viernes, junio 30, 2006

Locuras de desconsuelo

Locuras de desconsuelo me mecen al mirarte, al besarte, al poseerte hoy, hoy, por última vez, por un sueño que se pierde por el sumidero de pesadillas que me hace desear morirme si con ello consigo conservarte, tenerte, y jamás perderte, pero tu cuerpo desnudo que miro con mis manos y mi boca por última vez posee la templanza de otro instrumento ya, otro acorde quizá más sensato y más brillante que yo, lo sé, lo conozco, lo cojo y lo admiro, y lo siento en el alma que no hay nada más en el valle de lágrimas en el que moro, perro faldero de ama cruel, de corazón roto y de coraza vacía, y huyo cual cobarde apaleado por la conjura tuya, que jamás me volverá a conjurar, y corro, corro por la noche triste en la que todas las estrellas se ríen de mí, de mí y de mi destino incierto sin brazos, sin pezones rosados, sin vello castaño que besar con mi frente, sin encontrarte más, más, nunca más, mientras me terminan de poseer estas locuras de desconsuelo.


Cayetano Gea Martín

2 comentarios:

Marga dijo...

Triste y desconsolado... pero yo siempre me quedaré con el desconsuelo antes que las condenas, tú no? por no confundir la literatura con la vida me digo a veces.

Saludosssssss, narrador de otoño!

Kay dijo...

Como dijo Wilde: la literatura no es vida, la vida es literatura...

Y sí me quedo con el desconsuelo, francamente...