Vivía lejos, muy lejos, a espaldas de todo y de todos, en medio de un bosque lejano incluso para el cómputo forestal. Habitaba en una pequeña cabaña de madera, en el confín del mundo. Se encontraba a mil kilómetros de la más leve muestra de civilización. Pero una mañana de julio, al ir a por agua al riachuelo más cercano, se topó con un vidrio de cerveza abandonado, y se aterrorizó. En las noches frescas de aquel verano, arropado por el canto sonámbulo de los búhos, visualizaba la botella en su mente y sabía que su voluntario retiro no estaba completo y que jamás lo estaría. La fea impronta de la civilización volvía a por él, a reclamarle diezmos una vez más. ¿Y qué podía hacer él? ¿Qué?
Al final, decidió rendirse a la humanidad. Ya que no se le permitía el aislamiento que deseaba, se volvió lo más integrado que pudo. Comenzó a talar todos los árboles de su bosque, drenó el río, levantó edificios, elevó el terreno, allanó las colinas, relegó a los animales a toda suerte de ostracismo. Se cortó el pelo, se afeitó y se duchó, justo a tiempo de recibir a los primeros pobladores de los cien apartamentos de lujo que se levantaban donde antes campeaba la floresta.
Poco a poco, la idea cuajó entre otros antiguos idealistas como él, y por todo el terreno peninsular se alzaron más y más viviendas, piscinas, centros comerciales, campos de golf, pistas de tenis y restaurantes que servían comida de plástico a módicos precios.
Unos años más tarde, y con la intención de poner un poco de orden, se celebró la Primera Junta Oficial de Accionistas Inmobiliarios. En ella, se creó una denominación que definiera el conjunto de los territorios urbanizados y urbanizables. Se llamó España.
Unos años más tarde, y con la intención de poner un poco de orden, se celebró la Primera Junta Oficial de Accionistas Inmobiliarios. En ella, se creó una denominación que definiera el conjunto de los territorios urbanizados y urbanizables. Se llamó España.
Cayetano Gea Martín
2 comentarios:
Se llamó España y.. olé!
Si-no-puedes-con-tu-enemigo-únete-a-él.... uffff, mala técnica de supervivencia aunque tal vez baste con carecer de conciencia...
Y me debes uno desde hace la tira y me pongo macarra, te advierto, baby... y yo no amenazo en vano, mira a tus espaldas de vez en cuando, nunca se sabe...
Besos confiscados
Marga,
Como habrás podido comprobar, tus amenazas carecen de justificación a estas alturas, así que no te me pongas chula, que a las chulas en este blog las negamos la entrada, ¿falen? jejeje...
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