martes, mayo 09, 2006

Luis Cernuda

Variadas lecturas me han conducido últimamente a Cernuda. Aconsejo la lectura de La realidad y el deseo a amantes y no amantes de la poesía. Como muestra, un poema de amor. A Marta le gustará. Espero que al resto también.

SI EL HOMBRE PUDIERA DECIR
Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la gente erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo, dejando sólo la verdad
de su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería al fin aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.

Libertad no conozco sino la libertad de estar preso
en alguien
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
alguien por quien me olvido de esta existencia
mezquina,
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu,
como leños perdidos que el mar anega o levanta,
libremente, con la libertad del amor,
la única libertad que me exalta,
la única libertad porque muero.

Tú justificas mi existencia.
Si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero, porque no he
vivido.

Luis Cernuda.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Mu bonito, si señor. Parece que de vez en cuando lleis cosas para todos los públicos!!!!!!!! jeje
Me ha encantado

Martuki dijo...

No colguéis estas cosas q me jodéis la vida, hombre!!! Q una no puede llorar en público, y menos en el labo, joder!!!

Kay dijo...

No te veo yo llorando, que sé que eres una tipa dura...

Martuki dijo...

Eso es todo fachada, hay poca gente más maricona q yo pa estas cosas, y encima soy d lágrima fácil, sobre todo d un tiempo a esta parte... En fin, yo me quiero tal y como soy.

Anónimo dijo...

Como pa no quererte tal y como eres!!!!!!

Marga dijo...

Creo que ya lo comenté alguna vez, Cernuda, y en concreto ese libro, sigue siendo uno de mis puntales después de siglos (los míos, jeje).

sin desperdicio cada uno de sus poemas...