miércoles, abril 25, 2007

Inteligencia

Fue su desprecio lo que hizo que tomara una decisión final, no su verborrea en sí. Fue ese gesto banal de reina de fin de curso, de amanerada viuda, princesa de Chamberí. Aquel desandar parques a ritmo de cigarrillo, ron y frases hechas. Aquellos veintidós años perdidos.

“Todos los hombres sois iguales, solamente buscáis una cosa. No tiene sentido que lo niegues o que opines al respecto: es una respuesta obvia”.

Vaya, con tamaña resolución promulgada, no hay respuesta posible, máxime cuando no estoy seguro de hasta que punto es válida, o no, tal afirmación. Esgrimiendo aquella multilateral sonrisa mía de póquer, que por aquel entonces comenzaba ya a desarrollar, decidí permanecer tranquilo, sentado, con mi fina camiseta pegada a la espalda, empapada del calor a terrazas del mes de julio en Madrid.

“Mira, yo lo que quiero decir es que nosotras somos mucho más inteligentes porque siempre lo hemos tenido todo en contra. Vosotros lo tenéis mucho más fácil: para trabajar, para ligar...”

¿Para ligar?, casi exclamo asustado, cerca de caer dentro de la eterna red de tópicos. Mi respuesta murió en mis labios, sabedor de que cientos de miles de hombres la habían dicho antes que yo, por lo que no merecía la pena lamentarse ante sus insoportables y constantes ataques acerca de lo insensible que somos, lo malo que somos, lo simple que somos.

“Bla, bla, bla”

Lo sucios que somos.

“He dicho bla, bla, bla”

Ah, y que no escuchamos.

“Somos mucho más inteligentes, no lo puedes negar. Y mucho más sensibles, eso lo sabe cualquiera.”

Cualquiera lo sabe, oh, sí. Mientras, desgrano los millones de rostros podridos que se reflejan en el agua del Manzanares. Y pienso en mis padres, en lo que son, en lo que tienen, en lo que tengo. En mis amigos. En los que conoceré en el futuro. En los amores y amoríos que tendré. Y en mi hermano. Sobre todos en mi hermano. Brindo por todos ellos y ellas.

“Somos mucho más inteligentes...”

Decido dejarlas, a ella y a su inteligencia, a solas. Seguro que tienen muchas cosas que contarse.
Cayetano Gea Martín

9 comentarios:

Pedro Garrido dijo...

Joer, como para hablarte...jejeje. Pero sabes que en esto te apoyo...

Margot dijo...

Pues para ser inteligente suena de un idiota que... pero vaya, que no me haga caso, es que estoy ovulando y ya se sabe, me pongo de un sensible...

Tú no se lo digas, me acusaría de traidora

Kay dijo...

BRAINY: Ya lo sé, nene... Somos minoría dentro de una mayoría machista y a pesar de ello se nos mete en el mismo saco que a los demás capullos con pene que pisan este mundo

MARGOT: Ja, no... Ella era la traidora a la mayoría de las mujeres que he conocido.

Besos conciliadores para ambos sendos dos

DaliaNegra dijo...

Mmmm,tu prosa tiene un filo que hace picadillo a la estupidez...
Sigues siendo uno de mis favoritos,Kay,rosa blanca y silvestre que trepa en círculos.Un abrazo :)

Kay dijo...

Muchísimas gracias, Dalia... Créeme, te puedo devolver los cumplidos y con creces... Por favor, publica cosas en tu blog más a menudo, que la sequía nos mata...

Besos para tí y tu Ka-Tet

IMAGINA dijo...

Noostras también las hubiésemos dejado, a élla y a su verborrea, aún cuando somos mujeres.
SALUDOS,

Kay dijo...

Muchas gracias, eh... ¿imagina eventos? Habrá que entrar...

Besos agradecidos

Kay dijo...

Debo decir que imaginaba que con esta entrada el público femenino (que es casi el único que se deja caer por aquí) se enfadaría...

Me alegra ver que no, y que se me ha entendido bien lo que quería decir :)

Anónimo dijo...

Enfadarnos??? Eso sería poco inteligente por nuestra parte.