martes, febrero 26, 2008

Qué bonito


Qué bonito es el espectáculo mediático, ese circo que juega a ser información servido en bandeja de plata desfondada.

Qué bonitas son las pajas mentales del respetable, de ese pueblo llano perdido en medio del ruido y la furia.

Qué bonito es que no se hablen de temas realmente importantes, sólamente de aquellos que den votos y jarabe de dormidera.

Qué bonitas son las palabras xenófobas envueltas en papel de regalo con un lacito rojigualdo.

Qué bonito es el hablar de nada sin decirlo todo.


Cayetano Gea Martín

jueves, febrero 21, 2008

La criatura


En la sombra, la criatura espera en la sombra
La criatura es oscura como el pecado
Y aguarda en silencio, camuflada
En la sombra.
Espera.
Sin prisas.
Su ritmo cardíaco es nulo
Pero sus ojos permanecen abiertos
Vítreos
Esperando
Observando
Relamiéndose

La criatura tiene hambre, oh, sí
Hambre de vosotros, carnaza humana
Globos de sangre
Manojos de vísceras
Y más metáforas
Os quiere devorar y sacaros hasta el tuétano
No desaprovecha nada
Reciclaje cien por cien
La criatura es ecológica
Y no como vosotros

La criatura oye pasos venir calle abajo
Espera
De su sigilo depende su bien ganado sustento
Espera, espera
Wait
Os oye venir
Espera
Vuestras risas se confunden con el ruido del tráfico
Zarabanda urbana que embota vuestros oídos
Espera
Llegáis a la altura de la criatura
No la oís saltar


Cayetano Gea Martín

lunes, febrero 18, 2008

Breve tratado sobre fantasía

Las preguntas, si están bien formuladas (y cuando vienen de quienes tienen que venir), siempre crean dudas en las almas inquietas. La mía, modestia aparte, supongo que debe tratarse de una de dicha categoría. Es por ello que, razonando sobre el tema de la fantasía en la literatura, he llegado a conclusiones que me gustaría poner por escrito.

La premisa de la que parto es la de la sugerencia de que yo sea incapaz de disfrutar con lo fantástico por el mero hecho de serlo, sin tener que recurrir a manidas comparaciones de índole cultural o mitológica. Pensando en ello, he llegado a la conclusión de que depende más del tipo de fantasía sobre el que estemos hablando que de el concepto o el personaje fantástico en cuestión.

Por ello, creo que, en función de mi propia concepción de lo fantástico como tal, y para entender este interesante punto planteado, debería hablar, primero, brevemente de mi concepto de fantasía; y, en segundo término, desglosar los tres tipos de literatura o metaliteratura fantástica que concibo como tales.

1. Lo fantástico en la literatura
Desde el comienzo de los tiempos, el hombre ha sentido una innegable atracción por aquello que desconoce, por todos esos otros mundos accesibles por vías no convencionales y alejados de la esfera cotidiana del nuestro, que no de su influencia.
La literatura, como expresión máxima, última y definitiva de la inteligencia humana, se ha hecho eco a lo largo de la historia de este sentimiento, creando corrientes y estilos que casi siempre han ido intercalados por períodos de calma y racionalidad. Así, a los movimientos románticos se les interpone casi siempre otros más modernistas o neoclásicos, aunque no siempre la línea divisoria sea obvia.
Tampoco conviene confundir el concepto de fantástico con el tan manido entre la pseudo-intelectualidad de realismo mágico. Cuando cualquier lector con inquietudes que quiere eliminar su pasado fantástico en aras de una, aparentemente, mayor calidad literaria (porque confunde fantasía con literatura menor), cae en el error de proclamar su gusto por el realismo mágico, cuando dicho movimiento literario se basa en cuatro o cinco autores consagrados nada más, siendo, claro está, Julio Cortázar su máximo exponente.
No, lo fantástico, la fantasía, la metaliteratura fantástica es otra cosa, y es un fenómeno que siempre ha habido y habrá, desde La vida es sueño a El señor de los anillos, desde La invención de Morel hasta La guerra de las galaxias. Como dijo Borges, “Yo creo que en la fantasía, la cadencia y la imagen son más importantes que el sentido. Hasta puede no tener sentido y sin embargo, ser buena”.

