Y de nuevo en mis brazos te hiciste un nido donde poder enterrar tu cabecita loca contra mi pecho anhelante. Así volviste a mí, o contra mí, atravesando las nubes y los espejos cuajados de tigres para aterrizar en mi abrazo esperanzado, calentito, lujuriante.
Y de nuevo llegó la música, la danza, la lengua foránea y el sexo eterno, pero esta vez mejor, más íntimo y hermoso, más juguetón.
¿Y de nuevo las dudas? Esta vez no.
Y de nuevo te veré, unos días cálidos de Agosto, en los que te enseñaré Andalucía y el noble legado de mi tierra madre.
Y de nuevo llegó la música, la danza, la lengua foránea y el sexo eterno, pero esta vez mejor, más íntimo y hermoso, más juguetón.
¿Y de nuevo las dudas? Esta vez no.
Y de nuevo te veré, unos días cálidos de Agosto, en los que te enseñaré Andalucía y el noble legado de mi tierra madre.
Cayetano Gea Martín
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