viernes, mayo 11, 2007

Laura, 1/5


Laura bajó los escalones oscuros bastante borracha, hecho que no notó hasta que se incorporó para ir al baño, hacia el cual se dirigía con la celeridad que su estado le permitía. Se preguntaba, mientras se sujetaba a la desconchada pared con la mano izquierda, por qué demonios tenían que estar los baños en la planta de abajo, qué maléfico ser había decidido convertirlo en una costumbre popular en los pubs de Madrid. Le pareció un hecho deliberadamente desconsiderado, sorprendiéndose de las palabrejas tan cultas que evocaba su mente bajo los efectos del alcohol. -Toma ya, “evocar” dije, una más -murmuró por lo bajo. Estaba muy oscuro en aquel sótano amueblado, lo cual era bien aprovechado por dos parejas. Observó con disimulo a los cuatro moradores de aquella oscuridad. Los dos primeros eran demasiado típicos: el chulo de discoteca engominado víctima crónica del consumo de esteroides y la rubia de bote embutida en un modelito tres tallas más pequeño que ella. “Se va a asfixiar entre el encorsetamiento y los jadeos”, pensó. La segunda pareja eran dos chicas jóvenes normalitas, si bien una parecía algo más masculina que la otra. Sintió un calor familiar en su bajo vientre. El observar una escena lésbica cuando iba pedo le provocaba siempre algo de excitación. “¿Me irá también el tema?”, pensó sin demasiada convicción, sabedora de que cuando volviera a la sobriedad descartaría cualquier posibilidad bisexual en su vida.

Pasó antes las dos parejas que se desgastaban los labios y se magreaban de lo lindo para abrir la puerta del baño de las chicas, simbolizado mediante un dibujo bastante hortera de una niña en cuclillas meando dentro de un orinal. Dentro, una oscuridad mayor la envolvió durante dos segundos, pasados los cuales se activaron las luces automáticas, que despidieron su intermitente fuego azul de neón. Deslumbrada, parpadeó ante el sucio espejo que le devolvía un rostro no demasiado atractivo en aquel preciso momento. Las ojeras habían hecho su aparición, al igual que la palidez. Comprobó, no sin desagrado, la proliferación de minúsculos capilares en su nariz, fruto del alcohol o de la edad, pensó, o de la mezcla de ambos factores oxidantes. La universidad cada vez parecía más lejana, sobre todo cuando hace dos meses cumplió la redonda cifra de treinta palos. Aún sentía una punzada de envidia cuando veía a alguna crieja en el metro sacar el añorado abono de color ámbar. A pesar de ello, se consideraba considerablemente atractiva, y sabía que la desaprobación de su rostro ante la fea estampa que revelaba la luz azulada se debía más a la borrachera y la desfavorable trayectoria vertical del foco que a otra cosa.

Tambaleante, se adentró el cuarto de baño, y previa limpieza de la loza con papel higiénico, y tras perder noventa y dos segundos de reloj en desabrochar los intricados botones de su falda, que por alguna extraña razón se negaban a cooperar, se sentó en la taza del wáter y comenzó a evacuar parcialmente la cerveza que había trasegado. Una sensación de alivio recorrió su cuerpo, escapándose un sordo gemido de sus labios rojos de carmín. Se demoró un minuto más de lo necesario allí sentada, en un estado casi de meditación. Parecía una monje budista alcanzando la sabiduría en un urinario. Cuando decidió que ya estaba bien de permanecer en un entorno tan guarro, se limpió, se subió el tanga y se abrochó la falda, aunque tuvo que luchar con ella de nuevo para conseguirlo. Algo aliviada de su melopea, se lavó las manos, se recompuso sus prendas de vestir y el pelo, se retocó las líneas negras que perfilaban sus grandes ojos marrones y salió del servicio con la sensación de haber pasado allí dentro más tiempo del necesario.



Cayetano Gea Martín


2 comentarios:

Margot dijo...

Pues fijate tú que con algunos años más una acaba teniendo la sensación de que en ese tipo de noches pasó más del tiempo necesario. Prefiero no sacar conclusiones de similitudes con el water de tu prota, ays! jeje.

Por cierto... que tía te ha contado lo de la excitación lésbica cuando está borracha? Sólo ha podido ser una tía!!! confiesa!! jeje

Kay dijo...

Vaya... Alguien más que se une al club de mujer-borracha-se-duerme-en-water-inmundo, jejeje...

¿Qué pasa? ¿Que dudas de mi capacidad empática? No necesito musas femeninas para saber que a todas las tías os mola en el fondo el rollo-bollo. :p

Besosss de San Isidro