viernes, junio 30, 2006

Locuras de desconsuelo

Locuras de desconsuelo me mecen al mirarte, al besarte, al poseerte hoy, hoy, por última vez, por un sueño que se pierde por el sumidero de pesadillas que me hace desear morirme si con ello consigo conservarte, tenerte, y jamás perderte, pero tu cuerpo desnudo que miro con mis manos y mi boca por última vez posee la templanza de otro instrumento ya, otro acorde quizá más sensato y más brillante que yo, lo sé, lo conozco, lo cojo y lo admiro, y lo siento en el alma que no hay nada más en el valle de lágrimas en el que moro, perro faldero de ama cruel, de corazón roto y de coraza vacía, y huyo cual cobarde apaleado por la conjura tuya, que jamás me volverá a conjurar, y corro, corro por la noche triste en la que todas las estrellas se ríen de mí, de mí y de mi destino incierto sin brazos, sin pezones rosados, sin vello castaño que besar con mi frente, sin encontrarte más, más, nunca más, mientras me terminan de poseer estas locuras de desconsuelo.


Cayetano Gea Martín

jueves, junio 29, 2006

Huida

Estoy cansado de correr. Pero aquí, al fin, estoy a salvo de él. Dijo que me perseguiría hasta el fin del mundo...

Pedro Garrido Vega.

martes, junio 27, 2006

Pierradas V (creo)


La iletrada imaginación de Monsieur Menard

Siempre me sorprendió la basta cultura que poseía Pierre. No había tema, arte o ciencia que no dominara, amén de su gran capacidad de síntesis. Y lo cierto es que me maravillaba más si cabe por el fascinante hecho de que era prácticamente un iletrado. Pierre se jactaba de no haber leído en su vida más de tres libros (otro día diré cuáles), sin contar algún que otro folleto turístico, y que el consumo de literatura no era en absoluto necesario para generar más literatura.
¿De dónde, pues, le venían las ideas? ¿De dónde procedía ese torrente de imaginación, esa profusión artística que le llevaba a escribir y a enfrentarse con éxito contra la rígida prosa, el complicado verso y la ardua dramaturgia? Baste aquí recordar, aunque dudo que nadie que lea estas modestas líneas ignore el hecho, que Pierre Menard fue el autor del Quijote. O más bien dicho, que escribió de nuevo El Quijote sin haberse leído una sola línea de la magna obra.


Las hipótesis

El por qué y sobre todo el cómo de la hazaña que efectuó Pierre, la invención contemporánea de la mayor obra literaria que vieron y verán los siglos, a provocado numerosas hipótesis en el seno científico, religioso y filosófico. Mi amigo y maestro, M. Menard, gusta de recortar y coleccionar algunos de ellos, ya que ni él mismo es consciente del origen de su fantástico don.
Señalo a continuación algunas frases que resumen las ideas básicas de dichas teorías:

Monsieur Pierre Menard basa su talento artístico en una peculiar dureza en la superficie de su rostro (...) Éste (su rostro), al que podríamos casi nominar como pétreo, hace que el sujeto en cuestión carezca por completo de sentido del ridículo o de escrúpulos.
M. Gerard Gauna, cronista deportivo

Resulta obvio que para comprender el talento de este ‘nuevo autor del Quijote’ hace falta mucha fe. Pero mucha, mucha.
Padre Antonio Díaz Viena, antiguo sacerdote y profesor de autoescuela

A veces pienso en todos los inocentes que he mandado a la cárcel y cómo algunos que se la merecen campan a sus anchas diciendo gilipolleces.
Juez Melchor Zampón, azote de homosexuales y madres viudas

Curioso caso, el del sujeto de estudio. A simple vista, se nos presenta como el típico sinvergüenza, que, con una falta total y absoluta de inteligencia, pero sin dejar de presentar por ello cierto sentido picaresco, se adjudica una especie de neopaternidad hacia la obra magna, por otra parte, totalmente indemostrable.
Pero, ¿y si fuera verdad? ¿Y si M. Menard no fuera un caradura sino que realmente hubiera hecho lo que él dice que ha hecho? ¿Qué explicación podríamos dar a semejante supuesto? ¿Habría que explorar las complejas aguas del budismo para así, conseguir afirmar que Menard es una suerte de reencarnación del genio español?

Lauri Perjantalainen, puericultor finés

¿Sería cierto? ¿Sería verdad que mi amigo fuera la reencarnación de Cervantes? Es una teoría que me veo avocado a investigar...
Cayetano Gea Martín

