La gritona rubia teñida de agua nieve,
El niño cubano que juega con el balón,
Los viejos con palomas en el balcón,
Las estudiantes que aún no son mujeres.
El cansado pakistaní del top-manta,
Las Penélopes que no encuentras a Ulises,
Las estatuas de pedestales grises,
Marroquíes, orientales, carpantas.
Los borrachos que insultan al aire,
Los guiris que a su patria no retornan,
El oso extinto en su madroño.
Budistas, zahoríes, monjas y frailes;
Todos y más mi ciudad conforman.
Y en mi rostro comienza a llegar el otoño.
El niño cubano que juega con el balón,
Los viejos con palomas en el balcón,
Las estudiantes que aún no son mujeres.
El cansado pakistaní del top-manta,
Las Penélopes que no encuentras a Ulises,
Las estatuas de pedestales grises,
Marroquíes, orientales, carpantas.
Los borrachos que insultan al aire,
Los guiris que a su patria no retornan,
El oso extinto en su madroño.
Budistas, zahoríes, monjas y frailes;
Todos y más mi ciudad conforman.
Y en mi rostro comienza a llegar el otoño.
Cayetano Gea Martín
4 comentarios:
Mejor los impíos que los ortodoxos, bien conformada está...
Otoño?, despiste mío, ponte ya la cara de primavera... jeje.
Besos con vencejos!
Ay, Marga, que no sé yo te puedo dar la razón en cuanto a que Magerit esté bien conformada...
Y el otoño, bueno... Fale que aún no aparece, pero la primavera va pasando... Estoy como el tiempo, ¡de pre-veraneo!
Besos a top-manta
Me gusta tu ciudad:)))
¿Otoño en la cara?
Yo solo intuyo rosas tempranas***
Ay, Dalia, que a mí me gusta la tuya, ¿qué hacemos?
Intuyo que el campo de rosas te sigue siendo favorable...
Besos rosados
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