La puerta se cierra, el silencio denota lágrimas, y los pasos tristes de la memoria corrompen las olas, mientras aún espero que la criatura que se arrastra detrás de mis pupilas deconstruya este mundo abominable pero hermoso, de sinfonías muertas al tacto, si podéis concebir parábola semejante, digamos gracias por los dones recibidos de mano de los griegos, kiitos.
Claro que aún surgen marejadas y desconsuelos aunque son los menos y atravesamos un momento melaza, por aquello de que hasta a las moscas, esas asiduas comedoras de mierda, la encuentran irresistible. ¿Sería ya pedir demasiado a mi grey?
¿Lo malo? Quizá la falta de experiencia kármica aún, pero, ey, ni Roma se destruyó en un día ni verle la espalda azul a Krishna va a ser tan fácil, ¿no? Al fin y al cabo, no se trata tanto de acercarse a algún dios, si no más bien el eliminarlos de la ecuación, Kant mediante.
Cayetano Gea Martín
4 comentarios:
Kay eliminando dioses,oh,no...con lo bonitos que son los del Olimpo,mucho más divertidos que otros más actuales;)
Besos***
Eso sí, conservemos a los del Olimpo, aunque sea por esos encantadores defectos tan humanos que poseen...
Besos deicidas :p
Pues nada de dioses (vale, los del Olimpo sí que estaban como chotas)...
Ohmmmmmmmmmmmmmmm
Ay, Margot, sí que estaban algo tarados, sí... ¿habrá que respetar también la vida de los nórdicos u Odín tambien está fuera de la ecuación?
¿Y el pobre Ganesha?
OOOOmmm pa ti
Publicar un comentario