viernes, junio 23, 2006

Descargas


Camino sobre tus hombros
Me apoyo en tu pelo
Siento el olor que emanas
Y que desaparece en el abrevadero
Entre blancos ecos de vida
De tus errores venideros
Que aquellos héroes pasados
Repetirán el día D entero
El día en que las egoístas rosas
Se conviertan en pasto del frío de enero
-
Aquel niño que
Me miraba la otra tarde
No tenía un rostro
Sino dos agujeros ausentes
Que succionaban su faz
Aquel niño que
Como monstruo de sueño moribundo
No terminaba de matarse
Ni me dejaba morir
-
Por mi ventana, por mi ventana
Se escapan tus dedos cortados
Antaño gloriosos, antaño amados
Hoy cantan al filo de la madrugada
-
Quién no fuera hoy suspiro
Para morir en tus labios
-
Vuelven a mí
Olas del pasado
De sensualidades perdidas
De caricias robadas
Sobre el cuerpo amado
¡Oh, vida, vida!
Que te perdemos,
En estériles ríos de semen
-
Mi abuelo soñó con mi nacimiento
Hoy yo sueño con su muerte
-
Las arrugas del rostro
Jamás son hermosas
Sino terribles muestras
De la azada que usa el tiempo
Para labrarnos la cara
Cayetano Gea Martín

miércoles, junio 21, 2006

Relato un tanto científico: el hombre que fue par, impar y...

Cuando nació era un ser par: tenía dos ojos, dos cápsulas suprarrenales, dos orejas, dos piernas, dos hemisferios cerebrales, dos manos, dos pulmones, dos testículos, dos riñones, dos aurículas, dos ventrículos, dos uréteres, dos clavículas. Si realizásemos una sección transversal de su cabeza dividiéndola en dos regiones exactamente iguales, hallaríamos un número par de cabellos en cada una de ellas.

Pero las pruebas a las que Dios le sometió fueron numerosas y de variada naturaleza:
1.Su ojo izquierdo comenzó a envejecer más rápido que el derecho. A los diez años se le secó.
2.Le fue extirpado el pulmón izquierdo a los treinta años porque era el único al que iba a parar el humo de los cigarros que consumía sin cesar.
3.Una novia muy recatada le había dicho te quiero al oído. Cuando se convirtió en ex-novia se llevó como recuerdo de su indiscreción su oreja izquierda.
4.Perdió su mano izquierda en el Metro. Se quedó adherida a un trasero femenino. Ya no supo más de ella pero tampoco le importó. Les deseó a ambos mucha felicidad.
5. Su riñón izquierdo, malhumorado por el trabajo diario, decidió no trabajar más. La inactividad acabó con él.
6.Perdió su testículo izquierdo en una refriega. Mi natural empatía impide la narración minuciosa de este punto.
7.Perdió la pierna izquierda en una bifurcación de caminos. La derecha quiso tomar una de las direcciones; la izquierda, la contraria. Esta última decidió emprender el viaje sola.
8.Llegados a este punto (que no es otro que el 8), si realizásemos una sección transversal de su cabeza dividiéndola en dos regiones exactamente iguales, hallaríamos un número impar de cabellos en cada una de ellas.

Tras el puno 8 podemos considerar que ahora nuestro protagonista es el hombre impar.
Se encuentra en el hospital aquejado de un intenso dolor de cabeza. Tras las pruebas pertinentes el médico se sienta frente a él y le comunica:
-Tiene usted un tumor en el cerebro. Para evitar que pudiera extenderse hemos de retirar completamente el hemisferio izquierdo.
Pedro Garrido Vega.

martes, junio 20, 2006

Lo inevitable, superado.

Él y ella salen cada noche a la calle, con la excusa de pasear a sus perros y durante ese cuarto de hora de tregua familiar se contemplan en los ojos del otro, se susurran declaraciones y agotan sus caricias. Cuando el tiempo de la tregua cesa se separan y se marchan cada uno a casa, con el pensamiento anticipándose a su nuevo reencuentro.
Él y ella se encuentran una última noche mientras Luna y Konrad juegan sobre césped húmedo. Ella le dice: me mudo. Lo sé, contesta él. Te quiero, dice ella. Lo sé, dice él. Y se separan, con la sensación de lo inevitable lacerando sus corazones.

Él vive con su mujer y sus dos hijas una vida apacible. Monótona. Abre la puerta de casa y encuentra un aviso de Correos para recoger una carta y un paquete. Es ella. Se marcha corriendo y llega sin aliento. Pide, primero, la carta:

A veces la vida nos condena sin que hayamos siquiera comenzado a merecer el castigo. Tal vez eso es lo que nos ha ocurrido. Pero puede que hayamos podido superar ese obstáculo (de forma un tanto heterodoxa, eso sí). No te voy a olvidar. Gracias a ti conozco la felicidad. Gracias a ti. Gracias.

Pide el paquete, que no es en realidad un paquete, sino una jaula en la que bosteza un cachorro de pastor alemán. En una pegatina al borde de la jaula, las siguientes palabras: se llama Konna.
Pedro Garrido Vega.

