Pierre en Finlandia
Siempre recordaré con cariño aquella cabaña que mis abuelos me legaron cerca de Rauma, a las orillas de un pequeño lago, de esos millones de lagos que salpican de azul el verde paisaje finlandés. Siempre, como digo, me acuerdo de forma grata de la pequeña casa, sobre todo aquel verano en el cual Monsieur Menard decidió pasar las vacaciones en mi nórdico retiro espiritual.
No teniendo suficiente con regalarme con su magnánima presencia en París durante los meses laborales, se presentó sin equipaje y con fatigado rostro ante la puerta de mi cabaña. No me quedó más remedio que hacer las veces de guía turístico. A pesar del grato mes de julio que pasé en compañía de mi ilustre y admirado maestro, no puedo si no entrar en un ligero ataque de ansiedad cada vez que recuerdo aquellas vacaciones.
El kotipelto invadido
“Se ha buscado usted un retiro de lo más ermitaño, mi buen amigo”, comentó Menard, golpeando con su bastón el hermoso y frágil entarimado de madera. “Por eso se denomina retiro, maestro”, repliqué, mientras mi rostro adquiría una tonalidad verde, lo cual siempre era síntoma de lo grato que me resultaba la presencia de Pierre.
Siempre estaré en deuda con él por el tiempo que pasó conmigo en la cabaña. ¿Cómo pagar las horas de sabiduría, las hermosas frases que brotaban incansables de los labios de Menard a todas horas, día y noche, mientras devoraba mi provisión de salmón y se bebía mis botellas de koskenkorva?
Man of Helsinki
“¡Qué ciudad tan curiosa!”, proclamó Pierre nada más pisar la céntrica Erikinkatu, “Todos los carteles están escritos en dos idiomas, a cada cual más raro”, sentenció con maestría el autor de El Quijote. “No me extraña que sean de mentalidad cuadriculada, ¡con esas lenguas extrañas llenas de kas y diéresis en lugares incorrectos! ¿Y el frío? ¿Qué decir de la rasca que sopla?”
Estas y otras lindezas, igualmente intelectuales, iba vertiendo Monsieur Menard según nos íbamos adentrando en el ordenado bullicio de la ciudad, ganándonos la antipatía de un forzudo finlandés que hablaba perfectamente el idioma galo, amén de otras anécdotas tan curiosas como peligrosas. Pero lo que marcó la jornada para la posteridad, fue su disertación filosófica.
La disertación
Sí, yo estaba presente cuando Pierre Menard legó a la humanidad unos de sus más profundos pensamientos. Yo estaba allí, cuando la prodigiosa mente de Pierre parió semejante sofisma, cual Zeus a Palas Atenea. Yo estaba allí cuando pronunció su famosa disertación, la que se acabó denominando por los críticos: “Disertación o sentencia empírica sobre la inferioridad del pensamiento nórdico en comparación directa con el francés”.
Disertación o sentencia empírica sobre la inferioridad del pensamiento nórdico en comparación directa con el francés
El pensamiento tradicional nórdico es claramente inferior al ilustrado y bien amueblado, si me permiten la expresión, pensamiento francés. Para comprobarlo, baste comparar la exuberante belleza femenina finlandesa con la paupérrima y ligeramente pilosa feminidad gala.
Quizás las mentes simples no encuentren una relación directa entre un hecho y otro. Para tales casos, permítanme promulgar una ley de mi propia cosecha, si se me permite tal expresión, que he venido a denominar “ley de la consecuencia nefasta de lo hermoso en el pensamiento colectivo o como es necesario ser feo o fea para alcanzar el satori”. Dice así:
“El desarrollo filosófico de un pueblo es inversamente proporcional a la belleza objetiva de su población femenina”.
Cayetano Gea Martín
7 comentarios:
vien hasta aca por la foto de Borges y quedo aca, en las ruinas circulares del por que de la escritura, del porque querer decir lo que nos pasa con ella...leiste un libro de Marguerite Duras que se llama Escribir? gracias por lo que esta aqui, en esta pagina.
(de verdad, que estoy lejos y estas cosas me hacen cuenco, me cobijan)
Sí, Menard me cae tan bien como a ti... Y digo yo... nunca se atraganta con sus perlas? es pura preocupación por su estado de salud! no me malinterpretes!!
Besosssssss, señor Caye
ALGO DE MI: Muy buenas y encantado de conocerte. ¡Y tan lejos que estás, madre mía!
No me leí el libro de Marguerite Durás que reseñas (creo que Pedro, la otra mitad del monstruo bicéfalo soñado que es esta página) sí lo ha hecho, ya que me suena mucho... y si me suena, es por Pedro... Lo leeré, por supuesto, que por eso leo todo lo que cae en mis pecadoras manos... Son como alephs, jejeje...
Besos desde acá para allá
MARGA: Me alegra que te caiga bien Monsieur Menard, es todo un personaje, ¿verdad? Aunque algo falócrata, como hemos podido descubrir hace poco...
No sé si alguna vez se atragantó con sus perlas. En los manuscrito que tengo (aquellos que escribió su compañero), y que traduzco lentamente del francés, no se comenta nada, de momento... Aunque quién sabe... No sé por qué, creo que se algo parecido le pasará en breve, no sé, no sé...
Lo que si está claro es que pertenece a ese colectivo de genios incomprendidos, tale como su amigo Johann Sebastian Mastropiero...
Besososososososossss
Que miedooooo!
ganarse la antipatía de un forzudo finlandés...
Preciosas palabras, bien puestas una atras de la otra...
delicioso blog
Te esperamos en casa con el mate listo
A.-
sabes? em gusta leer y conocerte...ademas, si, estoy lejos, por trabajo y placer, y extranio muuuuchismo mi biblioteca! de xxxxx libros me reduje a diez, y entre ellos, tres, estan las obras completas Borges, (yo le digo de papi, usted entendera) despues me traje a vallejo y a Lispector...ejejje otra monstrua. A la Duras me la cargue en la memoria, porque no podia elegir que traer...
graicas por este espacio, disfruto mucho, de corazon. Xiexie!
A-X: Muchas gracias por esa invitación al mate... ¡Nunca digo que no a uno! Vamos a entrar en tu blog para poder corresponder a dicha invitación... Por cierto, aunque no lo parezca por mis gustos literarios tan bonaerenses, el caso es que soy madrileño de pura cepa, jejeje...
ALGO DE MÍ: Mil gracias por tus palabras, tan lejanas como cercanas. Besos mil
Qué conclusión extrajo Ud de su periplo nórdico!
pues,entonces,muchas de sus lectoras vamos muertas!
me encantó lo de falócrata,coincido en un todo con Ud en ese concepto.
Y tragar perlas está bueno si se las disuelve en ginebra.
PD. me encantaba la Biblioteca de la Condesa,cuyos volúmenes apasionaban,a Mastropiero.
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