martes, junio 23, 2009

Brasas, rescoldos, sudor, clavos y óxido




Desde este rincón oscuro de mi cobardía,
Manejo los engranajes de mi triste carne;
Siempre bajo apariencia de una mala poesía:
¡Desdichado producto de un corazón cobarde!

De los rescoldos, oh, Julia, que despreciaste,
Brasas calientes te regalo, y hago tuyas,
Las entierro en una caja con candado y sin llave
Marcada su piel por el frenesí de mis uñas.

Evisceraste mis tripas y mi corazón,
Me entregaste tu cuerpo en estrellas fugaces
Que incendiaron raudas la soledad de mis huesos.

Me temo que, como hizo Júpiter con Faetón,
Tendré que, del carro del sol, abatirte antes
De que tu fuego consuma todo mi universo.


Cayetano Gea Martín


3 comentarios:

Cayetano dijo...

Y tiene destinataria la cosa. Aderezada con rabia, deseo y unas gotas de despecho.
No te consumas en ese fuego y olvida. Es muy sano apagar las brasas o dejar que se consuman solas.

MalaVida dijo...

Jomío qué bonito!!!!, pues habrá que ver cómo se le ha quedado el cuerpo a la destinataria.

Un beso

Kay dijo...

Pater,
Tamos en ello... Es que no se decide y me trae loco...

Bad Life,
La destinataria... No sé... Como no habla castellano demasiado...
Besos