Si alguna vez me diera por alzar las manos
Vería que las nubes no tiñen de blanco los tejados
Si no del color triste de la piel de los ancianos
Del polvo marrón que contiene manuscritos ajados
Si alguna vez codiciara otros caminos y azares
Encontraría muros, alambradas y fronteras
En vez de sendas abiertas y horizontes polares
Que se extinguen en el humo de negras quimeras
Si alguna vez, maldita sea, creyera en un Dios
En energía cósmica, o en la ciencia pagana
Si durante medio segundo, o un latido, o dos
Si alguna vez alcanzara el cielo o el Nirvana
O lo que cojones hallen los hombres sabios
Quizá sería feliz, y tan ignorante como el resto
Vería que las nubes no tiñen de blanco los tejados
Si no del color triste de la piel de los ancianos
Del polvo marrón que contiene manuscritos ajados
Si alguna vez codiciara otros caminos y azares
Encontraría muros, alambradas y fronteras
En vez de sendas abiertas y horizontes polares
Que se extinguen en el humo de negras quimeras
Si alguna vez, maldita sea, creyera en un Dios
En energía cósmica, o en la ciencia pagana
Si durante medio segundo, o un latido, o dos
Si alguna vez alcanzara el cielo o el Nirvana
O lo que cojones hallen los hombres sabios
Quizá sería feliz, y tan ignorante como el resto
Cayetano Gea Martín
2 comentarios:
¡Huy! Te has puesto lirico-transcendental... yo casi me inclino por la ignorancia, quieras que no, es un motor para avanzar...
Saludos nada ajados, quizá despellejados.
Comparto ese ¡maldita sea!
Y me deleitan tus arrebatos.
Huele a rosas :)))
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