viernes, junio 16, 2006

El tesoro de los hombres

Lisandro, rey de los espartanos, yace sobre su lecho tras la gran victoria obtenida frente a Atenas en la guerra del Peloponeso. Cierra los ojos para abrirlos en el sueño. Se ve en el Olimpo, rodeado de Zeus, Atenea, Apolo o Heracles, a los que tantas libaciones había ofrecido durante su vida. Zeus, con voz atronadora, realiza el ofrecimiento:
-Lisandro, rey, hijo de reyes y hoy, rey de reyes, los dioses del Olimpo nos postramos ante ti y te ofrecemos formar parte de él y ser el dios de los dioses. Te ofrecemos la posibilidad de ser omnipotente, el conocimiento absoluto del pasado y el futuro, e incluso de los pasados y futuros que nunca serán, la conciencia de todas las posibles combinaciones de átomos del universo.
Lisandro se incorpora y replica:
-La omnipotencia y la suprema sapiencia son abominaciones que no deberían existir ni siquiera en el pensamiento. Agradezco, pero rechazo vuestro ofrecimiento. No deseo ser dios porque no soportaría la idea de no emocionarme al leer la Odisea por primera vez.
Termóclates de Tebas, (siglo IV adC)

jueves, junio 15, 2006

Nacer de nuevo

Nacer de nuevo, nacer de nuevo
Entre promesas de vástagos
Y oleadas frías de recuerdos

Carmín sucio de amaneceres vagos
Envueltos en la bruma roja del riachuelo
Que crea marejadas en los lagos

Te hago nacer de nuevo y te invento
En una mariposa triste sin polvo en las alas
En el niño que sueña con la muerte de su abuelo

Me inclino hacia ti, para poseer tu alma
Te seduzco, te beso, te cazo al vuelo
Te miro y hago nacer de nuevo tu cara

El sudor de la vida pegado a mis dedos
El calor de la noche que ciñe mi esperma
Cuando nazco de nuevo, de nuevoEn el dulce jengibre de entre tus piernas


Cayetano Gea Martín

Tres cuentos breves

Dada mi actual desidia para escribir me aprovecharé del (magnífico) trabajo de otros para solaz de los lectores de este blog.

La salvación, de Adolfo Bioy Casares.

Baby H.P., de Juan José Arreola.

El precursor de Cervantes, de Marco Denevi.

Como veréis los tres enlces corresponden a la misma página web. Allí podréis encontrar un gran número de cuentos de numerosos autores. Echadle un vistazo. Merece la pena.

Enlace a Ciudad Seva

Pedro Garrido Vega.

viernes, junio 09, 2006

Magia

En silencio me adentro, sin compartir más deseos que los de este sueño de hechicero, de chamán, de rebanador de cabelleras y coleccionador de prepucios, admirado por unos, despreciado por otros. Aunque todos acuden a mí tarde o temprano, claro. Cuando necesitan un filtro de amor, cuando desean que su vecino, aquél con el que tienen una disputa por un quítame allí esa linde, cuando necesitan saber lo que les deparará el traicionero futuro, o cuando desean que su hija sangre en la noche de bodas. Aún así, siempre me temerán, lo cual es bueno para el negocio. Necesito clientes respetuosos, temerosos de los poderes celestiales que los dioses primigenios me concedieron, que los ancestros milenarios depositaron en la palma de mis sabias manos.

Por mi morada han desfilado todos los dignos de llamarse poderosos: temibles reyes, caducos sabios, virginales damas, viriles militares, incluso, camuflados, teólogos y científicos. ¡Oh, cómo caen el Dios cristiano y la todopoderosa ciencia cuando se apaga la luz, nos metemos en la cama y temblamos ante nuestro destino y muerte, nuestra propia muerte, cada noche más cercana! ¡Cómo entonces aquellos que me insultan y me vituperan, que me acusan de sacar partido de las supercherías del pueblo, cómo entonces se arrastran para que les saque del pozo de su inteligencia, del estanque vedado de su sabiduría!

Pero en la hoguera de las vanidades que prenden a mis pies, disimulan sus ansias y sus temores efectuando sistemáticas cazas de brujas. Me señalan con su dedo y me acusan, me acusan de enriquecerme del miedo ajeno. ¡Me acusan! ¡Ellos, ellos! Ellos, que no dudan en demonizarme, en pregonar a los cuatro vientos que soy un falaz, un granuja digno de la picaresca española. ¡A mí! ¡A mí que lo único que hago es dar esperanzas a aquellos desdichados que se encuentran perdidos en un mar de lágrimas! ¡A mí que erradico en dolor ajeno al módico precio de siete euros el minuto!


Cayetano Gea Martín

sábado, junio 03, 2006

Dos deseos

El joven Sharimad, perdido en el vasto desierto arábigo, encuentra, sepultada bajo la cálida arena, una vieja lámpara, que frota para devolverle su lustre original. De su interior surge un espeso humo que adquiere rápidamente la forma corpórea de un genio:
-Soy Basienoth, el genio encerrado en esta lámpara durante siglos, el que todo lo puede. Por liberarme de esta penosa prisión te concederé dos deseos. Pide pues lo que gustes.
Sharimad piensa, mirando al horizonte durante un minuto.
-Deseo un espejo.
-Concedido.
Al instante aparece un espejo frente a Sharimad, que contempla su propio reflejo con detenimiento.
-Puedes ahora pedir tu segundo y último deseo.
Sharimad se contempla una vez más en el espejo antes de pronunciar las palabras que conforman su segundo deseo.
-Quiero ser tú.

Pedro Garrido Vega.