Escribo estas líneas a raíz de una entrada mía que levantó cierta polvareda; aquella que mal titulé ‘Disculpen la franqueza’, donde por parte del respetable lector y amigo parecía haber ningún tipo de esperanza con respecto a este país en el que nos ha tocado nacer y, para casi todos, vivir. Quiero dejar bien claro de antemano, aunque la mayoría ya lo sabe, que no tengo ningún tipo de sentimiento nacionalista, pero que tampoco me considero antipatriótico, ya que hay cosas de aquí que, sin lugar a dudas me gustan; tales como la literatura, la gastronomía, el paisaje y las poblaciones (de algunos lugares, claro), la forma de vivir y de tomarse la vida, etc.
Creo que el desengaño político no debería mezclarse con el desengaño personal. Los políticos son una cosa, la gente y sus vidas, por fortuna, otra muy distinta. Creo que el pensar que nada tiene solución o que este país no avanza, es caer en una especie de demagogia derrotista de izquierda despreocupada con los problemas. Ya que todo es una mierda, pues para qué molestarse por hacer nada. ¿No os suena, con todo los respetos, a excusa?
Sólo quiero comentar un par de cosas más , y luego dejaré que me lluevan palos por todas partes, je, je:
Primero: No creo que la situación actual en España sea tan negativa como algunos opináis. Sí, creo que las cosas pueden ir mejor, pero no creo que lo que no funciona aquí sea un mal endémico, si no más bien una tendencia globalizada entre todos los países occidentales. El capitalismo es el capitalismo, aquí y en la Península del Labrador. Y antes de que me citéis a Finlandia o Nueva Zelanda, por ejemplo, como paradigmas de la democracia, os diré que obviamente un país pequeño siempre es más fácil de gestionar, y de evitarse chanchullos. Y no me toquéis las pelotas (bueno, con cariño si queréis, sí) con que también es una cuestión de mentalidad, del carácter frío y pacífico de los pueblos del norte, que Alemania y Rusia están por ahí y burradas han hecho y harán, como todos.
Creo que este país sí evoluciona en muchas cosas. Creo, además, que en algunas, demasiado rápido. La mentalidad de la gente de esta piel de toro tendida al sol me sigue sorprendiendo muchísimo, para bien y para mal. La forma de adaptarnos a los cambios (o mejor sería decir, el que nos la sude todo) me parece, a veces, encomiable. Además, ¿qué es eso de quejarnos de nosotros mismos? Cuando pensamos en españoles típicos nos imaginamos a ese tipejo bajito y con bigote que arma follón en el cine, que piensa que el fin del mundo es Murcia y que es un intransigente con todo lo que no sea de su mismo palo. Pero ¿acaso nosotros (y por nosotros me refiero a nuestro círculo de allegados) no somos de aquí? Entonces, ¿por qué no pensar que nosotros somos lo típico? ¿No nos descalificamos a nosotros mismos cuando nos cagamos por todo lo alto en España? No verás este fenómeno en ningún otro país. Habría que estudiarlo con detenimiento, creo yo. Si un alemán te dice que está orgulloso de ser alemán, no le prejuzgas como nazi. Pero si un español lo hace, es un facha. En lo que sí estoy de acuerdo es en que, tristemente, casi siempre se suele acertar, aunque ¿y qué? Tengo muy buenos amigos de derechas... Bueno, en realidad, sólo tengo a uno, pero es una persona excelente.
En fin, no sé, creo que somos de los poco países con complejo de ser lo que somos, cuando la mayoría de la gente de fuera que viene coincide que aquí se vive de putísima madre, que se come muy bien y que la gente es encantadora. ¿Que hay mucho gilipollas suelto? Sí, pero aquí y en Groenlandia, aviso. Como dice mi padre, el porcentaje siempre es el mismo: un 50% que se dedica a dar por culo al otro 50%.
