al día siguiente. Mala decisión.

Me despedí de ella y salí de casa, pero volví a entrar por el garaje. Pensé que si me descubría le diría que me había olvidado de algo. Lo primero que me abordó al subir las escaleras fue un ruido infernal, incomprensiblemente alto. Pero nada comparado con la escena que, en breves instantes, mis ojos devorarían sin poder evitarlo.

Entré en la cocina con sumo cuidado y me di de bruces con un enano calvo que fumaba un puro más grande que él mientras se afanaba limpiando la vitrocerámica. Sus manos se movían tan rápido que no se veían. Amplié un poco mi radio de visión y pude constatar que no era sólo uno, si no cientos o miles los que hollaban mi casa, y cada uno de ellos entregado con absoluta devoción y a velocidad de vértigo a una tarea doméstica concreta. No daba crédito a lo que veía. El humo de sus puros formaba volutas multicolor de dulce aroma que se desparramaban por toda la casa. Pude observar, casi desmayado de la impresionante escena, que dicha humareda se desplazaba con voluntad propia, lamía las paredes y las dejaba impolutas. Entraba por mis pulmones y perfumaba mi aliento con esencia de caléndulas. Me desplomé en el suelo y me desvanecí, no sin antes ver por el rabillo del ojo cómo ella, totalmente desnuda, invocaba más y más duendes con la punta de sus dedos. Sus uñas expelían el humo y éste se condensaba hasta adquirir la forma de los innumerables enanos.

Me desperté en un hospital cualquiera, bajo la atenta mirada de mi madre. El médico vino y la acompañó hasta la puerta. A solas me hizo saber que no sólo gozaba de buena salud, si no que tenía la constitución de un atleta profesional. -Su corazón,- me dijo, -es el más sano que jamás he visto en mis treinta años de profesión. Pero lo que más me sorprende es cómo diablos se explica el hecho de que no tenga usted ni el más leve rastro de microorganismos perniciosos en su cuerpo.


Cayetano Gea Martín

lunes, mayo 26, 2008

Sing of the times



Un enjambre carmesí de copas de vino
Corre por mi joven sangre de buey.
A sign of the times, you know?

Los placeres propios de un rey.
Creo en la sabiduría del exceso,
As held the immortal Mr. Blake.

¿Qué es más mortal que un beso?
¿Qué es mejor que el placer carnal?
I lustily adore the useless face-off!

Odio la calma y amo el carnaval
Que crece a orillas del bosque,
But I don’t wanna feel like an animal.

Pero hay veces en que el orbe
Me obliga, triste, a medrar hoy,
Like a flourish and unborn spring.

Pero estos caminos por los que voy,
Y que a veces parecen no tener fin,
Lead me to an inglorious coy!



Cayetano Gea Martín


miércoles, mayo 21, 2008

Reflexión (no propia)

¡Buenas tardes para todas y todos!

Hoy, releyendo el libro de Juan Eslava Galán, Historia de España contada para escépticos, me encontrado una reflexión sobre la conquista de América que me gustaría compartir con vuesas mercedes, para que me digáis si estáis de acuerdo o no. Ela aquí:

“Todavía existen historiadores que se preguntan si fue positiva o perniciosa la labor de España en América. Antes de entonar meas culpas que nadie ha pedido hay que considerar que no se puede juzgar con criterios modernos el comportamiento de unos hombres de mentalidad y principios muy distintos a los nuestros. Ni podemos medir con el mismo rasero a los españoles del siglo XVI y a los colonos ingleses del siglo XIX que exterminaron sistemáticamente al indio americano, al piel roja, al de las películas de John Wayne. La diferencia estriba quizá en la mentalidad racista de los anglosajones frente a la meramente mercantilista de los latinos. Los latinos del siglo XVI, nosotros, eran unos fanáticos ignorantes que todo lo cifraban en el derecho de conquista del guerrero valeroso, que gana honor y hacienda con las armas. Los anglosajones del siglo XIX eran hombres cultos, que habían pasado por el tamiz humanizador de la Ilustración y que se limitaban a transplantar su cultura a los nuevos territorios, anulando por completo al indígena. Españoles y portugueses produjeron de inmediato un mestizaje y una nueva comunidad cultural en el solar de las culturas indias. Los anglosajones han tardado más de dos siglos en comenzar tímidamente a producirlo, aunque, agotado por exterminio el filón indio, sólo les queda el negro para experimentar con él la bondad de sus sentimientos”.
Cayetano Gea Martín

martes, mayo 20, 2008

La conforman (impía)


La gritona rubia teñida de agua nieve,
El niño cubano que juega con el balón,
Los viejos con palomas en el balcón,
Las estudiantes que aún no son mujeres.

