martes, noviembre 29, 2005

Somos


Somos un poder grande, una fuerza de la naturaleza. Nuestra voz es el canto del viento, que poderoso vuela contracorriente, no acepta las mentiras dogmáticas ni los evocadores cantos de sirena que proclaman aquellos tuyos que nos llaman imbéciles en nuestros propios rostros.

Somos la calma antes de la tormenta, el silencio magnético que precede a la batalla. Nuestros nombres están escritos a fuego en tu inmaculado libro de registros, ése que utilizas con firme mano diestra mientras tu secretaria por horas completa su jornada laboral de rodillas por debajo de tu barriga.

Somos tu miedo de medianoche, la pesadilla en la que temes despertar. Nuestro corazón sufre en mal pagado silencio los embates de tu injusticia, de tus codiciosas ansias de poder, de tus barriles y tus dólares, de tus brillantes ciudades, de tus engrasadas armas.

Somos los que no nos callamos ante tus atrocidades. Somos los auténticos representantes ilegales de aquellos a los que marginas, asesinas, robas, violas, humillas, mutilas, denigras o encierras en campos de concentración con uniformes naranjas.

Somos los que te derrocaremos algún día. No somos violentos. No somos asesinos. No te pondremos la soga al cuello. Pero acabaremos convenciéndote para que te suicides. Y aplaudiremos tu noble gesto.

Somos, existimos, somos. Y no podrás silenciarnos a todos.


All your tyrant dreams will fall
We’ll rise from the ashes
And wait for the call
Against the masters

Kay Hansen – Strange World
Cayetano Gea Martín

sábado, noviembre 26, 2005

Buscando la redención a través de la bendita lujuria


Tres
Bellos
Momentos
Necesité

Para escalar
Con alevosía
Y cálida porfía
Tu oscuro cuerpo lunar

Tenebrosa cual luna nueva
Se abren tus pétalos de par en par
Y comienzo rápido a devorar
Todo rincón en tu carne morena

Buscando la redención a través de la bendita lujuria

Me nublo por los placeres desbocados
Que tu cuerpo cimbreante produce
Cinco sentidos extrapolados
Ajenos brillan y relucen

Se me empapan melosos
Los ojos y la nariz
Mi rostro ansioso
Vuela hacia ti

E implosiono
Y acabo
¡Llego!
Fin
Cayetano Gea Martín

jueves, noviembre 24, 2005

AKELARRE (malo pero sentido homenaje al gurú del Rock)




Camino con las manos en los bolsillos y el cigarrillo posado en mis labios que me hace toser y bizquear a causa del humo. Oteo a mi alrededor, intentando atrapar miradas de anhelo y acople tatuadas en los jóvenes rostros femeninos, en sus ojos pintados de panteras adolescentes. Como siempre, lo que observo es desdén y cierta invisibilidad, como si no existiera. Ya ni frustración siento, tan acostumbrado estoy. A mis dieciocho años, todos los sábados me parecen iguales, todos los rostros femeninos el mismo, su desdén idéntico. O eso creo. No se puede estar seguro. ¡Ojalá el mundo fuera como en las películas de madrugada del Canal 7!

Camino por el céntrico barrio de Argüelles con destino fijo. Mi ángel me recuerda que el examen de Selectividad está a sólo dos semanas de convertirse en una dolorosa experiencia empírica que sentiré sobre mis propias carnes. También, de paso, me comenta que no tengo nada planeado para después, que mi destino no existe si no lo forjo, y que detrás de este verano, el último verano libre, las tierras baldías ocuparán todo el horizonte. Mi demonio vuelve a llenarme el coco con agradables pensamientos narcóticos, tales como el lugar hacia donde me llevan mis pasos, mi cercano cumpleaños, el nuevo número de Spawn que duerme en mi mochila, cuándo coño saldrá el próximo disco de Stratovarius y los rumores que me van llegando acerca de la nueva trilogía de Star Wars que están rodando.

Mis pasos me llevan hacia cierto lugar conocido desde hace ya un par de años, quizá más. Allí he quedado con mi bien nutrido grupo de amigos, todos ellos amantes como yo, del mismo tipo de música que descubrí tiempo ya, cuando en casa de uno de ellos escuché el tema ‘Rebellion in Dreamland’ del grupo alemán Gamma Ray y vi la luz. Tuve entonces lo que después, a base de leer mucho, he conocido que se denomina epifanía, que suena mucho más importante y menos católico que revelación.

Es por ello que amo el lugar al que voy, a ese templo pagano cuyo sumo sacerdote es una especie de gurú, de guía espiritual. En su haber se halla la mayor colección de música cañera que vieran los siglos. Cientos, qué digo cientos, miles de compactos se agolpan unos contra otros deseando ser escogidos por la sabiduría popular del mayor y mejor pincha discos de rock que ha conocido esta ciudad impía (y parte de La Mancha): Jose.

Ya estoy llegando. Atravieso la marea de niñatos borrachos y me planto en la puerta del garito. Qué digo garito. El cielo, éso es lo que es. Con paso decidido, cruzo el umbral y entro en el Akelarre…
Cayetano Gea Martín

lunes, noviembre 21, 2005

Luna


Madre Selene de argentadas alas
Cara de cráter sobre el cielo azul oscuro
Iluminas la escarcha, aura de plata
Apagas la noche, cáliz de arrebol puro

Generosidad no es lo que te falta, Madre
Ni terror a la muerte que lastre tus pasos
De soledad se intenta vestir mi carne
Cuando te vas en pos de otros astros

Aquella noche de vuelta y de hambre de duelo
Desandaba el camino cuando oí tu canto
Alcé mi rostro trémulo contra el frío cielo
¡Y allí estabas, madre de arrecifes blancos!