2. Tipos de literatura fantástica
Para entender el por qué de mi aparente impedimento a dejarme arrastrar por cualquier concepto fantástico en el cual no exista factor humano donde asirse, he dividido la metaliteratura de fantasía en tres tipos bien diferenciados. Paso, pues, a exponerlos.

Primer tipo: Fantasía como arte o fantasía mayor. Constituyen este tipo todas aquellas obras maestras de la humanidad que han pasado por el tamiz de los años y que sostienen su validez en cualquier época. Obras como El Quijote, Drácula, La vida es sueño, El laberinto de los tártaros, La invención de Morel, El Aleph, La divina comedia, etc., son fantásticas. Y a éstas sí que me siento inclinado a aceptar sus términos sin ningún tipo de duda o de premisa por mi parte, o de intentar establecer relaciones históricas o mitológicas para asimilar mejor los conceptos desglosados. Al encontrarme en manos de obras universales, me integro en su universo sin hacer más preguntas, ya que el genio de los escritores que los crean me hace ser partícipe sin reservas de las maravillas que despliegan ante mis ojos.

Segundo tipo: Fantasía media. Este tipo lo forman aquellos libros, muchos de ellos modernos o contemporáneos donde, al ser la calidad literaria buena o muy buena pero no magistral, obliga a los autores a utilizar referencias y trasfondos mitológicos que ayuden a la mejor asimilación de la historia y de los personajes. Obras como El señor de los anillos de Tolkien, Hiperión de Dan Simmons, La torre oscura de Stephen King, Harry Potter de Rowling o La guerra de las galaxias en el terreno del cine, conforman claros ejemplos de este grupo. Dado que, como ya he comentado, su calidad literaria puede estar sujeta a interpretaciones, digamos que “me tienen que convencer” con conceptos en los cuales me sienta más cómodo para poder disfrutar (en el caso de que lo haga) de dichas obras. De ahí que busque constantemente referencias cuando las leo o veo, y que si no las encuentro, ¿qué me queda? Porque si me centrara solamente en cómo está escrito, no leería nada de este tipo de obras, las cuales, por otra parte, me gustan bastante y me han aportado muchos momentos de diversión y de interesantes relaciones de conceptos.

Tercer tipo: Sub-fantasía. La definición de este tercer grupo es muy sencilla: Son aquellas obras que se basan en las del segundo tipo para crear su universo, o lo que es lo mismo, son extensiones redudantes de las anteriores. En ellas, la fantasía desplegada resulta a todas luces inaceptable, ya que parten del hecho de que no hace falta la más mínima explicación sobre nada, y que todo el mundo está empapado de la pseudo-ficción en cuestión. Amén, claro, de que la calidad literaria suele ser baja o nula, por lo que son libros de consumo rápido destinados a un público muy específico y que conozca mucho los entresijos de la historia y que, claro está, no se plantee el por qué de tanta mitología de tercer orden.

En definitiva, creo que la imposibilidad, a veces de “dejarse llevar” por un personaje o una historia fantástica se debe más, por lo menos en mi caso, al tipo de fantasía que se trate más que a una ceguera fantástica a priori.
Cayetano Gea Martín

viernes, febrero 15, 2008

No todo está perdido


Y por qué no poner las manos sobre la lluvia de los dioses olvidados, pregunto al viento que no responde. Por qué no seguir intentándolo, no hay motivo para no hacerlo, cojones. No todo está perdido ni todas las horas tienen por qué ser tristes. Detrás del desgarrón en el cielo, de los toreros y de los turistas, de los críticos de cine y los cocineros de humo y mandil limpio, detrás de todo olvido pertrechado desde las barricadas mediáticas y los pendientes con liftings de Ramoncín, seguimos estando nosotros, aunque nuestro mayor acto de rebeldía consista en leer a Proust a la sombra de los castaños, sabiendo que la literatura es una mierda dulce y posiblemente la única expresión auténtica de inteligencia.


Cayetano Gea Martín


Somos el aire y el cielo cautivos
Esperma negro que ha de conquistar
Su espacio en el mundo de los elegidos
Rumbo al país de Nunca Jamás
Morti

lunes, febrero 11, 2008

Auto cameo fruto de un ego desmedido...

