martes, mayo 22, 2007

Laura, 5/5


Laura no podía dar crédito a lo que se desarrollaba delante de sus ojos: el bar estaba repleto de nuevo, como si no hubiera pasado el tiempo desde la noche anterior. -¿Acaso lo habré soñado todo? Joder-, se dijo. -Quizá todo fue fruto de mi imaginación. Quizá por eso sigo borracha, no porque me haya cogido otro pedo más, sino porque en realidad no ha pasado un día, sino que la noche continúa. Sí, debe de ser eso. Seguro que me quedé dormida en la taza y lo he soñado todo hasta ahora. Ostias, mis amigas. Voy a buscar a éstas, a ver dónde están. Paso que arraso, imbécil-. Apartó de un empujón a treintañero calvo con pista de desesperación sexual. Acto seguido comenzó a explorar tambaleándose los rincones del pub en busca de sus amigas poco agraciadas. Su fealdad debería ser como un faro en la oscuridad, ya que siempre conseguían crear una especie de campo antimagnético a su alrededor. La gente no solía estar más cerca de dos metros de ellas. Salvo Laura, claro. Y sin embargo, por allí no se las veía. -Deben estar en la planta de abajo-, concluyó algo temerosa de que se hubieran volatilizado de nuevo, mientras se dirigía hacia las escaleras. A medio camino de éstas pudo comprobar con gran alivio que la mancha roja con fragmentos sospechosos no se encontraba allí. -Por lo tanto se corrobora mi teoría del sueño-, dijo sonriendo. -Voy a buscar a éstas, y si no están abajo me largo echando ostias de este sitio y a dormirla. Qué ganas tengo de escapar de esta puta pesadilla.

Cierto sonido familiar de arrumacos cortaron en seco su descenso, a apenas dos peldaños de ser finalizado éste. Allí se encontraban las mismas parejas que la noche anterior, con la misma ropa y en la misma situación de magreo intenso. -No puede ser, joder, no puede ser, no puede ser, no puede ser-, repetía al borde de la histeria. -Imposible, coño, es imposible, esto ya pasó, ya pasó. Es el mismo puto día, eso me alegra por un lado, ja, ja-, continuó, -pero por otro esto ya sucedió, ya sucedió. Ahora saldrá una chica del baño y entraré yo, yo, de nuevo, joder, joder.

Un fuerte dolor de cabeza interrumpió sus pensamientos. Parecía como si alguien le estuviera metiendo la mano por la nuca y asomando los dedos por las cuencas de sus ojos. Sin poder remediarlo, comenzó a gritar y a gritar. El dolor estalló en un torbellino de objetos punzantes que parecían estrellarse contra su hueso occipital. Al final, un solo golpe tremendo en seco fue lo que la hizo caer.

Cuando abrió los ojos, descubrió que se encontraba tirada en medio de la escalera, con una herida enorme en su cabeza y con los sesos desparramándose por ella.
La sangre de Laura empapaba tres peldaños.


Cayetano Gea Martín

6 comentarios:

Catuxa dijo...

Están sangrientas las musas, eh!

Margot dijo...

Joer, kay, te has pasado!!

Pero va, me encantó el final... jajaja.

Besossssss en círculos.

Kay dijo...

Catuxa: Mis musas siempre sangran, las mamonas :p

Margot: Je, je... Pues claro que me he pasado... No sé cómo aún te sigues sorprendiendo ante mis burradas...

Besos circulareees

DaliaNegra dijo...

Joder,que pesadilla...
De verdad que parece uno de esos sueños de los que cuesta mogollón despertar,aunque la pobre Laura no soñaba,no...
Me ha encantado :)))
Besos,salvaje***

Kay dijo...

Dalia, sobre las pesadillas circulares y recurrentes, te recomiendo encarecidamente la lectura de un manga llamado Uzumaki (Espirales): el único cómic que ha conseguido mantenerme una noche en vela... ¡terrorífico!

Gracias por lo de salvaje ;P

Un beso salvaje, pues...

Nestor dijo...

Vaya con el mote más chulo, que me había currado y ahora va este cabrón y me reconoce.
Como se nota que nos hemos pasado la infancia juntos.
Y eso a que tus musas sangran. ¿Lo hacen una vez al mes o...?
PD: ¿Has visto esto: @@@@@@@@@@@@
Las arrobas parecen espirales pequeñitas.