Apresabas la noche que se extendía a placer
A tu alrededor, sin saber bien, lastre invernal,
Si comenzar a morir o empezar a nacer
O dejar paso a tu gélido rostro inmortal

¿Cómo debe ser, te pregunto, madre
Ser tú allí arriba y contemplarme?
Tus ojos tristes de mares de piedra
Me observan y se burlan de mi medra
De mi levedad, de la muerte carmesí
Que se esconde certera detrás de ti
Cayetano Gea Martín

viernes, noviembre 18, 2005

SEMPER AETERNA


A diferencia de Borges, yo no me senté en un banco a esperar a mi yo futuro, y viceversa, sino que el futuro se dibujó ante mí en forma de mujer, como siempre sospeché que se presentaría mi destino y mis años por venir.

Mientras, acodado en un banco del Paseo del Prado, me asomaba por cuarta vez a la fatalidad que se esconde tras las imposibles dramaturgias de Maurice Maeterlinck, la ví, la ví antes mí, y quedé perdidamente enamorado de ella.

Era de una belleza nórdica deslumbrante, Embla indomable, madre de Midgard, y de origen suomi, como me reveló después. Su pelo de heno refulgía entre lisos bucles contra la fría luz de noviembre. La Venus indómita, ‘Virgin Mary undone’, que se acercaba hacia mí gozaba de líneas y curvas que hubieran hecho enloquecer al más habilidoso de los escultores, al resto de los hombres y sospecho que a un nutrido número de mujeres.

La diosa se situó ante mí, su pubis demasiado cercano a la altura de la cara para lo que aconsejaba el decoro. Tampoco creo que el decoro hubiera aprobado que yo contemplara sus pantalones vaqueros con tanto detenimiento y devoción como lo hice. Con un suave pero imperatorio gesto me arrebató el libro y lo contempló con juguetón detenimiento. En sus ojos azules se reflejaba la portada. -Es… es un simbolista belga-, me atreví a farfullar, sin saber bien qué decir. Sus ojos de aquel color (color de mar, de bombardero) me miraron y diseccionaron mi alma y mis deseos ocultos. Después, se acercó hasta que pude notar el perfume del aliento de su boca, y creí morir medio embriagado del koskenkorva de su voz, cuando me susurró al oído: -Minä lukea jo, batty-. Después, me desmayé, y soñé con las Eddas.

Desperté a su lado, en un apartamento de Helsinki desde el que se veía el monumento a Sibelius.
Allí sigo hoy, tres años después (aunque no sé si he soñado estos últimos mil días), deseando que esta sensación sea siempre eterna.
Cayetano Gea Martín

martes, noviembre 15, 2005

¿De nuevo?

Acobardado entre el silencio y la muerte,
acodado sin vida entre despojos,
veo, veo, veo, la fatal autocomplacencia de tenerte
entre dedos muertos, fatuos, rojos.
Acojonado, en un rincón oscuro y de mares tenebrosos,
y acostumbrado ya a tu hueco,
de nuevo hablas, de nuevo, la locura y el dolor perezosos
se asoman raudos de nuevo.
De nuevo, de nuevo, ¿dudaré? Ya no, alma de velo.
Ya no, cruel animal bicéfalo.
Ya no te espero desflorando madrugadas de duelo:
la margarita sin pétalos
yace muerta de frío sepulcral entre mis dedos
Cayetano Gea Martín

lunes, noviembre 14, 2005

Rebirth (king of a thousand tears)

Extendiendo mis alas de cristal por octava vez, creo
(siempre tántrico y keatsiano número ocho, maldición)
Comienzo de nuevo a ver, a ver, a nacer del seno
de una madre que medra entre amaneceres de níveas polillas

Reinventando el color de las cosas sencillas
(si lo sencillo es un viaje astral a Hiperión)
Veo tu rostro como una esperanza de semillas
y a los esqueletos de mi armario desapareciendo

Renombrando a las paredes por su triste nombre de sentimientos
(las paredes de ojos borgianos como tigres ante el cristal)
Me alzo sobre los santos cuerpos de aquellos cientos
que siempre me han amado y me han izado a la tierra

Recalibrando mi mente con esperanzas nuevas
(Fiodor lo definió mejor que nadie al describir mi mal)
Abandono los crímenes pasados y las infinitas eras
De suicidios, suicidios y la rueda de Dharma girando y girando.

Replantando flores de corona funeraria que me negaron
(la corona que corona la corona tártara de Dino Buzzati)
Nazco de nuevo, igual de torpe, pero, como perro apaleado
más rápido a la hora de esquivar tus criminales golpes.

Tus criminales golpes, ¡oh vida, vida!
Vida amada y temida, de dolor, dolor, dolor…
¡De incertidumbre eterna y de eternidad incierta!


A leader, a learner
A lawful beginner
A lodger of lunacy
So lucid in a jungle
A helper, a sinner
A scarecrow's agonizing smile

Rafael Bittencourt - Rebirth
Cayetano Gea Martín