El cansado pakistaní del top-manta,
Las Penélopes que no encuentras a Ulises,
Las estatuas de pedestales grises,
Marroquíes, orientales, carpantas.

Los borrachos que insultan al aire,
Los guiris que a su patria no retornan,
El oso extinto en su madroño.

Budistas, zahoríes, monjas y frailes;
Todos y más mi ciudad conforman.
Y en mi rostro comienza a llegar el otoño.



Cayetano Gea Martín

miércoles, mayo 14, 2008

Pedro y Laertes

Pedro desandaba el camino hacia su humilde casa de pueblo cuando, de súbito, el sátiro apareció en medio de la polvorienta senda. La criatura se encontraba en un estado deplorable, pudo constatar Pedro, iba haciendo eses y bebía cada cinco segundos de un cuerno lleno de vino que a cada sorbo se rellenaba mágicamente de nuevo. Además, las peludas patas de cabra deberían constituir un problema añadido a su ebriedad más que evidente.

-Buenos días, noble señor. -Abordó el aparecido fauno a un sorprendido Pedro. -Disculpe que interrumpa su noble andar por unos instantes, pero creo que usted podría serme de gran ayuda en cierta cuestión. Ante todo, educación, por Circe. Me llamo Laertes y soy algo así como un vecino suyo. Vivo en el bosque que rodea su hermosa aldea, en lo más alto de la copa del más alto de los árboles, jo, jo…

El sátiro llamado Laertes comenzó a cantar y a danzar. Pedro no sabía a ciencia cierta qué pensar de todo el asunto. Cierto era que conocía la existencia de tales criaturas, pero jamás en sus cuarenta años de vida se había topado con uno en persona. Y menos con uno borracho o que llevara colgando del cuello un extravagante trozo de tela.

Al final, se atrevió a decir: -Disculpe, em, señor.

-Dígame usted. Laertes para servirle a usted y a toda su reverenciada familia. -Respondió éste, aunque en su melopea sonó algo así como “Diggamusté. Lairtes pasevil-le a usté ya toa su revirinciá famla”.

-¿En qué puedo ayudarle? -Se ofreció Pedro.
-¡Oh, sí, discúlpeme usted! -Respondió Laertes. -Con tanto bailoteo se me había olvidado. Siempre me pasa lo mismo, hay que ver. Bueno, sólo quiero que me conteste, si es tan amable, a una sencilla pregunta. Una bobada, en realidad, una nadería, una mera fruslería, etc., etc.
-Si está en mi mano…
-Yo diría que sí, buen ciudadano. La pregunta preguntita preguntera es… ¡Tachán! ¿Cree usted en la magia? ¡No conteste ahora! ¡Después de la pausa publicitaria! Que no, que es broma, adelante, adelante.
-Bueno, no sé que responderle… Me gustaría creer que sí.
-¿Qué tipo de respuesta es esa? ¿Acaso es usted gallego, señor mío? Y en caso de que lo sea, no tendrá un poco de Alvariño, ¿verdad? Vamos, hombre, conteste bien…
-Bueno… sí, creo en ella.
-¡Así me gusta! ¡Con seguridad y aplomo! Y ahora digo yo, ¿y en los Bonos del Estado? ¿Cree usted también en ellos? Le advierto que es la mejor inversión que puede hacerse hoy en día…
-Disculpe, ¿los qué?
-¡Los Bonos! Los Bonos del Estado, ya sabe…
-No.
-¿No sabe lo que son?
-No.
-¿Está usted seguro?
-Sí.
-Vaya, qué curioso… Discúlpeme una pregunta tonta más… ¿En qué año estamos?
-En el año de Nuestro Señor 1759.
-Mmm… Ya veo… Creo que se me ha ido la mano y he girado más veces de las que debía sobre mi propio eje… Curioso, curioso…
-No entiendo nada de lo que está usted diciendo, perdóneme.
-Al contrario, mi querido señor, discúlpeme usted a mí. Bueno, pues creo que tengo que irme, ya que no creo que vaya a sacar nada en claro en esta época.
-Sigo sin entenderle, lo siento.
-No importa. En fin… Me voy a ir despidiendo de usted, mi estimado señor y sin embargo amigo. Espero que su vida le vaya todo lo bien que se merece… Aunque vigile su próstata y procure orinar después de cada coito.
-Eeh, gracias… creo.
-Adiós, señor mío, un placer.
-Adiós, adiós.
-Hasta la vista… See ya around!
E internándose de nuevo en el bosque, Laertes desapareció. Pedro, sacudiendo la cabeza, incrédulo ante lo que había pasado, decidió emprender su marcha. Al llegar a su hogar, los recuerdos del encuentro con el sátiro se fueron haciendo cada vez más difusos. Al día siguiente, solamente recordaba haber tenido un sueño muy peculiar la noche anterior.

