lunes, abril 18, 2005

Canción de cuna

Cierto es que nunca te he escrito nada. Cierto es que eres la persona sobre la que más tendría que escribir, puesto que eres la persona más importante que tengo en mi vida, junto con los otros dos integrantes de la Trinidad que amo.

¿Por qué siempre olvidamos o no queremos hablar de vosotros? ¿Por qué, a pesar de que somos conscientes de que sois parte esencial de nuestro ser y de que vuestra presencia siempre nos guía y nos acompaña, por qué nos esforzamos en cortar riendas y en volar en soledad o con otras personas que nunca nos amarán con ese amor incondicional con el que amáis, con el que tú me amas? Quizá, la certeza de saber que siempre estarás para recogerme cuando me estrelle hace que no valore lo que me das como se merece.

Has gastado tu juventud en mí, para que yo pudiera gozar de la mía en la libertad que siempre me brindaste, sin más ataduras que las del corazón, la única retribución que pedías.

Ahora que se acerca el día en el que abandonaré el nido, debería hacer una valoración silenciosa de lo dado y lo recibido.

Me has dado tanto, me has enseñado tanto, que ni en mil años podría compensarte, ni en cien vidas más que viviera. Lo único posible es reconocerte como dueña, señora y primera guía de mis pasos. Sólo puedo quererte y amarte con la misma pasión que tu siempre me mostraste. Disfrutar de tu presencia antes del fatídico día, que espero sin esperanzas no llegue jamás, en que te vayas y sea media persona durante lo que me reste de vida.

Sólo puedo quererte como tú a mí y darte las gracias. Gracias, mamá.


Cayetano Gea Martín

4 comentarios:

Dannyd dijo...

que profunda revelación de amor y agradecimiento...

me has conmovido, amigo, excelente!

www.ineditas.tk

Anónimo dijo...

Precioso! :)
Un besote!

Miriam dijo...

Mu potito tio, esto viene bien para que uno se de cuenta de que puede que no sea demasiado tarde para cambiar las kosas que se puedan y para intentar devolver algo de la dedicacion y el amor recibidos. ¡Que madre solo hay una!

Kay dijo...

Gracias, gracias... Pero por culpa del cuento tengo a mi madre todo el día colgada de mí y dándome besitos, la muy pesada, je, je...

Por cierto, conozco a todos menos a Ravinovich... Sólo conozco a alguien apedillado así, y no creo que deje los ensayos con Les Luthiers para escribirme, je, je...