viernes, noviembre 24, 2006

Juego cruel, monótono, triste y violento


Y como jugar resultaba ya aburrido, y más cuando uno juega un solitario tras otro, metamorfoseándose lentamente en el as de corazones, decidí romper la baraja y salir a las calles del sagrado pecado, a la búsqueda y captura de rosados horizontes en peligro de extinción.

El que busca y encuentra
Feliz repetirá jugada
Con la boca llena de menta
Hasta el dulce calor de sus moradas


¡Cuántos días detrás de musas inexistentes!, ¡Cuántos años de carreteras secundarias, hasta hoy! Pero por fin atrapé una lo bastante grande como para satisfacer mi mente de criminal de papel maché durante un tiempo estimado en un rato y medio, según se mire y se desee, en este laberinto opcional que llamamos vida.

Al atardecer de las tormentas rojas
Cuando el calor de una noche perdida
Encuentra tus caderas flojas
Ante el rumor de la triste huida


Claro, dirán, rebuscando en sus bolsos más palabras pegajosas que me provoquen la muerte de nuevo, claro, para ti es fácil, ya que ni siquiera el silencio se calla ante tu presencia, rumor eterno, que tienes la boca tan grande que hasta dices algo coherente de vez en cuando. ¿Cuándo te callarás de una puta vez?, me preguntan con sus uñas apuntando hacia mis cuerda vocales. La respuesta, corazones negros, es bien fácil.

Nunca, nunca, y menos de rodillas
Suplicaré clemencia ante diosas paganas
Me lacerarán sus dientes de pesadilla
Roerán mis huesos sus pezones de porcelana


Seguro que ni siquiera conseguiré acertar a sentarme eréctil en el trono de mis miserias, en mi montañita de cenizas de mi adolescencia en la que se asienta hoy mi maltrecha vida de adulto a medio cocer, de tirano a dos pasos y medio de la treintena, demasiado egoísta como para serlo realmente, demasiado cansado de teclear como para parar ahora, ahora que nadie oye este rumor clandestino de fichas de plástico. Soy consciente, incluso ahora, de mi maldita belleza mortal, aquella que impide que ninguna me miréis detrás de los ojos y os molestéis en preguntar, ellas que en teoría son menos superficiales que los hombres (¿podéis oír mi carcajada desde aquí?) qué alma se extiende más allá de mi pene.

Mero objeto de lencería soy.
Juguete sexual de no más de tres usos.
Bueno para follar (a veces ni eso)
Y para servir copas de ceniza los sábados.
Cayetano Gea Martín

5 comentarios:

Martuki dijo...

Qué mal estás. Casi no te conozco, pero me voy a conceder el privilegio d decirte algo q te habrán dicho ya miles d veces. Si no quieres q te busquen detrás d una barra, busca otro trabajo d mierda, q hay muchos. Y no te rodees d guiris q se van en un año como mucho. Y sobre todo, no te quejes, xq sabes a lo q te expones.

Kay dijo...

...

No lo has entendido, pues

Martuki dijo...

Veo q no, pero d todas formas quédate con la copla.

Kay dijo...

...

Martuki dijo...

Vaaaale, tú ganas, olvídalo!!!