Segundo: Lo lamento mucho si ahora me pongo intransigente (agarraos, que voy...), pero quien no hace nada por cambiar las cosas si éstas no le gustan, ha perdido, para mí, el derecho a quejarse. No hablo ya de votar, aunque también, hablo de hacer algo, de militar, de montar tu propio partido, de denunciar al alcalde mangante de tu pueblo, lo que sea. Por favor, no caigamos (también me incluyo, por supuesto) en la españolitis, es decir, quejarse mucho y no hacer nada. Y por lo que más queráis en vuestra vida, votad. Si estáis desengañados por lo menos proponed otra cosa. Si ninguno os convence, yo os prometo que al que me diga de vosotras y vosotros que monta un partido puede contar con mi voto de antemano. Tenemos las herramientas para hacer algo, lo que sea. Los que desean que no hagamos nada son ellos, los que mandan, los que se han olvidado de que no son más que nuestros gestores, a los que nosotros pagamos para que administren los recursos. No son nuestros jefes, lo somos nosotros de ellos. Ellos lo ignoran deliberadamente. Y nosotros, ¿también lo hemos olvidado?
Como diría el bueno de V, “People shouldn't be afraid of their goverments, goverments should be afraid of their people”.
¡Recordémosles por qué deberían temernos, joder!
Creo que el desengaño político no debería mezclarse con el desengaño personal. Los políticos son una cosa, la gente y sus vidas, por fortuna, otra muy distinta. Creo que el pensar que nada tiene solución o que este país no avanza, es caer en una especie de demagogia derrotista de izquierda despreocupada con los problemas. Ya que todo es una mierda, pues para qué molestarse por hacer nada. ¿No os suena, con todo los respetos, a excusa?
Sólo quiero comentar un par de cosas más , y luego dejaré que me lluevan palos por todas partes, je, je:
Primero: No creo que la situación actual en España sea tan negativa como algunos opináis. Sí, creo que las cosas pueden ir mejor, pero no creo que lo que no funciona aquí sea un mal endémico, si no más bien una tendencia globalizada entre todos los países occidentales. El capitalismo es el capitalismo, aquí y en la Península del Labrador. Y antes de que me citéis a Finlandia o Nueva Zelanda, por ejemplo, como paradigmas de la democracia, os diré que obviamente un país pequeño siempre es más fácil de gestionar, y de evitarse chanchullos. Y no me toquéis las pelotas (bueno, con cariño si queréis, sí) con que también es una cuestión de mentalidad, del carácter frío y pacífico de los pueblos del norte, que Alemania y Rusia están por ahí y burradas han hecho y harán, como todos.
Creo que este país sí evoluciona en muchas cosas. Creo, además, que en algunas, demasiado rápido. La mentalidad de la gente de esta piel de toro tendida al sol me sigue sorprendiendo muchísimo, para bien y para mal. La forma de adaptarnos a los cambios (o mejor sería decir, el que nos la sude todo) me parece, a veces, encomiable. Además, ¿qué es eso de quejarnos de nosotros mismos? Cuando pensamos en españoles típicos nos imaginamos a ese tipejo bajito y con bigote que arma follón en el cine, que piensa que el fin del mundo es Murcia y que es un intransigente con todo lo que no sea de su mismo palo. Pero ¿acaso nosotros (y por nosotros me refiero a nuestro círculo de allegados) no somos de aquí? Entonces, ¿por qué no pensar que nosotros somos lo típico? ¿No nos descalificamos a nosotros mismos cuando nos cagamos por todo lo alto en España? No verás este fenómeno en ningún otro país. Habría que estudiarlo con detenimiento, creo yo. Si un alemán te dice que está orgulloso de ser alemán, no le prejuzgas como nazi. Pero si un español lo hace, es un facha. En lo que sí estoy de acuerdo es en que, tristemente, casi siempre se suele acertar, aunque ¿y qué? Tengo muy buenos amigos de derechas... Bueno, en realidad, sólo tengo a uno, pero es una persona excelente.