Cayetano Gea Martín


viernes, mayo 09, 2008

Nocturno sin cuerda (o decálogo para pasar una mala noche)



I. Me dan miedo las noches, sobre todo por ese color azul oscuro que dibujan las luces circulares que se cuelan a través de los orificios de las persianas de mi cuarto y cuyo haz observo golpear con fotónica saña mis innumerables libros.

II. La colcha es un peso muerto sobre mis pies, un calor animal y asfixiante que me impide cualquier tipo de movimiento. Sé que una mera sacudida liberará del filo de mi cuerpo la carga, pero me asusta que se ensucie. Diatriba estúpida…

III. El techo oscuro se eleva hasta el infinito, en una suerte de precipicio al revés, y que me hace pensar si no tendré mis sentidos confusos y estaré realmente atado a esta prisión de tela y muelles, observando la supremacía de la nada boca abajo.

IV. Desde la calle suben, trepando como alimañas por las paredes, ecos disonantes y melodías desaforadas, conformando una suerte de murmullo constante y pernicioso, del color ámbar que poseen las diversiones nocturnas, y que chocan contra mi estado de duermevela.

V. Cierto matiz gaseoso lame mis fosas nasales, y me invade, una noche más, el miedo a que ese antediluviano mecanismo a base de butano estalle de súbito y no me de tiempo ni a ser consciente de que estoy muerto.

VI. Lo cual me recuerda el tremendo miedo que siento a morir, a no ser nada, a no poder ser consciente por el resto de la eternidad. El peso de la entropía es más poderoso que la propia existencia. ¿Cuántas noches más me quedarán?

VII. El cuerpo me pesa como una mortaja, como un sudario. El dolor que me atraviesa la espalda me impide, más que nada, conciliar el sueño. Es un látigo de azufre que corre libre a través de mi sufrida espina dorsal.

VIII. Cierro los ojos y contemplo las imágenes grotescas que se dibujan en la cara interna de mis párpados. ¿No resulta monstruoso que toda nuestra capacidad de dormir dependa de esas dos finísimas películas de carne?

IX. La habitación se estrecha aún más y me ahoga en su caparazón de yeso. La oigo respirar y siento su aliento a cal amarillenta sobre mi indefenso rostro. Pronto, muy pronto, las paredes frías lo rozarán y me volveré loco del todo.
X. Pero lo peor de todo, lo que más me angustia, no son los estímulos negativos nocturnos, si no el saber que, en esta absurda noche de miércoles, tú no duermes a mi lado. Hoy mi heroína no vendrá a ahuyentar a las bestias.


Cayetano Gea Martín

martes, abril 29, 2008

Rostros sin nombre



Rostros sin nombre que pobláis mis sueños y mis trayectos: ¿Qué secretos oscuros anidan en vuestros ojos vacíos?

Si dudase un instante en corromper vuestros devenires, ¿qué deseos, qué motivos no descubriría ni intentaría borrar de la faz de la tierra?

Algunos sois tan vulgares que me pregunto si poseéis algo más a parte de vuestras miradas bovinas. ¿Qué os obliga a violar mi silencio con vuestro rumor de caracolas?

