Cuenta Marcel Schwob en Vidas imaginarias que Petronio decidió vivir, junto al esclavo Siro, las aventuras que había escrito y a partir de entonces dejó de escribir.
Jarry supo compaginar ambas ocupaciones, vivir y escribir o escribir y vivir (¿cuál es la primera, acaso son ocupaciones diferentes?). Leyendo estos días la estupenda Antología del humor negro de André Breton, me topé con esta, para mí, hilarante descripción de las costumbres de Jarry (el vividor):
Como él mismo ha dicho: Redon-“aquel que es un misterio” o Lautrec- “aquel que anuncia”, debería decirse: Jarry, aquel que revólver. “Es una gran alegría de...propietario escribe a Mademoiselle Rachilde el año de su muerte, poder disparar un revólver en el propio dormitorio”. Una noche que acompañado de Guillaume Apollinaire asiste a una representación del circo Bostock, aterroriza a sus vecinos a quienes pretende convencer de sus hazañas como domador agitando un revólver. “Jarry, explica Apollinaire, no me ocultó la satisfacción que había sentido asustando a los filisteos y, revólver en mano, subió a la imperial del ómnibus que debía llevarle a Saint-Germain-des-Prés. Desde lo alto, para decirme adiós, seguía agitando su juguete”. En otra ocasión, en un jardín, se divierte descorchando el champagne a tiros de revólver. Algunas balas se pierden más allá de la cerca, provocando la irrupción de una dama cuyos hijos jugaban en el jardín vecino. “Figúrese que llega a darles” “¡Bueno! Dice Jarry, no se preocupe, señora, le haríamos otros”. Otro día en una cena dispara contra el escultor Manolo, culpable, afirma, de haberle hecho proposiciones deshonestas y, dirigiéndose a los amigos que se lo llevan: “¿Verdad que era bonito como literatura?...Pero, he olvidado pagar las consumiciones”. Armado de dos revólveres más un bastón cargado de plomo, con un gorro de piel y pantuflas, se dirigirá todas las noches, hacia el fin de su vida, a casa del doctor Saltas (el mismo a quien, al preguntarle la víspera de su muerte qué podía darle mayor satisfacción, pidió un monadientes).
Más sobre Jarry en:
Wikipedia.
Faustroll site.
Jarry supo compaginar ambas ocupaciones, vivir y escribir o escribir y vivir (¿cuál es la primera, acaso son ocupaciones diferentes?). Leyendo estos días la estupenda Antología del humor negro de André Breton, me topé con esta, para mí, hilarante descripción de las costumbres de Jarry (el vividor):
Como él mismo ha dicho: Redon-“aquel que es un misterio” o Lautrec- “aquel que anuncia”, debería decirse: Jarry, aquel que revólver. “Es una gran alegría de...propietario escribe a Mademoiselle Rachilde el año de su muerte, poder disparar un revólver en el propio dormitorio”. Una noche que acompañado de Guillaume Apollinaire asiste a una representación del circo Bostock, aterroriza a sus vecinos a quienes pretende convencer de sus hazañas como domador agitando un revólver. “Jarry, explica Apollinaire, no me ocultó la satisfacción que había sentido asustando a los filisteos y, revólver en mano, subió a la imperial del ómnibus que debía llevarle a Saint-Germain-des-Prés. Desde lo alto, para decirme adiós, seguía agitando su juguete”. En otra ocasión, en un jardín, se divierte descorchando el champagne a tiros de revólver. Algunas balas se pierden más allá de la cerca, provocando la irrupción de una dama cuyos hijos jugaban en el jardín vecino. “Figúrese que llega a darles” “¡Bueno! Dice Jarry, no se preocupe, señora, le haríamos otros”. Otro día en una cena dispara contra el escultor Manolo, culpable, afirma, de haberle hecho proposiciones deshonestas y, dirigiéndose a los amigos que se lo llevan: “¿Verdad que era bonito como literatura?...Pero, he olvidado pagar las consumiciones”. Armado de dos revólveres más un bastón cargado de plomo, con un gorro de piel y pantuflas, se dirigirá todas las noches, hacia el fin de su vida, a casa del doctor Saltas (el mismo a quien, al preguntarle la víspera de su muerte qué podía darle mayor satisfacción, pidió un monadientes).
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Wikipedia.
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