Daltonismo. Desconcierto cromático, cuyo síntoma más característico es el confundir las rayas negras y amarillas de los trajes de presidiario de los hermanos Dalton.
Dama. Mujer con delirios de grandeza.
Decena. Conjunto de diez cosas inútiles.
Dedo. Apéndice deforme y peludo que cuelga de las manos y los pies de los seres humanos, en tandas de cinco. Los dedos sirven para sacarse fluidos mucosos de las cavidades del cuerpo, mandar a freír espárragos al vecino y masturbarse.
Deidad. Especie de criatura superior a usted, señora, a la que los humanos de todos los tiempos, culturas y religiones gustan de rendir pleitesía, como si se tratara de un dios.
Delfín. Cetáceo con ínfulas que se las da de listillo. Se cree mamífero y más listo que nosotros, el muy prepotente. Afortunadamente, los pescadores japoneses no dudan en sacarlo de su craso error.
Democracia. Sistema de gobierno que, teóricamente, es la dictadura de la mayoría estúpida. En la práctica, empero, la democracia es la tiranía de los cuatro de siempre; aunque eso sí, de buen rollito. Fue inventada, como tantas otras cosas nefandas, por los griegos de antaño (los de ahora no inventan gran cosa, la verdad), como tapadera legal para poder practicar gozosamente la sodomía. La democracia, en aquel entonces, se aplicaba únicamente a los ciudadanos libres. Los esclavos seguían siendo tiranizados y dados por el culo, literalmente, en este caso. Con el paso de los siglos, otros pueblos fueron contagiándose de esta fiebre democrática, hasta llegar a nuestros días. Hoy por hoy, la democracia es considerada por sus defensores como el menos malo de los sistemas, lo cual ya dice bien poco sobre ella. Las grandes potencias mundiales, después de siglos de joder en casa propia y ajena con regímenes ligeramente menos liberales, son todas demócratas a más no poder. Tanto es así, que se unen en alegres coaliciones que intentan imponer por pelotas su cutre sistema político en el resto del mundo. Y el futuro es cada día más brillante, niños y niñas.
Demostrar. Evidenciar la inutilidad de algo que creíamos válido.
Depravado. Dícese de aquel pervertido sujeto que colecciona fotos de su mujer en ropa interior.
Derecha. En política, aplícase al espectro ideológico que va desde el conservadurismo más suave hasta el fascismo más trasnochado, pasando además por aquellos partidos de ideología supuestamente de izquierdas que no dudan en cambiarse de camisa si la ocasión y el mercado de valores lo merecen.
Derrocar. Cambiar a un tirano por otro.
Descargar. Bajar cualquier tipo de material de ocio (lúdico, intelectual o lúbrico) de la red a nuestro ordenador. En España, tal acción se considera un delito, y se castiga con humillación pública, confiscación de bienes, cinco meses de cárcel y un tatuaje de la SGAE en el culo.
Desnudez. Exhibicionismo propio de las plantas y de los animales. Y de algún que otro.
Destetar. Gran putada.
Cayetano Gea Martín
2 comentarios:
Desde luego hay que ser muy depravado para hacer eso que dices. De la democracia te ha faltado decir aquello de "el menos malo de los sistemas conocidos", que diría Churchill, un sujeto al que no le importaba pasarse por el forro el ideario democrático cuando eran otros los pueblos implicados. Todo por el imperio.
Besitos.
Ya iré, cuando lo termine, haciendo entradas de personajes históricos, y le tocará el turno al señor Churchill, a su particular visión de la democracia y a su cara mitad bulldog mitad niño de dos años con hipertiroidismo...
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