lunes, octubre 25, 2010

Justicia.

Para ti es fácil. Te sientas. Esperas. Decides. Tú eres quien antecede a las consecuencias. Si decides dar tu consentimiento entonces nos vamos a la cama y, con suerte, si ese día tengo la inspiración atlética pasas un buen rato, mientras que para mí es un sueño, como una hazaña. No sabes lo que es esto. Tenerte delante, sentirte como algo intocable, un trofeo o una final de un campeonato, o algo así, y yo el insignificante bicho al que puedes aplastar con un parpadeo. En ocasiones he pensado que es suficiente con que no me mires con desagrado. Yo me siento y lo único que intento es no parecer un estúpido. Me fumo dos o tres cigarros y me bebo un par de cafés, pero lo único que hago durante todo ese tiempo es sentirme un estúpido. Lo único que intento es no parecerlo, o al menos, que no notes que me siento como tal. Jugamos diferentes juegos. Para mí es ya un hito el poder sentarme frente a ti con un café y dirigirte siquiera la palabra. Mientras tanto tengo la certeza de sentirme inferior a ti en todo. Pero no te alarmes porque eso no es malo, es sólo la constatación subjetiva de que eres tú quien tomas las decisiones. Ante las mujeres bonitas,...,déjame terminar, ante las mujeres bonitas no sé qué decir, parezco un imbécil que no encuentra su momento, que sólo dice palabras inconexas, sin sentido. Me intimidas, me haces sentir una cosa inservible que sólo puede aspirar a oler tu perfume. Lo haces de forma inconsciente pero eso no evita que yo me sienta así, que muchos otros se sientan así. Te parecerá que es el discurso de un perdedor, de alguien que tiene la estima a la altura de las colillas que pisa. Y aciertas. En realidad, si te soy sincero, es más fácil ser así. Es más seguro. Es la única forma de evitar frustraciones. Las ilusiones, a la larga, sólo crean insatisfacción. Y no es verdad que el no tener ilusiones haga que la vida valga menos. En mi caso, La Odisea vale más que unos cuantos polvos con una rubia. Mucho más. Y, ¿sabes otra cosa, ahora que por fin escupo esto? El sentirme un estúpido al hablar contigo me hace ser ateo. No necesito plantearme cuestiones científico-teológicas ni dejarme la vida en silogismos. Es sólo que el mundo no es justo, ergo Dios no existe, o al menos, no ese Dios bondadoso y justo que defienden los cristianos de buen corazón. Los niños que mueren de hambre, o los muertos inocentes en las guerras, o las mujeres violada. Esas son injusticias, pero son ese tipo de injusticias que están bien vistas, las que producen compasión, las que son políticamente correctas. Pero no se percibe como injusticia que yo me sienta estúpido hablando delante de ti, que lo único que pueda hacer es sentarme delante, mirarte un rato, despedirme de ti y hacerme una paja esta noche rememorando esta media hora, una hora a lo sumo. No pongas esa cara, en el fondo lo sabes, pero tampoco puedes hacer nada por evitarlo. No te aflijas por ello. Porque, mientras tanto, otros van por el mundo quitándose a mujeres como tú de encima, como si fuerais juguetes inservibles. Eso es lo que hace injusto este mundo. Si al menos todos nos sintiésemos igual de estúpidos. Pero no. El problema es que así seguiremos siempre. Tú me harás caso ahora durante un rato, quizá toda la noche, pero al final, en una semana o un mes te irás con el rubio que conociste la otra noche porque yo te aburriré con esta mentalidad perdedora que se resigna a las injusticias. Y tarde o temprano, te darás cuenta de ello, por lo que pretendo ahorrarte los pasos intermedios, para permitir que nuestras vidas sigan como hasta ahora, sin golpes bruscos, dejándose llevar por esto que hemos creado entre todos. En el fondo, sabes que tienen que existir tipos como yo para existan mujeres como tú. De un modo un tanto extraño nos necesitamos para desempeñar nuestros papeles Es algo inexorable. Y, por eso, lo mejor es aceptarlo. Cuanto antes mejor, sin excusas. Y dedicarse a otra cosa, a vivir, sin volver la vista atrás porque si no estás perdido. Por eso no te puedo decir que te quiero, que me quiero acostar contigo. Digamos que sería lo políticamente correcto que lo dijese y que se cumplieran los finales felices de las películas en las que el marginado se tira al final a la modelo, pero no sería justo detener así el devenir lógico las cosas. En el fondo, todo seguirá estando como está. Pero no, tú te empeñas. Al final me dirás que tenemos una buena relación y que preferirías seguir como antes, cuando nos veíamos para tomar un café y hablar un rato. Por eso no quiero acostarme contigo, porque no cambiaría nada, tal vez contribuiríamos a crear más entropía en el universo, como si no hubiese ya suficiente. A los dos días te cansarás de mí y yo seguiré siendo este energúmeno que sólo queda contigo para flagelarse, como si necesitase esta penitencia semanal. Y tal vez sea así. Desde un punto de vista un poco retorcido eres como esa muela que duele un poco y por la que uno se pasa lentamente la lengua, sintiendo un pequeño dolor agradable, suficiente, sin llegar a lo insano, pero agradeciendo ese pequeño sufrimiento. Irme contigo a la cama sería romper con eso, sería darme la oportunidad de volver a la ilusión y, por tanto, al desengaño posterior porque sabes, como yo, que lo habrá. Pero si aún sigues queriendo que nos acostemos, vamos pues. Demostrarás que no has entendido nada de lo que te he dicho...o tal vez todo.

2 comentarios:

Martuki dijo...

Esto es como cuando las ollas a presión sueltan el vapor x el pitorro, no? Sigue compartiendo.

Mai Puvin dijo...

Ayyy... ni siquiera sé que escribir. Sí, tal vez una cosa... Es probable, MUY probable que ella sin poder siquiera animarse a decirlo... sienta lo mismo que vos. Vas con ventaja.

Un abrazo, creo que en breve publicaré algún párrafo en mi blog con link directo acá.