En fin, no sé, creo que somos de los poco países con complejo de ser lo que somos, cuando la mayoría de la gente de fuera que viene coincide que aquí se vive de putísima madre, que se come muy bien y que la gente es encantadora. ¿Que hay mucho gilipollas suelto? Sí, pero aquí y en Groenlandia, aviso. Como dice mi padre, el porcentaje siempre es el mismo: un 50% que se dedica a dar por culo al otro 50%.
Segundo: Lo lamento mucho si ahora me pongo intransigente (agarraos, que voy...), pero quien no hace nada por cambiar las cosas si éstas no le gustan, ha perdido, para mí, el derecho a quejarse. No hablo ya de votar, aunque también, hablo de hacer algo, de militar, de montar tu propio partido, de denunciar al alcalde mangante de tu pueblo, lo que sea. Por favor, no caigamos (también me incluyo, por supuesto) en la españolitis, es decir, quejarse mucho y no hacer nada. Y por lo que más queráis en vuestra vida, votad. Si estáis desengañados por lo menos proponed otra cosa. Si ninguno os convence, yo os prometo que al que me diga de vosotras y vosotros que monta un partido puede contar con mi voto de antemano. Tenemos las herramientas para hacer algo, lo que sea. Los que desean que no hagamos nada son ellos, los que mandan, los que se han olvidado de que no son más que nuestros gestores, a los que nosotros pagamos para que administren los recursos. No son nuestros jefes, lo somos nosotros de ellos. Ellos lo ignoran deliberadamente. Y nosotros, ¿también lo hemos olvidado?
Como diría el bueno de V, “People shouldn't be afraid of their goverments, goverments should be afraid of their people”.
¡Recordémosles por qué deberían temernos, joder!
Cayetano Gea Martín
8 comentarios:
Si es que opino lo que tú así que me quedo con las ganas de discutir... cachis!!
Lo realmente jodido va a ser el magma mundial y nuestra propia humanidad y contra eso...
Que besossss contestatarios, no obstante, nunca sobran... jeje
¡¡Si hay que militar en un partido; se milita!! Por falta de entusiamo, no va a ser. Lo malo es que hay un montón de cosas que hacer, pero no sé sabe que hacer. O no queremos saberlas. Pero eso no es del tema.
MATA-TRAE!!!
MARGOT: Vaya... Otra vez escribiré algo en lo que podamos discutir, como por ejemplo que no soporto a Pío Baroja ni el realismo gris que destilan él, Galdós, Alas Clarín y otros plastas, je, je...
Aún así, gracias por el apoyo rojo.
¡Besos militantes!
EMPALADOR: Así me gusta, ¡anímate! Monta tu propio club, uno en el que te admitan como socio...
Saludos, Señor Vlad
MARTA: ¿?
El problema no radica en uno u otro partido sino simplemente en esa máquinaria llamada Política que en la que engancha a un ser normal y corriente entre sus engranajes lo recicla en un ser egoista y ávido de poder.
Y en cuanto a nuestra identidad qué mejor que las palabras de Gabriel Celaya:
Nosotros somos quien somos.
¡Basta de Historia y de cuentos!
¡Allá los muertos! Que entierren como Dios manda a sus muertos.
Ni vivimos del pasado,
ni damos cuerda al recuerdo.
Somos, turbia y fresca, un agua que atropella sus comienzos.
Somos el ser que se crece.
Somos un río derecho.
Somos el golpe temible de un corazón no resuelto.
Somos bárbaros, sencillos.
Somos a muerte lo ibero
que aún nunca logró mostrarse puro, entero y verdadero.
De cuanto fue nos nutrimos,
transformándonos crecemos
y así somos quienes somos golpe a golpe y muerto a muerto.
¡A la calle! que ya es hora
de pasearnos a cuerpo
y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo.
Saludos.
ISA: Coincido contigo, y además, hacía tiempo que quería encontrar ese poema y no me acordaba de quién era... ¡Mil gracias!
Besos agradecidos
Tamaraaa, dile a Cayetano lo q significa mi exclamación.
Sí, por favor, que alguien me ilumine en esto, je, je...
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