martes, diciembre 05, 2006

Manuscrito encontrado en mi imaginación.

Años después Homero contó (pocos lo sabemos, lo sabrán algunos más ahora) que Ulises, sintiendo próxima la llegada de la muerte, emprendió un último viaje con el fin de cumplir su más arrebatado deseo: escuchar el canto de las sirenas. Para ello contó con la ayuda de Telémaco, que construyó una rústica pero resistente barcaza con la que Ulises alcanzaría la tierra de las sirenas. Cuenta Homero que los preparativos del viaje fueron tediosos, que las lágrimas de Penélope no conmovieron a Ulises y que ella sacó una madeja perdida en un cofre y ,maldiciéndose a sí misma y a cierta pretérita y prolongada espera, comenzó a tejer.
Por fin un día, a la salida del sol, partió Ulises en pos de su sueño. Los elementos (agua, aire, fuego y tierra) parecían aliados para permitirle un plácido viaje. Sus sueños también le eran propicios, así como el vuelo de un halcón que rozó apenas con su ala el sol, allá en el horizonte. En este punto, el texto de Homero se torna ilegible y lo único que llegamos a comprender es que Ulises, al llegar a la región donde se encontraban reunidas las sirenas, que sabían de su legada y la esperaban ansiosas, enloqueció, pues las crueles sirenas, ah, las sirenas crueles, callaron la más dulce de las melodías. Penélope, la dulce Penélope, las había degollado una a una.
Pedro Garrido Vega.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ánimo Ulises, seguro que todavía queda alguna sirena esperando para cantarte!!! Tu sueño todavía puede cumplirse

Catuxa dijo...

Una versión sorprendente... ¿Cómo continuaría la historia?

Martuki dijo...

Seguro q Penélope era una perra frígida dl infierno.

Mariel Ramírez Barrios dijo...

partir en busca de un sueño vale siempre la pena,aunque después te encuentres degollado.