miércoles, diciembre 13, 2006

Vigilancia, segunda parte


A la siguiente mañana, Raquel tomó el metro rumbo a su trabajo, muy cercano a Plaza Elíptica, nombre que siempre le pareció críptico o más bien vacío de sentido. Nada de un nombre famoso, altisonante, no. Con decir que es una plaza con forma de elipse, vamos servidos. Las glorietas y calles con nombres de escritores y músicos para los niños pijos. Olé.

Mientras ascendía por el entramado artificial de su estación destino, notó que unos ojos se posaban sobre su nuca. Se dio la vuelta para contemplarlo a Él de nuevo, en toda su maldita gloria. Pocas veces Raquel sintió tanto miedo como aquel día, a las ocho de la mañana, sin nada en el estómago que comenzara a revolverse, pero sí la sensación de estar empachada de ácido clorhídrico.

No seas estúpida, pensó, no te imagines nada malo, ¿vale?, nada malo: es una coincidencia, ¿vale?, eso es lo que es; te ha pasado docena de veces, pasa constantemente: basta con que pienses en alguien que hace mucho no ves, y sobretodo ocurre con aquellos a los que no deseábamos volver a ver, para que se materialicen a las pocas horas o días delante de nuestras sorprendidas narices; pero ya te explicó Susana que se debe a que en ese momento comienzas a prestar atención hacia esa persona; es decir, si yo hoy me encontrara a otro de los que iban ayer conmigo viajando en el vagón de metro, no le hubiera reconocido; y a lo mejor también está por aquí, pero como sólo me fijé en Él, por eso le reconozco; pero no quiere decir nada, ¿vale?, no te está siguiendo: no-tes-tá-si-guien-do; no lo pienses siquiera, deja de pensarlo: oh, no, no lo pienses y deja de mirarle, no lo mires, no vuelvas a girarte, oh, otra vez, niña mala, ¡no te gires más!, acelera el paso y tira hacia la oficina, donde estarás a salvo de Él, de su mirada, de las intenciones que le descubres bajo la aparente calma marina de sus ojos verdes: esta gente es más caliente que nosotros, o eso me dijo Laura, que su chico era negro de los Estados Unidos, afroamericano, creo que dicen, no sé, no lo mires, no te gires, oh, otra vez; no es nada, ¿vale?; lleva su libro bajo el brazo, no ha leído mucho desde ayer, sigue un poco más desde la página cuarenta y dos, que ayer me fijé en ella, y no habrá podido leer porque su parada estaría cercana a donde yo me bajé ayer; o quizá es que estaba nervioso, esperando verme hoy para darme caza, pero eso es absurdo, demasiadas películas: no sabe dónde vivo, es una locura, y una locura estúpida y peligrosa, además; oh, cómo me mira, ay, señor; claro que a lo mejor me siguió anoche y se bajó conmigo y cogió la línea 7 conmigo hasta mi parada, oh.

En aquel estado de tremenda confusión mental, Raquel llegó hasta la puerta de su oficina, entró corriendo y cerró de golpe, no sin antes comprobar que Él estaba ahí fuera y que su rostro denotaba un mal disimulado desconcierto. No cabía, pues, la menor duda: el la seguía con sabe Dios qué intenciones. Raquel reparó en sí misma, jadeante, con la base del cuello y los sobacos húmedos del frío sudor nervioso que proporciona el miedo. Oh, Dios, pensó con terror absoluto, ahora sabe dónde trabajo.

Aquella noche tiritaba de terror en estado puro cuando concluyó su jornada laboral y se dirigió a su casa.
(Continuará)

5 comentarios:

DaliaNegra dijo...

jajaa,¡ eres grande,Kay!!!
Me he lanzado sobre lo nuevo como un verdadero depredador;)
Pero la presa me ha sabido a poco, porque su sabor ha resultado delicioso.
Si la cosa sigue así deberías publicarlo en otro medio,ya sabes, papel oloroso,algo que se pueda palpar mientras uno disfruta leyendo...
Un beso y no demores mucho, porfa.*

Mariel Ramírez Barrios dijo...

Muy bueno lo suyo,como siempre.Los túneles,como siempre,intrincados pero fascinantes.
Beso de huída.( to be continued,I hope.

Kay dijo...

DALIANEGRA: Mmm... Buena idea lo del papel oloroso... Podrían haber tomado nota a la hora de filmar El Perfume, jejeje... Desgraciadamente, la gripe me tiene parcialmente en cama... ¡Pero el lunes más, lo juro por mi ka-tet!
Besos agradecidos

MARIEL: Gracias por los elogios. Continuará un mínimo de cinco partes más, jejeje...

Marga dijo...

Ayss si es que me gustan tanto las historias por entregas... me dejan el gusanillo de la continuación!!

Cuidate y toma calditos calientes, besossss Caye

Kay dijo...

MARGA: Mil gracias y mil besos para ti... Espero estar el lunes en perfecto estado de salud para poder continuar la historia, que aun quedan cinco partes minimo...

Besosss de continuidad

PD: Perdon por la falta de acentos (maldito ordenador americano...)