Y cuando cae la noche sobre los incrédulos tejados de Madrid, ¿qué sueños estériles os brindan vuestros torpes cráneos?

Rostros sin nombre, ¡pobláis mis pesadillas!



Cayetano Gea Martín


jueves, abril 24, 2008

Caín



Una muerte al azar
Un torpe caminar
Un jirón verde

Un coche, un puente
Un diablo y su muerte
Una ciudad sin vivir

Una pena sin fin
Un hijo de Caín
Un poeta loco

Un amante esposo
Un perro sin ojos
Una noche de betún

Una madre en el bus
Un cuerno en Belcebú
Una muñeca rusa
Una muñeca rusa
Una muñeca rusa…



Cayetano Gea Martín


lunes, abril 21, 2008

Una frase larga e incoherente


Cae la noche, y las estrellas que brillan encima de mi cabeza no paran de repetir, cansinas, mi nombre, como si no hubiera nadie mejor a quien molestar, cojones: hoy no estoy para nadie y menos para los destellos del cosmos insondable, ignoto, abismal, primigenio y el resto de los adjetivos de escribidor sin habilidad que sea capaz de colocar para buscar el efecto deseado de impecabilidad barroca que tanto me gusta, conocedor de que mis artes son escasas y que debo tirar de argucias más o menos legales para alcanzar los corazones de las personas (las cuatro o cinco) que me leen y no vomitan del asco, y yo sigo sin saber el por qué, oiga usted, que nauseabundo suelo ser (y más si me empeño): un método fijo suele dar propósitos concretos, siempre cuando, claro está, decimos gracias, sepamos cuáles son, que no es el caso, ni siquiera la solución fácil de decir, eh, voy a escribir un poco sin revisar y procurando no poner ni un punto, todo cabe en una frase, o eso dicen los sabios.



Cayetano Gea Martín


jueves, abril 17, 2008

Tao



Sé justo y serás despreciado.
Sé poderoso y te lapidarán.
Sé inteligente y te humillarán.
Sé noble y serás calumniado.

Déjate llevar por la vida,
Fluye desde tu río
Abandona tuyo y mío,
¡Sin meta no hay caída!

There’s no place you can go!
En la noche eterna todo cabe:
Olvídate del ser o el haber.

Be one with the world,
Que maestro no es el que más sabe,
Si no al que menos le importa saber.


Cayetano Gea Martín


jueves, abril 10, 2008

Hell yeah!


Hey, sweehah!, how ya doin? Lemme brinin maself, do ya mind? My mum called me Cletus Andrew Ronald James Tom Buck Jack, for the seven handsome nerd-brothas who raped her fohty years ago. But ya can name me Cletus, if ya wannit, babe. Whar ya from? Flagstaff? Ya’re fuckin far away fhom home, sweetie. So ya are a johnalist and ya wanna do a report about red-necks, uh? Then ya comin to the betha place, honey cunt. Actually, I don’t like people fhom cities, neitha news-dudes, but for ya and your dazzling legs I wohd be able to do an exception.

Whattabouh me? Well, flaxen corn, Am a man without dreams. Yep, sounds wiihd, uh? Evehabody wanna dream, evehaone desires somethin oh someone. But I ain’t. Am a simple guy in a complex wohld and I don’t care a shit about it. Fuck them all! Am Amehcan, ya know? Why the fuck I need to wish anymoh? Thoughts are foh faggots, and Am a really man, sugah candy.

What else moh? If I have hobbees? Yeah, but not a fuckin lot, ya can bet. I like some good tunes, to chew tobacco and jerk off maself if I don’t have a chicken to handle. Oh, and I come when anyone try to trespass my proprieties and I shootin him. So relaxin, I tell ya!

But don’t thin oddities about me, uh? Am a pehfect normal fella, and so appeasing. I only wehe mad one time in all ma live with a fuckin crackpot nigga who wantit to sleep in ma granary without consent, so I put a bullet in is black ass, can ya beliv me?

Oh, I know what ya thinkin. Ya thin I suck, amaright, uh? Ya think am a huge piece of shit, a bludy dick, an asshole, a sheep-lova, yep? What canna say? Hell yeah, yar fuckin right! But ya know, it is not ma fault.

Am just a cliché!
Cayetano Gea Martín