... O por qué intentar dedicarse a escribir cuando seguro que me iría mejor dedicándome a la cría de berberechos en cautividad...

Lo nuevo, lo pulido y que brilla con luz propia no necesita de campañas publicitarias para que llegue al corazón humano... No así es el caso de mi magna ópera prima... Después de un par de años raudos, mi primer libro está cuasi listo para pasar a la fase de la editorial... Es una antología de los relatos que he ido colgando en el blog y que más me han gustado. Ahora mismo están pasando bajo el tamiz de mis correctores de estilo (por cierto, Pedro, hay una copia para ti calentita esperando aburrirte). Cuando lo revise tras sus sabias indicaciones daré el paso definitivo con el que llevo soñando demasiado tiempo sin materializarlo: publicar.

Permaneced atentos, caros amicos, ya que pronto habrá más novedades al respecto... Aunque leerse un libro entero mío (aún en el caso de ser más bien cortito) puede provocar daños irreparables en el cerebro, convirtiéndoos en futuras y futuros savants incapacitados para cualquier tipo de comportamiento socialmente admitido...

Teke-lili, teke-lili (Lovecraft dixit)

Best regards,
Cayetano Gea Martín

PD: La tardanza que se produzca en este asunto de ahora en adelante responderá a muchos factores, siendo el principal y conductor de todos los demás el hecho de que la mochila donde guardé las copias impresas me ha sido sustraída vilmente en mi puesto de trabajo. Yo sabía que el BBVA es un nido de ladrones, pero no hasta este punto... >:( ¡Bastardos!

Kay

jueves, febrero 07, 2008

Eduardo y yo

Con placer, con el inmenso placer ya conocido, como el más cómodo de los pijamas, termino hoy de releer La verdad sobre el caso Savolta, de mi admirado Eduardo Mendoza. Y como siempre, su estilo depurado y su prosa rápida me han vuelto a cautivar. Es curioso, no me acordaba de lo muchísimo que admiro al barcelonés. Claro que, también, si tuviera que retener en mi memoria inmediata a todos los escritores que me gustan, probablemente me explotaría el córtex frontal.
En el caso de Mendoza, lo que más admiro de él es esa facilidad natural narrativa que posee, esas frases que parecen que estaban ahí ya, a la espera de que él las reclamara como suyas.

También me fascina su sentido del humor, incluso en la novelas más serias, tales como la referida o La ciudad de los prodigios; ese humorismo innato que destilan sus personajes, de engolados diálogos, o las descripciones del entorno en el que se desenvuelven, sobre todo en Barcelona, en esa Barna eterna, hermosa y fea, humana y fría, amigable y terrible, a lo largo y ancho del siglo XX, con su colección infinita de personajes esperpénticos.

Eduardo Mendoza ha sido, y es, un autor muy importante en mi vida literaria. No puedo evitar leerlo y verme contagiado por su prosa cuando intento, acto seguido, escribir. El estilo me surge totalmente mendociano, con esa verborrea prosáica algo pasada de moda con la que se suelen desenvolver sus personajes… Como me está sucediendo ahora mismo, claro.


Cayetano Gea Martín

lunes, febrero 04, 2008

Sueño a veces.

1.
Sueño a veces,
O imagino
Qué más da,
Que escucho una palabra tuya.
La palabra
Crea un universo,
Nuevo y único,
Morada inédita de nuestras almas.
La palabra,
Apenas pronunciada,
Me arranca
Me desarraiga
Me expulsa
Me destierra
Del universo que se ve,
Se palpa y se huele
Y me conduce, presuroso,
Al mundo único
Del único sonido de tu palabra pronunciada.

2.
Te veo en el sueño,
O en la imaginación,
Qué más da,
Tomándome de la mano
Arrastrándome como torrente
Vida abajo,
Prolongándonos -juntos-
Días y años,
Conduciéndome tu sonrisa
A la luz final,
Que es sueño o tal vez imaginación
Qué más da,
Pues es tu pérdida completa,
Mi descanso, por fin, de tu búsqueda.