Porque lógico no era, no.
La puerta de su dormitorio daba acceso ahora a una playa tropical. No es que se quejara, entendámonos, pero le parecía, cuanto menos, peculiar.
Muy peculiar.
Dos macizas ataviadas con tan poca ropa como era posible salieron a su encuentro, moviendo las caderas morenas al son de una melodía hawaiana. Cogiéndole de las manos, le invitaron a pasar y a tumbarse con ellas en una hamaca. Esto no tiene sentido, se dijo, debo estar soñando, lo cual rompió el hechizo.
El señor López se despertó, empapado.
Rezó porque fuera solamente en sudor.
Cayetano Gea Martín
Oráculo: Tiene diez segundos para conocer la respuesta exacta a la pregunta que usted siempre se hizo...
Señor López: Ah...
Oráculo: Uno, dos, tres,...
Señor López: Eeh...
Oráculo: Cuatro, cinco, seis, siete,...
Señor López: Umm...
Oráculo: Ocho, nueve, diez. Listo.
Señor López: Estee... ¿Q-qué... qué.. qué hora es?
Oráculo: Seis menos cinco. Que pase el siguiente.
Señor López: Pero... No, no pude pensar y yo qui...
Oráculo (al siguiente): Tiene diez segundos para conocer la respuesta exacta a la pregunta que usted siempre se hizo...
Carlos Trillo y Horacio Altuna: Las Puertitas del Señor López
2 comentarios:
Me has recordado una película 'The mirror mask', quizá no sólo fuera un sueño, quizá fuera el otro lado del espejo.
Saludos (también para el oráculo)
ISA: Quizá... Quién sabe. Quizá la línea entre sueño y el otro lado de los espejos no sea muy grandes...
Saludos de retorno agradecidos de mi parte y de la del oráculo
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