lunes, julio 09, 2007

Prólogos

La vida es un prólogo, recuerdo que me dijo él en una ocasión, en aquel banco que daba al anochecer más hermoso que se puede contemplar en Madrid, el del Parque del Oeste, rumbo hacia el sur. La vida es un prólogo, repitió, con su pinta de charnego errante, como decía aquella vieja canción de pope gabacho, con su acentazo andaluz-catalán, perdido en la seca atmósfera de carácter de meseta que su espíritu de litoral nunca terminó de comprender. Quizá por eso su tristeza.
La vida es un prólogo, insistía mi amigo, una sucesión de textos iniciales, con letra Arial doce y con pocas ganas de continuar. Yo le expliqué que la continuidad, salvo de los imposibles parques, casi nunca se daba. Él me miró con sus suicidas ojos avellana y se rió para adentro, como un vaso sifónico.
No tienes ni idea, castellanufo, me dijo, utilizando ese apodó tan total y absolutamente demodé, pero que él usaba de forma compulsiva siempre que hablaba conmigo, y que extrajo de la sabiduría del Poble Sec y de Juan Marsé años ha, cuando vivía en el Barrio Chino. Y continuó. So it goes...

No tienes ni puta idea, Todo eso de que la vida es casual, levedad y falsedad es mentira. Esas absurdas teorías budistas acerca de la irrealidad de la existencia no son más que chorradas para ateos que buscan desesperadamente creer en algo. Intentar alcanzar la eternidad mediante ejemplos trillados no es útil ni verdadero. Decir que dos copos de nieve nunca son iguales revela una prepotencia tremenda. ¿Quién coño es nadie para poder afirmarlo? ¿Alguien conoce todos y cada uno? La verdad, como suele suceder, es bien distinta. Todo es un prólogo. La vida es un prólogo. Nos quedaremos siempre vomitando sangre de la rabia y la envidia ante las puertas de lo auténtico, de lo que vendrá a continuación. Nos moriremos de pena sabiendo lo cojonuda que puede ser la vida que jamás conoceremos.
Le sentaba tan bien el pesimismo que decidí adoptarlo. Una chorrada más en mi cuenta bancaria de las causas perdidas...
Cayetano Gea Martín

4 comentarios:

Margot dijo...

Pues a mí tan pesimista no me suena, mas bien con pocas ganas de que le vendan la moto...

Ah, ya, es que eso es ser pesimista, Marga, me dicen. Que os den, digo yo...

Jeje.

Que besote con epílogo. Eso sí que molaría, la vida como epílogo.

Kay dijo...

Ye te digo... Un largo epílogo estaría bien... A, calla, que ya existe... Se llama vejez...

Besos de martes torturados

DaliaNegra dijo...

jjajaja,me hubiera gustado conocerle.Lúcido,el tío.
Besos en la madrugada,Kay ***

Kay dijo...

Pues para conocerle, habría que poder fusionar en uno a unos cinco sujetos... Pero uno de ellos soy yo, je, je...

Vaya horas de conectarse a Internet, mi joven crápula, ja, ja...

Besos de mediodía bajo el incómodo alero del ordenador del curro...